Palencia repetía cita con el toreo un año más con motivo de la celebración de la Feria Chica que concluía este domingo. Como uno de los broches finales, la clase práctica organizada por la Escuela Taurina de Palencia en la Plaza de Campos Góticos, donde ... seis novilleros han lidiado seis reses de la ganadería charra de Ramón Rodríguez Espioja.
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Tarde soleada aunque con rachas de aire en la que la afición ha respondido apoyando la cita y llenando casi media plaza destacando entre los tendidos el público más joven, niños y adolescentes. La música y los pasodobles volvían a sonar en el coso para dar lugar al paseillo, al que le seguía un minuto de silencio en recuerdo al matador de toros palentino Pedro Giraldo, recientemente fallecido.
Las fotos de la Feria Chica:
Manuel Brágimo
Manuel Brágimo
Manuel Brágimo
David Sejas, de la Escuela Taurina de Huesca, abría el cartel dando comienzo a una faena de rodillas, al capote, a las que le siguieron dos medias verónicas que provocaron los primeros vítores del público. En el tercio de muleta, Sejas empezaba de la misma forma, desde el suelo, para después intentarlo con varios derechazos que, a pesar de la dificultad del aire, resultaron vistosos. El añojo, corto de fuerza, respondió bien por el pitón derecho. Aplausos para el novillero tras la muerte del animal.
El palentino Eduardo Rodríguez toreaba en casa y así quiso reivindicarlo desde el comienzo. Con la capa resultó vistoso a la verónica, mientras que en el tercio de banderillas se lució con dos pares colocados con acierto y clase. El novillero se esforzó con ambas manos alternando diferentes pases con gallardía y valentía. La estocada le valió una oreja y al astado se le dió una vuelta al ruedo pedida por el respetable.
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David Cob, también alumno de la escuela palentina, iniciaba su actuación con unas siempre elegantes chicuelinas bien efectuadas. En la muleta, el novillo, parado y sin fuerza no dejó más oportunidades al joven que trató de sacar lo máximo del animal en una tanda de naturales y varias de derechazos. Silencio tras hasta tres intentos para poder ejecutar la suerte suprema.
Con disposición salía en el cuarto Alejandro Rubio, de la Escuela Yiyo de Madrid. Al capote, unas chicuelinas que, tras las banderillas, dejaron paso a la faena de muleta que trató de realizar de rodillas aunque las manos le fallaron al animal durante toda la tanda. El viento deslució este tercio en el que se esforzó Rubio con unas manoletinas finales antes de dar muerte al astado. Dos orejas tras la petición del público que le alzaron como uno de los triunfadores de la tarde.
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La lidia del quinto novillo corrió a cargo de Bruno Jiménez, de la Escuela Taurina de Valencia, quien lo recibió a porta gayola. La res presentaba unas buenas condiciones que le permitieron al valenciano poder lucirse en el capote con unas chicuelinas y una media verónica que provocó el reconocimiento de la afición. Música y tres pares de banderillas como antesala a varias tandas alternadas por el pitón izquierdo y derecho cuajando una gran faena. Derrochando torería, Jiménez encandiló al público aunque la espada le privó de ser premiado con más de una oreja.
El novillero venezolano Rafael de la Cueva, también perteneciente a la Escuela Yiyo de Madrid, y vencedor del IV Certamen Villa de Ampudia, hacía valer su incorporación al cartel con unas revoleras en el capote bien realizadas y con gusto. En la tela, el añojo mostró buenas cualidades pasándoselo por la derecha y al natural. Pinchazo y estoconazo que le sirvió para desorejar el segundo y último de la tarde.
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