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NURIA ESTALAYO
Domingo, 14 de marzo 2021, 09:57
Los vecinos de Alar del Rey quieren salvar su histórica y singular pasarela colgante sobre el río Pisuerga, que este año cumplirá 100 años y han iniciado su particular lucha para su conservación. Entre los implicados en esta campaña se encuentra Luis Solera Selvi, un madrileño muy vinculado a la localidad palentina por ser su mujer de Alar y ser desde hace décadas un visitante habitual en diferentes épocas del año. Además, Luis Solera es un enamorado de los puentes y así lo refleja su blog denominado 'Cazando Puentes', en el que describe la historia y ya avisa desde hace tiempo sobre la lastimera situación de esta pasarela centenaria.
«Agradezco la amabilidad de alguno de los organizadores al invitarme a participar en esta campaña reivindicativa para salvar esta pasarela centenaria. Al fin y al cabo, vengo alertando del deterioro de esta estructura desde el año 2015, cuando la incluí en mi blog de puentes con un amplio estudio histórico del que aquí, en este muro, se han subido textos y fotos que sirven para poner luz en el asunto», apunta Solera Selvi.
Del mismo modo, el Ayuntamiento de este pueblo, desde donde arranca el Canal de Castilla, también se ha implicado en la campaña y ha puesto en marcha las primeras gestiones. «Queremos hacer las cosas bien y hemos comenzado solicitando al Registro el nombre de los propietarios», comenta el regidor municipal, Luis Mazuelas, quien matiza que no solo deben saber a quién o quiénes pertenece el curioso puente, sino también quién tiene potestad sobre los accesos al mismo, porque son privados y se necesitarán los pertinentes permisos para intervenir en la zona si se llegara el caso.
«Se trata de una obra civil muy interesante, cuya tipología es prácticamente única en el catálogo de puentes y otras estructuras pontoneras históricas a nivel nacional según opinión de expertos ingenieros e historiadores de la obra pública», resalta Solera, quien explica cuales son algunas de las propuestas en las que ha pensado la plataforma vecinal para salvar al puente, enfatizando que la reparación corre prisa.
«Considero que ceder algunas gestiones al Ayuntamiento siempre es una buena idea y las que está aportando esta plataforma también, pero en virtud del estado tan lamentable en que se encuentra este paso, soy de la opinión de que hay que hacer una actuación de inmediato», subraya, añadiendo que «está muy bien solicitar fondos económicos de los variados organismos públicos que pudieran aportarlos, pero son gestiones lentas que duran años, al igual que la posible declaración de la estructura como BIC (Bien de Interés Cultural) o similar se consigue tras años de laboriosas gestión con las administraciones».
Una de las medidas que él mismo ha llevado a cabo es solicitar a Hispania Nostra la inclusión de la pasarela «a la lista roja de bienes patrimoniales en peligro que confecciona y gestiona su influyente web». Asimismo, se ha pensado en abrir una cuenta de 'crowdfunding' donde se puedan aportar fondos. Solera aboga por una rápida actuación antes de que sea demasiado tarde, dado el lamentable estado de la pasarela que se ha deteriorado enormemente en los últimos meses y parece a punto de caerse en uno de sus lados. La primera actuación, según su valoración, sería asegurar o apuntalar la sección de la estructura que está más deteriorada.
«Estos sencillos reparos deben de hacerse ya y tenemos que actuar pronto si queremos seguir manteniendo esta pasarela colgante como un activo patrimonial del pueblo de Alar. Independientemente de mi modesta opinión, los dos estudios de ingeniería especializados en este tipo de estructuras colgantes con los que he contactado coinciden en catalogar nuestra pasarela como bien patrimonial histórico, cuya tipología es escasa e incluso nos advierten de que es posible que sea la única que subsiste en España. Hagamos un esfuerzo por rehabilitarla», defiende.
En la actualidad, la pasarela se encuentra fuera de uso y con tan acusado abandono que es muy probable que sufra ruina absoluta por derribo en breve. «Entiendo que habrá sufrido diferentes intervenciones de mantenimiento a lo largo de los años, aunque la de mayor envergadura debió de producirse a finales de los años 70 del siglo XX, cuando se decidió cambiar el pórtico de madera de la cabecera derecha por otro metálico. También se alargó el estribo derecho con una rampa de hormigón y barandillas de perfiles de hierro que llegan hasta la rasante del camino anejo. Con posterioridad, los reparos han sido pequeños y bastante groseros, limitándose al cambio de alguna traviesa del firme o clavazones de afirmado sin mayor consideración hasta llegar a la degradación que ahora presenta», pormenoriza.
La pasarela fue instalada en el año 1921 para ofrecer un paso a los obreros de la fábrica de mantas que allí se encontraba en funcionamiento desde el siglo XIX. Los trabajadores vivían en el poblado ubicado en la margen derecha del río Pisuerga, donde también se hallaban algunas naves y talleres anejos Aún puede verse los restos de esas viviendas que fueron el hogar de estos vecinos hasta hace apenas unas décadas. Con la construcción de la pasarela, se agilizó el movimiento del personal de un lado hacia otro separado por el cauce del río.
«Se proyectó un puente-pasarela atirantado de aproximadamente 50 metros de largo con un vano sobre el cauce de 30 metros que apoyaba en largos estribos de hormigón y dos pórticos de madera y hierro por donde colgaba la catenaria», detalla Luis Solera en su blog, quien recuerda, igualmente, cómo seis años después de la inauguración el puente se rompió debido a la congregación de «cientos de lugareños con motivos de la celebración de una romería… lo que provocó la oscilación del puente y exceso de tensiones en el tirante opuesto que cedió volcando la barandilla al tiempo que se precipitaban sobre el río muchos de los presentes… entre los caídos se produjeran cuatro muertos y varios heridos de consideración».
Tras este accidente, el puente elaborado con madera fue reforzado introduciendo más partes metálicas. «Parece que se reconstruyó según proyecto de obra anterior, reforzando los tirantes y pórticos, e incluyendo más metal en el inicio de la parte siniestrada», sugiere.
El suelo de la pasarela es un ensamblando con traviesas de madera, produciendo un vano único. En ambas cabeceras y sobre las pilas, se levantan dos pórticos de vigas de acero y hay tirantes de acero para sujetar el puente. Los entramados de maderamen están fijados con platabandas y chapas de hierro todavía en buen estado aunque con exceso de óxido. «La composición de los petos o barandillas para conseguir consistencia y flexión se hace en celosía por medio de cruces de San Andrés, originando un conjunto geométrico y reticular de gran belleza de formas», pondera Solera.
«Lo cierto es que se trata de una de las poquísimas obras pontoneras colgantes de madera que quedan en nuestro país con una antigüedad que se acerca al siglo, pero no parece suficiente para que los organismos públicos se interesen por el tema y decidan restaurarlo. Al igual que el complejo fabril pues, sin duda, se podría hacer un interesante centro de interpretación sobre arqueología industrial de interés», acentúa el defensor de puentes.
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