Pepe Viyuela, recibirá el Águila de Oro 2024

«Aguilar debe sentirse orgullosa de ser una referencia nacional del cine»

-El Aguilar Film Festival reconocerá su carrera profesional con el Águila de Oro. ¿Qué significado le da a este galardón?

-Ha sido una grata sorpresa porque no me lo esperaba, y también supone un aliciente para seguir adelante, un agradecimiento a la organización y una responsabilidad a seguir mereciéndolo el tiempo que continúe trabajando como actor.

-¿Le habían hablado de este certamen?

-Sí, pero nunca imaginé que el Águila de Oro pudiera recaer en mí porque considero que mi trayectoria cinematográfica no ha sido especialmente relevante, aunque tiene algunos puntos de luz. Yo soy más un actor de teatro que de cine, pero si han considerado otorgarme este premio, me hace sentirme muy bien. Siempre que he oído hablar del festival de Aguilar entre la gente de la profesión no solo se ha ensalzado su programación, sino la calidad humana de los organizadores y lo entrañable y acogedor que resulta el certamen, así que estoy deseando llegar allí para disfrutar de esos días y traerme a casa un recuerdo inolvidable.

-Ya había pisado suelo palentino…

-Una de las cosas que propicia este trabajo es viajar muchísimo y tanto por Palencia como por su provincia he actuado con anterioridad y casi siempre procuro dejar un hueco para conocer más allá de los teatros. Y, en esta ocasión, intentaré conocer su románico, su gastronomía y esos paisajes tan espectaculares hay en el entorno.

-Le sorprenderá y aplaudirá que una localidad que roza los 6.800 habitantes haya consolidado un festival de cine de cortos que cumple 36 años…

-Desde luego, ese es precisamente uno de los factores que hace que valore aún más el premio, dada su larga trayectoria y la cantidad de nombres que lo han recibido, muchos de ellos amigos, además de otros profesionales a los que admiro. La consolidación de este festival es un hecho heroico y se ha convertido en una de las citas más codiciadas por las personas que nos dedicamos a esta profesión. De ahí que Aguilar tenga que sentirse profundamente orgullosa de ser una referencia nacional del cine una promotora de la cultura.

-Además de ser cantera de futuros directores, ¿qué importancia otorga a las producciones de menos de 30 minutos?

-Son el semillero y el exponente máximo de lo que debe ser nuestra profesión. Las personas que se dedican a este tipo de producciones y aquellos que las interpretan no buscan una compensación económica, sino una fuente pura de entusiasmo, vocación y talento. Yo creo que ningún actor debería perderse participar en un cortometraje. Además, a medida que uno se hace mayor, en el 'corto' encuentras aquello que ansiabas siendo joven, ese entusiasmo por contar historias nuevas, y uno vuelve a la esencia de la vocación por nuestro trabajo.

-¿Ha elegido ya el lugar donde va a colocar este galardón?

-En la oficina tengo una estantería donde coloco los premios y para el Águila de Oro buscaré un lugar privilegiado. Da gusto contarles a aquellos que pasan por mi oficina de dónde proceden esos galardones y qué significado tienen para mí. Es una galería de recuerdos hermosos. Estará al lado y dialogando con el Ondas y con el Max, que son los de más renombre, y también con los premios más humildes, pero no por ello menos importantes.

-De su medallero, ¿qué trofeo le complace más y cuál anhela?

-Todos son bien recibidos. Los premios son como los hijos, no puedes elegir con cuál te quedas. Me sentiría fatal eligiendo uno porque sería como desprestigiar al resto. Todos son valiosos porque marcan mi senda profesional. Y, sinceramente, no anhelo ninguno porque los premios no hay que perseguirlos; cuando llegan, es bonito que ocurra, como ha pasado con el de Aguilar, es mejor que te sorprendan. Mi trabajo tiene ya una recompensa implícita porque disfruto enormemente subiéndome a las tablas o participando en una producción audiovisual, pero si encima me lo agradecen con un premio es como si me dieran la guinda del pastel.

-Después de una trayectoria centrada en el humor, ¿le intimidó dar el salto al teatro clásico?

