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Los nuevos vecinos. Fabián, Sofía y Kevin posan en su casa de Dueñas. EL NORTE
De Algeciras a Dueñas con el afán de arraigar

De Algeciras a Dueñas con el afán de arraigar

Un proyecto que lucha contra la España Vaciada y busca rejuvenecer la población de los municipios traslada a la localidad eldanense a una familia gaditana que buscaba un cambio

laura linacero

Domingo, 14 de marzo 2021, 18:13

Arraigo: echar o criar raíces. Un término muy apropiado para una iniciativa que pretende devolver la vida al entorno rural y dejar crecer la prosperidad. El proyecto 'Arraigo', financiado por patrocinadores, ayuntamientos y las propias familias urbanitas interesadas, busca rejuvenecer la población y asentar una perspectiva de futuro en los municipios. En respuesta ante el abandono de muchos pueblos agrarios, se inicia este proyecto familiar apoyado en un primer momento por el grupo de acción local de Soria (ASOPIVA) y, actualmente, extendido por diferentes territorios en España.

Con la mirada puesta en el progreso, varios municipios de la provincia están interesados en esta idea y, hasta el momento, dos familias se han trasladado ya a esta tierra. Una de ellas a Villerías de Campos y otra a Dueñas. No obstante, hay otros pueblos interesantes como Paredes de Navas, Cervera de Pisuerga, Cisneros, Saldaña o Husillos. En esta ocasión, la localidad de Dueñas firmó un contrato de seis meses el pasado mes de noviembre, con intención de una renovación y tan solo tres meses más tarde una familia gaditana se instalaba en la localidad.

Aún prendidos en un ambiente de caos, con la inestabilidad de las mudanzas y la incertidumbre de un porvenir, Fabián Arana, Sofía Morillo y su hijo Kevin Arana dan la bienvenida a una nueva vida. La valentía de hacer las maletas con 45, 44 y 29 años, respectivamente y, asentarse a ochocientos kilómetros de lo que hasta entonces era su hogar, estuvo impulsado por la necesidad de un cambio. Un adiós a trabajos no siempre gratificantes y un hola a la tranquilidad. En esta ocasión, parecía que los astros se habían alineado para que la familia se instalara finalmente en el municipio palentino.

La oportunidad de mejorar el ambiente laboral de Fabián, la ocasión perfecta para que Sofía abandonara una posición estática para probar en otro entorno profesional, y un momento personal de Kevin tras ser despedido de su trabajo en Gibraltar, motivado por la venta de la empresa por el Brexit, empujaron a la familia a tomar la decisión. «Yo creo que ha sido el destino, justo contactaron conmigo cuando tenía la idea de irme a Alemania y nuestra situación personal se puso de nuestro lado para dar el paso», explica Fabián, el padre de la familia.

Fabián, gracias a su trabajo como camionero nacional encargado del transporte de contenedores marítimos, ya conocía las tierras palentinas. La oportunidad de andar por las calles eldanenses en uno de sus viajes le hizo plantearse este pueblo como futuro destino. «Me di una vuelta por el pueblo y me gustó su tranquilidad para vivir, después de ese viaje eché lo del Proyecto Arraigo y cuando me llamaron para ofrecernos Dueñas como opción, pensé que era el destino», comenta Fabián. Quién le iba a decir que esos pasos, que, en su momento dio con mirada curiosa, ahora estarían acompañados por su familia.

Después de algo más de una quincena en el pueblo aún sienten cierta nostalgia de su vida pasada. Sin embargo, la familia Arano Morillo está acostumbrada a la vida sobre ruedas y los kilómetros para regresar esporádicamente a sus raíces no suponen un problema para ellos. De hecho, esta ubicación les acerca a dos íntimos amigos que residen en Galicia y Gerona, algo que les permite concebir este destino como un enclave perfecto.

El Ayuntamiento de Dueñas y el Proyecto han colaborado en conjunto para ofrecerles las posibilidades de vivienda que posee el pueblo y darles la oportunidad de encontrar un trabajo o un local para emprender, en el caso de que sea necesario. «El Ayuntamiento de Dueñas no asume los gastos del alquiler, de eso se encargan las familias instaladas. Tampoco es una bolsa de empleo, sino que, junto con la persona encargada del Proyecto en el municipio, tratamos de ofrecer lo que tiene la localidad para facilitar el trámite», asegura Amparo Gutiérrez, concejala de urbanismo en Dueñas.

A pesar del cambio del traslado de comunidad, Fabián puede continuar trabajando como transportista. Por su parte, Sofía ha comenzado a trabajar como gerente en una residencia de ancianos de Venta de Baños. «Todo ha sido muy rápido, cinco días después de venir ya estaba trabajando. Me estoy adaptando, soy una persona muy flexible y, sobre todo, tengo ganas de aprender y mostrar lo que sé hacer«, explica Sofía. Tanto ella como su hijo tienen una discapacidad auditiva que, lejos de ser una limitación, les empodera aún más para conseguir lo que se proponen.

No obstante, el uso de las mascarillas -obligado por esta situación- supone una barrera para ellos a la hora de comunicarse con los demás porque tal y como reconoce Sofía, «la mascarilla es necesaria porque es un bien para nuestra salud, pero a nosotros nos impide leer los labios y, por tanto, comunicarnos».

