Astudillo: «Necesitamos contar la vida pasada y presente»

Todos los pueblos tenemos historias. Detrás de los muros de las piedras de cada localidad se encierran momentos, episodios y épocas apasionantes. Seguro que todos los vecinos estamos orgullosos de ello. La prueba que lo demuestra es el hecho de ver cómo y con qué pasión contamos los distintos avatares de nuestros pueblos a través de los siglos cuando queremos que algún desconocido descubra lo que ha sucedido en nuestra localidad.

Necesitamos contar la vida pasada y presente. A veces no es necesario que sean grandes historias o episodios reseñables porque las pequeñas hazañas que cada uno vive son las más importantes. «De tanto ayer como atesoro, quedan unas pocas palabras reunidas en el frescor del álveo feliz de la niñez y que a los aires de Astudillo alzaba el vuelo», declamaba nuestro poeta Marcelino García Velasco. Porque, en efecto, en Astudillo atesoramos un gran ayer. Una historia apasionante, vieja, viejísima, tan vieja que desconocemos algunas etapas porque, como ocurre con otras villas cerrateñas y terracampinas, se remontan a orígenes prehistóricos. Y ello hace que precisamente esos períodos ciegos, sin datos, de nuestra historia conlleven apasionantes misterios.

De la esplendorosa historia de nuestro pueblo quedan vestigios hoy visibles. En el 875, el Rey Alfonso III repobló Astudillo y en el siglo XI se cita a 'Studellum' y 'torre de Studello' pues la villa estuvo amurallada, manteniéndose hoy la puerta de San Martín y las iglesias de San Pedro, Santa Eugenia, Santa Clara y los restos de murallas cerca del Convento de Santa Clara, del Castillo de la Mota. En el siglo XII el rey Alfonso VII concedió privilegio de Fueros a los «meos fidelísimos varones» caballeros de Astudillo consistentes en un amplio conjunto de exenciones y «libertades» que contribuyeron al aumento de población.

Un siglo después nuestro pueblo adquiría un gran protagonismo durante el reinado de Pedro I de Castilla al convertirse el Monasterio de Santa Clara y el Palacio adjunto en residencia habitual del rey.

A finales del siglo XIX, en 1881, se concede a la villa por Real Orden escudo de armas, así como los títulos de «Muy noble e ilustrísima villa» y en 1995 Astudillo fue declarado Conjunto Histórico Artístico.

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