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Almudena Álvarez
Palencia
Domingo, 15 de octubre 2023, 00:12
La ruleta, las apuestas deportivas, las máquinas tragaperras, los juegos 'online', la lotería nacional, los sorteos de la ONCE, las casas de apuestas, los salones de juegos y los bingos. El abanico de juegos de azar y apuestas al que se puede acceder es amplio ... y variado. «El juego es una adicción con premio. Jugar atrapa», afirman Carlos Martín y Begoña Pérez, presidente y psicóloga de la Asociación de Jugadores en Recuperación El Azar de Palencia. En menos de ocho años han pasado por esta asociación 165 personas, más del 95% hombres, y tan solo ocho mujeres (menos del 5%).
Y esto es solo «la punta del iceberg» de lo que hay, porque la adicción al juego tarda mucho en detectarse, afirman. «La gente lo va tapando hasta que la deuda es tan grande que saltan todas las alarmas», explica Begoña Pérez. Además hay mucha opacidad y solo unos pocos ludópatas recurren a asociaciones como El Azar en busca de apoyo, así que, a falta de datos oficiales, todo hace indicar que el número de adictos al juego es «mucho más grande de lo que podamos imaginar», señalan en esta asociación.
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Pero además, en las asociaciones de jugadores en rehabilitación, donde vienen comprobando un aumento de ludópatas en los dos últimos años, se prevé un incremento progresivo en los próximos años cuando todos los riesgos que implican los juegos y apuestas online empiecen a dejar sus víctimas. Como señalan desde la Federación Castellano Leonesa de Jugadores de Azar Rehabilitados FECYLJAR, a la que pertenece El Azar, «se está incrementando el número de jugadores en todas las modalidades de juegos y apuestas a la vez que baja la edad de los jugadores», afirma el presidente de FECYLJAR, Ángel Aranzana. Además, durante la pandemia se cerraron las salas de juego presencial y se disparó la oferta del juego 'online', a la vez que se perdió el miedo a esta modalidad y se va consolidando el acceso a través de las nuevas tecnologías. «Los jóvenes saltan de los videojuegos a los juegos 'online'», añade la psicóloga de El Azar, que insiste en que desde la pandemia ha crecido el número de jugadores jóvenes enganchados, sobre todo a las apuestas 'online', las apuestas deportivas, la ruleta y las máquinas tragaperras. Además, como reiteran, cada vez se comienza a jugar a edades más tempranas porque se pueden hacer apuestas de muy poco dinero, desde casa, sentado en el sofá, sin que nadie te vea. «Puedes hacer apuestas con un euro desde tu teléfono móvil», apunta Carlos Martín, presidente de El Azar. Y eso está al alcance de cualquier adolescente.
Por eso, aunque en las terapias que ofrece la asociación hay gente de todas las edades, están constatando cómo la media de edad que, hasta antes de 2021 era de entre 30 y 40 años, está bajando porque están empezando a recibir solicitudes de personas que no llegan a los treinta, de lo que se deduce que han empezado a jugar muy jóvenes. «Estos (los más jóvenes) duran poco en terapia, no aguantan más de un año y lo dejan», afirma la psicóloga. En algunos casos porque se cansan, en otros porque llevan menos tiempo jugando y les resulta más fácil desengancharse y en otros porque piensan que lo tienen controlado. «En cuanto llevan seis meses sin jugar creen que ya lo tienen todo hecho, pero esto, como otras adicciones, es para toda la vida», afirma la profesional, que no se cansa de repetir que el juego es «la única adicción sin sustancia, reconocida como enfermedad mental», aunque a nivel social no se vea como una enfermedad, sino más bien como un vicio o un capricho y jugar esté muy normalizado socialmente.
Es una enfermedad que afecta a tu bolsillo, a tu salud física y mental, a tus relaciones familiares y sociales. «El problema viene cuando ya no juegas para ganar, sino para recuperar lo perdido», afirma la psicóloga. Y son muchos los ejemplos de personas que se ven atrapadas en el juego, van pidiendo créditos y acaban teniendo deudas que no pueden afrontar. En la asociación han visto casos de personas que han tenido que vender una finca o el coche, familias desahucias por no pagar la letra del piso, embargos de viviendas, deudas de hasta 80.000 euros, gente que se gasta la nómina en menos de seis horas. «Son historias muy tristes en las que muchas veces se acaba perdiendo a la familia», afirma el presidente de El Azar.
El gran problema es que, como señala la psicóloga, «la adicción al juego es una adicción silenciosa, no es llamativa, el jugador siempre piensa que lo puede controlar», afirma Begoña Pérez.
Eso y que es «la única adicción de la que se hace publicidad y que incluso se fomenta y permite desde el Estado con juegos como La ONCE o la Lotería Nacional», añade. Porque desde las asociaciones consideran que la Ley del Juego Responsable tiene muchos vacíos y demandan que el juego no se publicite de ninguna manera, que se haga publicidad en contra informando de las consecuencias negativas que puede tener; que se regule mejor en los bares «donde cualquier menor puede jugar a una tragaperras» y que las Administraciones públicas «no miren hacia otro lado» y apoyen con más recurso el trabajo de las asociaciones.
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