Las mascarillas transparentes podrían ser una solución que ya ha sido aprobada por el Ministerio de Consumo, aunque a pesar de su importancia para este colectivo aún no tiene un uso regular entre la población.

Dibujar un proyecto de vida en este entorno rural es la meta de esta familia. Una visión de futuro apoyada por la administración eldanense. «Las personas que quieren venir a Dueñas tienen la idea de instalarse de forma indefinida y crear aquí su sustento de vida», explicaba Cyntia García, la encargada del proyecto 'Arraigo' en el municipio. Tal es así, que Kevin, desarrollador web, tiene como objetivo abrir una tienda de informática en la localidad, una vez se estabilice la situación actual marcada por la pandemia. «Ahora con el coronavirus es inviable porque no llegan las piezas de China, pero, cuando todo esto pase, sí que me gustaría tener un negocio de arreglar ordenadores y móviles porque disfruto mucho haciéndolo», asegura el joven.

Las posibilidades de ocio que ofrece la comunidad también han sido un aliciente para que la familia opte por esta localidad. «Además del entorno, estamos en una zona donde puedo disfrutar del enoturismo e ir de ruta de bodegas cada fin de semana, eso me encanta», confiesa Fabián. La variabilidad de opciones para disfrutar en estas tierras es un motor que permite a la cultura rural tener una oportunidad. «La mayoría de las familias que se interesan por Dueñas coinciden que las diferentes rutas del senderismo, la pertenencia a la ruta de Cigales y los paisajes suponen un estímulo para plantearse esta idea», comenta Amparo Gutiérrez.

Diez familias más

Además de esta familia, hay otras diez interesadas en este municipio. De hecho, otras dos familias tenían ya planeada la instalación en Dueñas, pero las condiciones de la pandemia lo han frenado por el momento. La situación sanitaria actual ha puesto en valor la multitud de opciones que ofrece la vida rural y ha comenzado a verse este entorno como una oportunidad en vez de como un atraso.

Así, la concejala asegura que «mucha gente tras haber sufrido un confinamiento en un piso, o en una gran ciudad ven la posibilidad de trasladarse a un ambiente más tranquilo y formar una familia en un entorno distinto». Una posibilidad abierta que, sin duda, ayudaría a llenar la España vaciada que durante años ha visto la fuga de la juventud en busca de oportunidades.

Para ello, también es importante que la población que ya reside en estos pequeños municipios vea en su localidad natal una inversión de futuro. Algo que en el caso del pueblo de Dueñas demandan los vecinos, y el Ayuntamiento reconoce «aún no hemos dado con la tecla adecuada para que los jóvenes se queden».

No obstante, desde la administración a sabiendas de este problema se han comenzado a plantear algunas medidas que esperan tengan un resultado positivo. «El Ayuntamiento va a sacar parcelas municipales porque hay jóvenes que quieren instalar su vivienda en Dueñas y así tratar de lidiar con el problema del casco histórico», explica la concejala. Una medida que considera que es compatible con facilitar la instalación de población en el municipio. «Se trabaja tanto de que los eldanenses se queden, como acoger a la gente que quiera venir «, concluye Amparo Gutiérrez.

Una familia numerosa que busca su futuro en Villerías

Villerías de Campos es otro de los pueblos que ya ha instalado a una familia con el Proyecto Arraigo. En este caso, una familia numerosa formada por Tatiana Arenas de 33 años y David García de 35, junto a sus cuatro hijos: David, Samara, Tatiana y Carmen. La situación socioeconómica por la que atraviesa el país, al igual que a muchas familias afectó también a esta familia valenciana. Las duras restricciones impuestas a la hostelería la llevaron a un ERTE e impidieron a Tatiana realizar su trabajo como cocinera en un restaurante. Por su parte, David se encontraba en paro y llevaba dos años sin encontrar un trabajo fijo.

Una situación realmente dramática que exigía una solución inmediata. Esa solución estaba a seiscientos kilómetros en un pueblo palentino de cuarenta y siete habitantes, que ahora son cincuenta y tres. El proceso inicial fue complejo, pero la perseverancia de la familia y la intuición de un pueblo forjó un acuerdo. La familia no tenía medio de transporte para desplazarse y, al ser un pueblo sin servicios en su interior, se necesita un vehículo para cualquier movimiento urgente, por lo que el Proyecto Arraigo les descartó para ocupar esa plaza en un primer momento. A los pocos días, la familia consiguió una moto para que eso no fuera un problema para acogerles y continuar con el proceso.

A mediados de septiembre del pasado año se instalaron con la ayuda de un vecino de Valencia. Con un futuro para ella gestionando el club social, y un trabajo parcial como alguacil para él, se construyeron las primeras ilusiones. Hasta hoy. Los hijos mayores sintieron ese desplazamiento como un arrebato de su vida forjada durante años en su ciudad natal, aunque ahora ya empiezan a concebir esta tierra como suya. Las dos pequeñas, de diez y cinco años, mantienen la alegría de unos ojos inocentes que miran cualquier cambio como una oportunidad para soñar. Ahora, la familia está más unida y ve en este nuevo destino un proyecto de vida difícil de construir en el Levante.

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