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ALMUDENA ÁLVAREZ
Palencia
Lunes, 16 de agosto 2021, 08:38
Hacer transferencias, cancelaciones, domiciliaciones o algo tan simple como disponer de dinero en efectivo en el momento se ha convertido en misión imposible en muchos pueblos de la provincia de Palencia. De hecho, como revela el informe 'Infraestructura del efectivo y vulnerabilidad en el acceso ... al efectivo en España' del Banco de España, en Palencia hay 23.231 personas que no tienen acceso directo a dinero en efectivo, el 18,2% de su población, y 162 pueblos no tienen cajero.
El cierre de unas entidades bancarias y la fusión y reconversión de otras ha derivado en la desaparición de miles de cajeros y puestos de trabajo, dentro de un proceso progresivo que ha afectado con mayor virulencia a las zonas rurales, donde ya de por sí escaseaban estos servicios con la excusa de la orografía y la demografía, la falta de población y de cobertura, la búsqueda de eficiencia y la ineludible digitalización.
Un proceso de modernización que ha dejado a los vecinos de municipios como Ampudia, Amusco, Cascón de la Nava, Castrillo de Villavega, Frechilla, Magaz y Monzón de Campos con la diatriba de meter sus ahorros bajo el colchón o desplazarse a otras localidades cercanas o a la capital palentina para disponer de su dinero y realizar operaciones que hasta no hace mucho podían hacer en su pueblo.
Una situación que cada vez es más común en el medio rural, como señala el alcalde de Ampudia, José Luis Gil, que ha visto como en los últimos años la localidad pasaba de tener dos entidades bancarias operando en su municipio a quedarse sin nada. «En Ampudia nos hemos quedado sin banco y sin cajero», asegura el regidor, que ha asistido a la fusión de las dos entidades que había y a su posterior cierre.
«Pero siguieron prestando el servicio a través de una oficina móvil con cajero que llegaba al pueblo un día a la semana», explica. Y desde hace unos meses ni eso. «Hace unos meses decidieron quitar las oficinas móviles y nos hemos quedado sin nada. Venían un día a la semana, pero el servicio era suficiente, porque la gente mayor que tenía que sacar dinero o pagar algún recibo, lo podía hacer», relata. Porque, como destaca José Luis Gil, para los jóvenes no hay mayor problema: «lo hacen todo con el móvil». Pero hay muchas personas mayores que no tienen internet, no saben hacer gestiones de forma telemática y ni siquiera disponen de coche para desplazarse a otros pueblos a hacer estas gestiones. «Para ellos ya era difícil con el cajero, pero podíamos echarles una mano para usarlo. ¿Pero ahora?», se pregunta el alcalde de Ampudia.
La misma situación se vive en Magaz de Pisuerga. «Es una pena», asegura su alcaldesa, Patricia Pérez, que ha visto cómo hace años cerró la sucursal «de toda la vida», que estaba en la plaza y cómo ahora desaparece la oficina móvil, que hasta hace unos meses llegaba un día a la semana y hacía un apaño. «El problema es que a principios de año dejó de venir y de prestar ese servicio sin dar ninguna explicación», se lamenta la alcaldesa. Y eso que desde el ayuntamiento no pudieron darles más facilidades, porque tenían las llaves del edificio para enganchar la luz y usar los baños y «de buenas a primeras nos las devolvieron sin explicaciones y sin siquiera sentarse a buscar una alternativa».
De esta forma lamenta la falta de voluntad de las entidades bancarias para buscar soluciones y seguir prestando un servicio que es fundamental, sobre todo en los pueblos. No solo porque hay muchas personas mayores que no pueden desplazarse, también «por los quebraderos de cabeza» que supone tener que hacerlo, y sobre todo porque, además, hay que tener en cuenta que en los pueblos no tener efectivo es un problema, porque la mayoría de las tiendas no aceptan pago con tarjeta. Y todo acaba repercutiendo en el desarrollo económico del municipio, «porque si tienes que ir a Palencia a sacar dinero, ya de paso, consumes y compras en la capital», sostiene.
Un descontento que han trasladado a la Diputación de Palencia, buscando respaldo institucional y apoyo para alternativas que no acaban de cuajar, a sabiendas de que no hay una ley que obligue a los bancos a quedarse en los pueblos, pero conscientes también de que las administraciones tienen que llegar donde no llegan las empresas privadas.
Mientras llega la respuesta institucional, los alcaldes de los pueblos perjudicados están mirando hacia otras provincias y comunidades en busca de alternativas como la instalación de cajeros automáticos universales, el uso de la red de las oficinas de Correos, los cajeros en bibliobuses o la posibilidad de retirar dinero en efectivo en establecimientos comerciales como estancos o administraciones de loterías.
En Magaz hasta valoraron la posibilidad de habilitar un transporte gratuito para facilitar el traslado a las personas que no dispusieran de vehículo, pero resultó ser inviable, explica la alcaldesa.
Muchos se han interesado por la posibilidad de implantar cajeros universales, una de las soluciones que más gusta a los alcaldes si no fuera porque «es muy costosa», asegura José Luis Gil. De hecho, en Ampudia han tenido conversaciones con una empresa de seguridad para instalar un cajero, pero aún no se han decidido, porque tendría un coste de unos 10.500 euros al año. «La empresa lo instala y se ocupa de su mantenimiento y de la seguridad», explica José Luis Gil. «Sería la solución ideal para ofrecer el mejor servicio», afirma convencida Patricia Pérez, «porque en estos cajeros se puede operar con varias entidades bancarias, todos los días y a cualquier hora», señala.
Pero conseguirlo es complicado, por eso quieren sumar los intereses de varios pueblos para que a estas empresas les resultara rentable poner estos cajeros universales y «se animen». Además de contar con el necesario apoyo de la Diputación para financiar su coste y contrarrestar un modelo de negocio, el de las entidades bancarias, que no está diseñado para el medio rural.
Ponen como ejemplo el Plan Piloto puesto en marcha por la Diputación de Valladolid, que va a instalar cinco cajeros automáticos en cinco pueblos que se quedaron sin oficinas bancarias. O los cajeros en los bibliobuses, como se está haciendo en Salamanca, donde la Diputación Provincial quiere llegar así a las localidades que no disponen de entidad financiera.
La vicepresidenta segunda de la Diputación de Palencia y alcaldesa de Baltanás, María José de la Fuente, asegura que la institución provincial «se encuentra actualmente evaluando las posibilidades existentes, así como el apoyo que la institución realizará ante las iniciativas emergentes». Para ello, se están llevando a cabo reuniones de trabajo con entidades de ahorro y con los alcaldes de los pueblos, para conocer todas las posibilidades que plantean.
Además, recordó que el Pleno de la Diputación de Palencia aprobó en abril un acuerdo para defender el servicio postal público de Correos en la provincia de Palencia y potenciar su papel para facilitar el acceso a dinero en efectivo y reducir la exclusión financiera en el medio rural. «Creemos que es necesario implementar una visión integral, aprovechando las sinergias con otros servicios o productos», explicó de la Fuente.
Es el caso de Correos Cash, un servicio para ingresar o retirar efectivo en las oficinas de Correos que, según la diputada, «puede resultar interesante para nuestro medio rural». Aunque reconoce que aún tiene algunas carencias, como la necesidad de extender los acuerdos de Correos Cash a otras entidades financieras, para que los ciudadanos del medio rural cuenten con más posibilidades de contratación, y de reducir los gastos y comisiones que supone el empleo de este servicio.
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