![Sergio de Pedro y Javi Gallego se encargaron de ordenar la comida y colocarla en cajas.](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202203/16/media/amigoscarrion.jpg)
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«No creíamos que Putin iba a llegar tan lejos, en Ucrania estaban acostumbrados a las revueltas, a vivir en un ambiente político que hacía temer algo peor, pero no pensábamos en una guerra así». Señala Marga Krishtal, una ucraniana de 34 años que viajó ayer por la mañana desde Bilbao a Palencia para esperar a dos primas, los tres niños hijos de ambas, y a su tía, que viajan desde Krivoy Rog camino de España. Marga y su hermana Violeta (asegura que los nombres son iguales en ucraniano y que responden solamente a la pasión de su madre por las flores) vivieron en Palencia entre 2005 y 2010 tras salir de Ucrania ya como refugiados políticos en tiempos de Boris Yeltsin como presidente de Rusia. En Palencia hicieron grandes amigos, y no hay duda de que los conservan a pesar de que el destino llevara a su madre a Barcelona, a su hermana Violeta a Catar (estudió en Valladolid y trabaja como enfermera en el país árabe) y a Marga a Bilbao, donde vive con el palentino con el que se casó y tiene dos hijos.
Refugiados
Trece años después de que Marga Krishtal se marchara de Palencia, adonde vuelve a pasar unos días siempre que puede, su país le ha traído de nuevo a orillas del Carrión para recibir a una tía política y a unas primas, y a tres niños (hijos de sus primas, dos de 5 años y otro de 11) que viajan hacia España huyendo de la guerra. «Al principio no querían salir de allí y dejar a sus maridos luchando, pero la situación es insostenible, peor de lo que vemos aquí por la tele, y ya entre todos, sobre todo mi hermana Violeta, les convencimos para que vinieran», dice Marga, que lleva muchos años sin verlas pero que sabe que el reencuentro será demasiado emocionante. Salieron hace unos días de Krivoy Rog, viajaron hasta la frontera con Polonia, pasaron por Cracovia, también por Berlín y han llegado hasta París, desde donde hoy cogen un tren a Figueras para posteriormente seguir hasta Madrid y ya terminar por fin en Palencia. Ella está preparada para desplazarse hasta Madrid y traerles, pero aunque mantiene contacto con ellas, no conoce exactamente los detalles del recorrido ni los problemas que han podido tener para salir de Ucrania y seguir camino en una ruta que se ha convertido un éxodo de refugiados, solo sabe que vienen «con lo puesto» y que están «exhaustos» por la dureza de la situación de la que salen y lo prolongado y triste del viaje, que tendrá su recompensa con la acogida que sus primas le han preparado en Palencia.
Todo ha sido gracias al grupo scout San Miguel, en el que se ha creado una verdadera familia para Violeta y Marga. La hermana que es enfermera en Qatar se empeñó en que sus primas llegaran a Palencia, donde les ha alquilado un piso en la zona de San Pablo, que ella se ha encargado ya de pagar. La intendencia necesaria para su acogida, tanto en comida como en ropa y productos de higiene y medicamentos, es cosa de los scout de SanMiguel, que no han parado ni un momento de recoger y ordenar en los dos últimos días.
No pueden calcular los kilos de ropa y comida que han reunido a raíz del llamamiento que hicieron con la pañoleta roja y verde como emblema, pero son muchos, «tanto que para cuando lleguen van a tener la casa preparada con comida y ropa suficiente, pero además estamos organizando un almacén para que después puedan coger más, porque todo lo que tenemos no lo podemos trasladar al piso, lo llenaríamos», afirma Bea Gallego satisfecha por la respuesta de los scouts, muchos de ellos ya padres, ante una nueva llamada a la solidaridad.
Solicitan comida no perecedera y diversos tipos de ropa, con medidas de 122 centímetros y una talla de pie de 27 y 28 para los más pequeños; y una talla de 11-12 años y un 37 de pie para el más mayor. Y ropa de las tallas
L y M, y zapatos del 38 para las mujeres, y en dos días han llenado la sede del grupo scout, junto a San Miguel. Por allí estaba también junto al ejército de scouts que organizaba la ropa por tallas y los alimentos en cajas, una voluntaria de Cruz Roja del área de Migraciones para lo que puedan necesitar las mujeres que llegan. También les han procurado desde el movimiento scout una cita en la Subdelegación del Gobierno para que puedan obtener el reconocimiento del estatus de refugiado y se les procure la escolarización a los niños.
Tanto a Olga, Dmitro y a Boddan, los tres pequeños, como a sus madres y a su abuela, no les faltará qué ponerse o qué comer, también recibirán el cariño familiar de Marga y apreciarán sin duda el gran corazón de los palentinos nada más llegar.
«Pequeños gestos son los que mueven el mundo» es alguno de los lemas a los que se han agarrado el grupo San Miguel y con el que seguirán trabajando, porque puede que tras la llegada de estas primas de Marga lleguen otras que por el momento se han refugiado en Italia. Seguro que el calor familiar que les dispensan los palentinos será un buen reclamo.
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