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Treinta años de arquitectura municipal. Tres décadas de un oficio y una labor dedicada a la ciudad de Palencia a través del Ayuntamiento desde que Mariano Olcese Segarra (Tetuán, Marruecos, 1951) entró en las oficinas de la calle Martínez de Azcoitia como funcionario público. Su ... primer trabajo, en 1990, fue una pequeña intervención en la plaza de Abilio Calderón para hacer el diseño de las chimeneas de ventilación del garaje subterráneo y de una basa para el busto de Abilio Calderón, desmontada hace dos años. Siguió a ese pequeño trabajo el proyecto de reforma del centro de Los Jardinillos como Casa de la Música, en un edificio que se había inaugurado en 1812 como estación del ferrocarril de vía estrecha entre Palencia y Villalón de Campos, y que en 1982 se convirtió en la sede de la Banda Municipal de Música. Tras la reforma dirigida por Mariano Olcese, que abordó tanto los cerramientos exteriores como los espacios interiores –ya que principalmente se proyectó una nueva escalera, se creó un vestíbulo y se acondicionó el bajocubierta–. Un año después de entrar en el Ayuntamiento, en las oficinas de Martínez de Azcoitia, la oficina de Mariano Olcese fue trasladada al edificio de Agustinas Canónigas, donde ha permanecido treinta años hasta su jubilación en este 2021.
Allí, comenzó a trabajar en el nuevo edificio de la Policía Local, con una planta sótano de aparcamiento para 34 coches y motos, y la cabina de tiro;una planta baja con varias áreas, entre ellas la sala de transmisiones y la oficina de objetos perdidos; la primera planta, con un gimnasio de doble altura en un lateral, y la sala de cabos y sargentos;la segunda, con el gimnasio también, la sala de academia, seguridad vial, biblioteca y archivos;y la planta bajocubierta.
Es precisamente el Cuartel de la Policía Local una de las obras de las que más satisfecho se siente, igual que de las plazas de Santiago y la Constitución, además del arreglo de los soportales y columnas de la Plaza Mayor. «Todas mis intervenciones se han realizado con un presupuesto muy bajo, muchas veces por debajo del precio de mercado, y eso ha sido una lucha a nivel personal», señala.
En seguida vino el proyecto de peatonalización de la plaza de San Pablo para unir las dos zonas límites de la propia calle, que se realizó con un pavimento de piedra natural, eligiendo piedra de Brañosera, en color ferruginoso, y donde se proyectó una fuente de agua potable de cuatro caños y la plantación de un castaño de indias junto a un banco.
Otra plaza pública que lleva el sello de Mariano Olcese es el parque de Santiago, que había de construirse en un gran solar, de más de 9.000 metros cuadrados en el centro de los bloques de viviendas. Recuerda el arquitecto que abordó el proyecto «partiendo de un terreno en barbecho, por lo que debíamos implantar riego, agua potable, electricidad, desagües, zonas de juegos y un templete, además de una caseta de jardineros, un laberinto cerrado por un seto o una pista de patinaje.
Piscinas y plazas
En 1992 el Ayuntamiento aprobó la mejora de las piscinas del Monte el Viejo y también de la adaptación de unos locales como centro sociocultural Santiago en la esquina entre las calles Tello Téllez y Doña Sol y Doña Elvira, ambas obras bajo el proyecto de Mariano Olcese, que también ese año ideó la creación de una plaza pública en la calle Ramón de Campoamor.
El año siguiente, el destino del proyecto arquitectónico de Olcese fue la construcción de un palomar en el parque de la Carcavilla como reforma de un antiguo panteón, para lo que se levantó una pared de ladrillo separada del muro de fábrica con el objetivo de no intervenir sobre la piedra, y en el paseo principal se colocó una escultura de chapa de hierro como remate de la perspectiva central. Posteriormente, se construyó un pequeño bar de verano, que se pintó en azul con el pilar circular de acceso en color naranja, que según lamenta el propio arquitecto, hoy se encuentra semiabandonado y lleno de pintadas.
Una de las obras más emblemáticas de Mariano Olcese en sus trayectoria como arquitecto municipal y que muchos quebraderos de cabeza le dio por las dificultades y retrasos que conllevó fue la reforma del polideportivo municipal, la primera de 1993, condicionada por la celebración de una competición de baloncesto valedera para el campoenato del mundo. Aunque sin duda la verdadera reforma de estas instalaciones fue según un primer proyecto de 2011, por el que se recubrieron sus fachadas, y la gran obra de 2016, cuando se amplió el pabellón, tanto las gradas como la cubierta. La modificación de los laterales del pabellón permitió crear dos graderíos para aumentar el aforo en 1.792 personas gracias a 440 asientos, de modo que la capacidad pasó a ser de 2.396 personas. La reforma conllevó la adecuación de las instalaciones de climatización, accesos, electricidad, y sobre todo se aumentó la altura del edificio en cuatro metros, se cerró con una cristalera de iguales características a la colocada en la piscina anexa de Eras de Santa Marina, y se cambiaron las chapas exteriores esmaltadas de colores, colocándose las azules y verdes en la fachada principal, y las rojas y naranjas en la posterior que mira hacia el río.
