La asociación de mujeres con discapacidad estrena sede para sus 25 usuarias

«Supone un punto de encuentro para las mujeres con discapacidad, sobre todo víctimas de abusos y de violencia de género, que, en principio, no teníamos dónde recibir a las que necesitan un apoyo, un estímulo... Un lugar al que poder ir, juntarnos para hablar, para hacer talleres, tomar un café tranquilas y poder recibir a esas mujeres», afirmó Elena Verdeja, presidenta de la asociación. Amudis nació en el año 2010, pero desde 2019 estaba sin un lugar fijo en el que reunirse. «Andábamos un poco descabezadas, nos ayudaba Cocemfe Castilla y León», añadió.

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La organización cuenta con 25 usuarias «y esperemos que vaya creciendo con el tiempo porque sabemos que hay más mujeres en otras asociaciones y queremos irnos comunicando y tener ese contacto para que sepan que estamos aquí, porque ha habido un tiempo que hemos estado más paradas al no tener espacio». En Amudis se ofrecen servicios como asesoramiento jurídico, psicólogos (de Cocemfe) y se realizan distintos talleres de manualidades, el último con adornos navideños. También organizan talleres literarios, 'podcast' con relatos cortos y cine, una vez al mes, con una película sobre mujeres. Desde la directiva de la asociación quieren incrementar las actividades con el tiempo, ahora que ya tienen una sede fija.

«Inauguramos este local porque consideramos que las entidades pequeñas también tienen que formar parte del tejido social de Palencia. Hemos hecho todo lo posible por darles un local cuanto antes y el día ha llegado. Estoy muy contenta de que se haya podido hacer realidad y animo al resto de colectivos a que se sumen a cualquier iniciativa al que el Ayuntamiento pueda ayudar de forma directa», explicaba, por su parte, la concejala de Bienestar Social, Rosario García. «Quiero dar nuestro apoyo a esta asociación que cumple una magnífica labor en tema de discapacidad y en violencia de género también, que siempre digo que es una doble lacra. Además de ser víctima de violencia de género, eres mujer y con discapacidad», agregó.

Las mariposas de las paredes simbolizaban ser ellas, las mujeres. Cada una diferente, con sus colores, sus peculiaridades y sus vuelos distintos. «Nosotras también queremos alzar el vuelo y que se nos vea. Todas las personas tienen que tener derechos», concluyó Elena Verdeja.