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Presentación de la restauración y la hermana Salomé Estrada, que vivió la inauguración en 1953.

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Presentación de la restauración y la hermana Salomé Estrada, que vivió la inauguración en 1953. Marta Moras
Palencia

Los alumnos de Angelinas hacen brillar al ángel

La escultura de Mariano Timón de 1953 situada en el patio del colegio vuelve a lucir inmaculada tras la restauración, que ha durado dos meses y que han pagado las familias

Viernes, 30 de septiembre 2022, 07:04

Ángel, queremos construir un mundo mejor». Una voz infantil, llena de dulzura y de inocencia, resonaba a través de la megafonía en el patio del colegio Santo Ángel, conocido como Angelinas, que este jueves mostraba la restauración de la escultura del Ángel de la Guarda, obra del artista Mariano Timón, nacido en 1905 en Villanueva de la Vera (Cáceres) y fallecido en 1976 en Palencia, donde prácticamente ejerció toda su vida artística y docente. Cientos de personas se acercaron hasta la entrada del centro, hasta los jardines, para vivir el momento de cerca, para ver al ángel y a la niña más blancos e inmaculados que nunca.

La obra, de 1953, estaba muy dañada por los excrementos de las aves y por tratarse de una escultura realizada con piedra caliza muy porosa, que estaba siendo atacada por líquenes y más microorganismos. «Queremos dar las gracias a las familias, que han sentido el ángel como propio», afirmaba la directora del centro, Yolanda Maestro. Las propias familias del colegio han sido las encargadas de aportar el dinero necesario, que supera los 3.000 euros, para que la escultura que cada alumno ve al entrar en Angelinas luzca tan bella como hace 69 años.

«Se ha hecho un examen petrográfico y después he hecho una limpieza, he dado un biocida para eliminar los líquenes, con otra limpieza posterior más exhaustiva pero sin agentes químicos», explicaba la restauradora Celia Rosa, que ha trabajado durante los meses de julio y agosto en el Ángel de Timón. «Posteriormente, he hecho un tratamiento de preconsolidación, he rellenado todas las grietas y fisuras, porque tenía muchas piezas partidas, y luego he dado otro tratamiento de consolidación», añadía la experta, que forma parte del Taller de Restauración del Obispado y Diputación.

La dificultad de trasladar la obra sin dañarla obligó a la restauradora a trabajar en el patio del colegio, cuando todas las clases estaban cerradas, el patio vacío y faltaban las voces infantiles y los juegos por el centro. «Ha sido muy emocionante restaurar la obra de arte de Mariano Timón y más en el mismo lugar. Las hermanas lo han estado viviendo muy de cerca, me han acompañado mucho y bajaban a verme», rememoraba Celia Rosa, quien se acordaba de una señora que pasaba todos los días por fuera del colegio y a través de la verja blanca le lanzaba un beso. «Es que he estado aquí sábados, domingos y todos los ratos libres que sacaba», añadía. Es incapaz de sumar las horas que ha pasado frente a la figura del ángel y de la niña. «Bastantes más de cien, sin duda».

Con mucha emoción disfrutó este jueves de la restauración del ángel la hermana Salomé Estrada, quien ya vivió la inauguración de la escultura, enseña del colegio, en 1953. «Aún me acuerdo de aquel día, vino el obispo y había muchísima gente, se hizo un acto por todo lo alto», rememoraba, sin dejar de mirar la obra restaurada. «Ha quedado muy bonita, está preciosa», añadía antes de acercarse para inmortalizar el momento y así repetir la foto que le hicieron delante del ángel con el hábito de monja hace 69 años.

«El día de la inauguración vino la mecenas, Concha de Fuentes, que pidió que la cara del ángel fuera la de su hija y la de la niña, la de su nieta», explicaba la hermana Salomé. La escultura simboliza a una alumna del colegio, con el uniforme de la época, que se aparta para coger flores en el jardín y cuando va a ser atacada por un pequeño reptil, el Ángel de la Guarda la protege.

La escultura ha estado tapada hasta la presentación de este jueves, aunque tuvo que destaparse antes del acto por miedo a que la lluvia tintase la obra con el color azul de la tela que la cubría. «Ángel, queremos construir un mundo mejor», pedía otra voz infantil delante de la estatua. Después, un cántico todos juntos y corriendo al patio, que comenzaban las fiestas del colegio.

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