El Cristo del Otero tampoco ha sido ajeno al sello de Olcese como arquitecto municipal. En 1993 se proyectó la urbanización y los jardines del entorno, en un terreno con un sensible desnivel, donde se situó el estanque de piedra natural caliza, y a ambos lados del camino central, una acera pavimentada para permitir el alojamiento de casetas móviles y desmontables para las fiestas. Al final del camino, una rotonda ajardinada verde, donde se repite un banco semicircular realizado en fábrica de ladrillo decorativo vitrificado en color, y desde donde se asciende hasta la pérgola. En segundo lugar, se proyectó la placita en la que se ubica la biblioteca de verano. En 2014 se hizo la ampliación del Museo Victorio Macho, en la llamada Casa del Ermitaño, y al año siguiente la restauración de la estatua. Muy posteriormente, hace tan solo cinco años, Olcese vería otro proyecto del Cristo del Otero en sus manos, que fue la ejecución de un quiosco y la adecuación del mirador, delante del museo Victorio Macho.
En el barrio, Olcese también fue el encargado de adecuar un solar municipal ubicado entre el paseo del Otero y la calle Santa Eufemia, creando una plaza central con pavimento de baldosa de granito. También se colocó un objeto singular de mesa con sillas, mantel, patos y cubiertos en chapa y perfiles metálicos, «significando la acogida y buena voluntad de las gentes de este barrio tan popular», dice Olcese para referirse al Cristo. La plaza de la Constitución fue otro rincón de la ciudad que cambió su estética sobre un proyecto de Mariano Olcese de 1993, año también de remodelación de la plaza Héroes del Alcázar, y de la adaptación del antiguo archivo municipal a oficina de informática.
Elementos metálicos
En 1994, según se recoge en el libro recién publicado, Olcese diseñó las vallas que actualmente delimitan la plaza de León, o los proyectos de remodelación de la plaza San Antonio, Allende el Río, Los Abetos, y la plaza Teniente Velasco, hoy denominada La Puebla o 'plaza metálica' por sus perfiles en el trazado lumínico, en los bancos e incluso en los árboles que simbolizan «la incomprensión del arte», señala el autor.
También en 1994 se diseñó la mejora de la Plaza de Abastos, un siglo después de que la levantara Juan Agapito Revilla y con el que Olcese asegura que quiso ser «respetuoso». Tras una remodelación completa que el mercado había experimentado en 1981, trece años después, la reforma se centró fundamentalmente en la colocación de calefacción por suelo radiante. Otros elementos fueron rehabilitados en 1998.
1995 fue el año de la adaptación de locales para centro social en San Antonio o la avenida de Madrid, y 1997 el de la urbanización de la Calle Mayor, en el tramo entre los Cuatro Cantones y Becerro de Bengoa, y el año siguiente el del tramo de la calle Martínez de Azcoitia y Patio Castaño. Después, en 2002, se acometió el acondicionamiento del primer tramo, entre la plaza de León y la calle Martínez de Azcoitia.
La urbanización del parque Isla Dos Aguas también lleva el nombre de Olcese, que implementó al parque natural un complejo deportivo, y la noria sobre un antiguo pozo que se mueve con la figura de un burro en chapa de hierro.
Ya en este siglo XXI el arquitecto proyectó el nuevo centro social de Allende el Río, la plaza de la calle Labrador y Fábrica Nacional, el centro social del barrio del Carmen, la plaza Juan Mena, el polideportivo de Isaac Peral, obras a las que siguió la instalación de los puestos exteriores del Mercado de Abastos, la construcción de 24 viviendas en la parcela de Laguna Salsa, las piscinas exteriores del Sotillo, la pista polideportiva del Paseo de la Miranda o la remodelación de la plaza de Los Olmos.
Grandes reformas
Ya en 2009 se construyó el edificio de formación polivalente Efides en el Cristo, en 2012 el pabellón Mariano Haro, en 2013 los cerramientos de la piscina climatizada de Santa Marina y el acceso al paso subterráneo de los Jardinillos de la Estación, con murales cerámicos. Recuerda Mariano Olcese que durante el proceso de ejecución la obra sufrió un acto vandálico, y los azulejos fueron picados con una herramienta contundente, que dejó agujeros de un centímetro. «Tomé la solución de no desmontar ningún paño y colocar en los huecos una pieza semiesférica de latón dorado, simulando una partitura musical. De esta forma pretendí convertir vandalismo e incultura en arte visual», afirma.
La reparación del pavimento y del mobiliario urbano, y la colocación de una escultura en la plaza Mariano Timón, respetando el proyecto original del arquitecto Luis Arranz datan de 2014.
Otra obra con su sello es el proyecto de forjado sobre los hornos de la antigua fábrica de La Tejera, y el arreglo de las chimeneas.
Ya más reciente es el proyecto para la reforma de la Casa Consistorial, y la adecuación de la ermita de San Juan Bautista en la Huerta de Guadián como Punto de Información del Románico, igual que la rehabilitación de la Casa Grande en el Monte el Viejo, un inmueble dedicado a restaurante y dividido en tres plantas, unas de las últimas obras de Olcese en su amplia trayectoria en el Ayuntamiento de Palencia.
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