Secciones
Servicios
Destacamos
LAURA LINACERO
Palencia
Viernes, 29 de abril 2022
«Somos lo que comemos». El común dicho popular tiene una base científica, y es en lo que se centró ayer la XXXV Jornada Anual de Ciencia y Tecnología de los Alimentos de Castilla y León basada en la alimentación e inmunidad. El programa, impulsado ... por la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias, acogió a cuatro expertos en inmunología y alimentación para tratar de desgranar las claves en la respuesta del organismo. Una cuestión que ha generado mucho interés en la población después de que se relacionaran los efectos de la reciente pandemia del coronavirus con un sistema inmunitario deficiente. La respuesta inmunitaria depende de muchos factores y estos parámetros podrían determinar por qué afecta un mismo virus de diferente manera a las personas.
El catedrático de Inmunología de la Universidad de Valladolid Alfredo Corell inauguró la jornada con la conferencia 'La fuerza y el lado oscuro de la inmunonutrición', a través de la cual trató de explicar las posibilidades para reforzar el sistema inmunitario. Aunque reconoce que una parte de la genética es fundamental, ciertos hábitos pueden ayudar a mejorar la inmunidad. «Hay organismos que tienen moléculas distintas en sus superficies a otros organismos, y por tanto se defienden de forma distinta ante la misma infección», determinó Corell.
Con una metáfora sobre la creación de anticuerpos a través de una caja de cristal simulando a una célula, chinchetas como proteínas y pelotas como símil de virus, explicaba por qué las personas reaccionan de forma distinta a un mismo virus.
No obstante, esa herencia no es lo único relevante. Elementos como el patrón del sueño, el ejercicio físico o el estrés determinan este comportamiento. Además, pueden intervenir aspectos psicosociales relacionados con el optimismo y el entorno social, o el historial de infecciones. «Aquellas personas que han tenido varias infecciones tienen otra capacidad para defenderse», apuntó el inmunólogo. El sexo, la edad, la raza y los entornos tóxicos también pueden afectar a esa respuesta, aunque asume que hay que centrarse en «aquellas cosas que dependan de nosotros». «El ejercicio o las horas de sueño las podemos controlar, porque influyen mucho. Por ejemplo, una siesta corta es inmunopotenciadora, y una larga inmunosupresora», añadió.
Por supuesto, la alimentación es uno de los factores más estudiados en el sistema inmunitario, y precisamente en eso se centró la ponencia. «En enfermedades como diabetes, asma o esclerosis múltiple, sabemos que un apoyo nutricional de Omega 3 ayuda a mejorar», señaló. A través de distintos estudios, también se ha descubierto la importancia de los nucleótidos en la alimentación de los bebés. «Se ha demostrado que tanto los niños alimentados con leche materna como con fórmula control enriquecida con nucleótidos tienen una respuesta similar», apuntó.
Avances que permiten confirmar que, a través de una correcta alimentación se puede, incluso, disminuir la oxidación celular. «La vitamina E es un potente antioxidante, con un papel fundamental en el envejecimiento y, por tanto, en el sistema inmunitario», aseguró.
Corell afirmó que «con una alimentación completa de todos los grupos alimentarios, excluyendo los ultraprocesados y procurando que los hidratos sean integrales, se consiguen las condiciones básicas para inmunomodular suficiente, siempre que no haya tóxicos». Pero advirtió de la necesidad de conocer la realidad para evitar caer en la publicidad engañosa. «Es necesario desmontar las cosas, hay anuncios de televisión de alimentos que están mal representados en cuanto a su repercusión en el sistema inmunitario», concluyó.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.