Astudillo: la villa palentina de donde sale el Sol

De Astudillo sale el sol' dice la canción popular. Confín de dos comarcas castellanas y leonesas: el Cerrato y Tierra de Campos. Una pancarta lo recuerda desde el balcón del Ayuntamiento junto a la frase '¡Ánimo y fuerza!'. Un rayo de esperanza también para los vecinos después de tantos meses en casa. Rocío Macho Arija tiene 7 años y reconoce que el confinamiento ha sido complicado. Lo ratifica su madre, Petri Arija Silva, que asegura que han vivido estos meses con agobio y miedo. «Hemos estado un poco saturados de tareas escolares, el sistema se colgaba, las conexiones han fallado, porque aún no estamos preparados para este uso masivo de las nuevas tecnologías. A esto se une que hemos estado sin movernos en casa, aterrados por las noticias», comenta Petri Arija, que vive con especial cuidado estas semanas veraniegas, porque son muchas las personas que llegan a la localidad para pasar sus vacaciones y hay que respetar las medidas sanitarias.

Un sentimiento que comparte su hija Rocío. «No me atrevo mucho a jugar con los niños de fuera, porque tengo miedo. Espero que se vaya pronto el 'bicho', porque queremos volver al colegio, estar con nuestros amigos y profesores, disfrutar de las actividades que hacíamos todos los veranos en Astudillo. Este año nos acercamos a la zona del río Pisuerga a su paso por el pueblo y hemos comprado una piscina para casa. No es lo mismo que en la piscina muicipal, pero al menos puedo darme un chapuzón», cuenta la pequeña astudillana.

Rocío tenía previsto hacer la Primera Comunión este año. El coronavirus ha alterado ese momento especial y deberá esperar.. Además, la peña 'Cisnes Negros', de la que forma parte junto a sus padres, tampoco podrá celebrar su 35 aniversario. Una cita programada para el 22 de agosto y en la que esperaban reunirse más de cincuenta personas de distintos puntos de España. «Es una fiesta que preparábamos con ilusión. No podremos celebrarla por las circunstancias actuales. Tampoco las fiestas de quintos, a las que tenía que asistir mi marido. Así que es un verano atípico, un poco aburrido. En Astudillo estábamos acostumbrados a disfrutar de casi una actividad a diario», señala Petri Arija.

El Ayuntamiento ha optado por no abrir las piscinas, pues además su aforo es muy reducido. Esto ha motivado que muchos niños se apunten al campamento organizado por los salesianos a mitad de los meses de estío. «Es la excusa perfecta para que Rocío salga estos días y se relacione con otros niños. Con el confinamiento ha perdido la costumbre de estar con sus amigos por miedo. La verdad es que nos está costando vivir sin darnos un achuchón o un simple beso, porque son gestos que hacemos siempre que nos encontramos con personas queridas», indica Petri Arija.

Rocío y su familia pasan un verano totalmente diferente. Este año permanecen además en Astudillo y la pequeña participa en el campamento organizado por los salesianos, que cuenta con numerosas actividades al aire libre y que está organizado en grupos reducidos de nueve personas.

No habrá piscinas y tampoco está previsto viajar a Santander, donde todos los años pasaban unos días de vacaciones con sus familiares. Este año hay miedo y se inclinan por quedarse en su pueblo, lo que compaginan con las visitas a Osorno, donde reside la familia paterna.

Las rutinas veraniegas han cambiado. Este es un año para hacer rutas de senderismo o de bicicleta, disfrutando de los entornos únicos que ofrece la villa astudillana. Por la noche, después de un paseo por el pueblo, se toman un helado, que ayuda a refrescar las altas temperaturas y pone sabor a la vida. Aún no saben si habrá algún acto cultural durante los próximos días estivales; toca esperar. Han sugerido al alcalde organizar cine al aire libre, porque es bonito encontrarse con los vecinos y amigos, aunque sea a cierta distancia. Es un modo normalizar la situación, con prudencia y responsabilidad, porque en Astudillo sigue saliendo el sol y sus rayos dan luz y vida a sus vecinos.