-No fue algo buscado. Siempre me he planteado el trabajo como un juego, ya que encarnar cualquier personaje es una experiencia alucinante. Cuando estudié en la Real Escuela de Arte Dramático de Madrid nunca me planteé hacer comedia o drama, sino emprender un viaje. Pero, mientras cursaba esos estudios, ya me asignaban papeles cómicos por mis condiciones físicas, puesto que nunca he tenido aspecto de galán ni tampoco una voz potente; o quizás por mi vertiente humorística. Cuando a alguien se le ocurrió ofrecerme mi primer papel dramático, no sentí vértigo ni miedo añadido, sino estímulo. Afortunadamente, salió bien y ha jugado a favor a la hora de componer la imagen que tienen de mí como actor. El resultado final es el que manda y, hasta ahora, no ha sido malo.

-Profesionalmente, este año tiene varios frentes: la gira de 'Guitón Onofre (el pícaro perdido)' y el proyecto de 'El barbero de Picasso'.

–'Guitón…' se estrenó en julio en el Festival de Almagro y ahora estamos de gira. A esta obra le quiero desear una larga vida porque empezamos a trabajar este personaje hace dos años y es una manera de presentar al público el género picaresco. Ya tenemos contratadas 30 funciones para 2025. Y, con respecto a 'El barbero de Picasso', comenzará a ensayarse en abril del próximo año para estrenarla en junio en el Teatro Español.

-Este año se le ha visto en la película 'La virgen roja' y también ha rodado la comedia 'Sin cobertura'.

-'La virgen roja' se estrenó en el festival de San Sebastián y entre septiembre y noviembre hemos estado rodando 'Sin cobertura' en Bilbao, una comedia familiar muy divertida y muy bien hecha en la que interpreto a un obispo con mala uva y bastante tonto de la Edad Media. También estoy entusiasmado con la película 'Aída', que se rodará previsiblemente a principios del próximo año. Tengo esos proyectos de cine y hay una propuesta de serie, de la que aún no puedo detallar nada.

-Además, firma libros y protagoniza recitales de poesía musicalizados.

-La poesía siempre ha sido para mí un género y un espacio privilegiado. Su lectura ha sido un reducto de lo privado durante la mayor parte de mi vida, pero creo que la poesía ha sido concebida para compartirla con el público, como hacían los rapsodas. Y hace un par de años, antes de la pandemia, programamos un recital de San Juan de la Cruz y ahora estoy participando en otro recital que versa sobre el humor. Solemos diversificar en este tipo de proyectos y combinamos el carácter musical de la poesía con el carácter poético de la música y en ellos me acompañan uno o más músicos y, también, voces de solistas. Me divierto muchísimo con estos recitales y me gustaría seguir explorando en ellos.

-Sus hijos, Camila y Samuel, han seguido los pasos laborales de ambos progenitores (su pareja es la actriz Elena González). ¿Cómo reaccionaron cuando les comentaron su propósito?

-Con respecto a los riesgos y a los problemas que atraviesan los actores, mis hijos los han vivido desde pequeños en nosotros, al igual que el disfrute y el gozo que también generan en mí y en mi mujer nuestra profesión. Han estado presentes en nuestros ensayos, nunca les hemos empujado a que siguieran nuestros pasos, lo han mamado y cuando nos lo comentaron, les apoyamos, como hacen los padres con sus hijos por ver cumplir sus sueños. Y ahora que son mayores y profesionales como para vivir de ello, los cuatro disfrutamos mucho compartiendo experiencias, anhelando proyectos e incluso pensando en embarcarnos de nuevo en otra aventura, como ya ocurrió hace dos años cuando intervinimos los cuatro, junto a otros actores, en el montaje 'La Paura!'. Nos encantaría saltar al camino de la escena los cuatro juntos, o los cinco, ya que la pareja de mi hija también es actor, como hacían las compañías familiares teatrales de antaño.

-Echando la vista atrás, ¿pensó llegar hasta donde ha llegado?

-Tampoco sé muy bien adónde he llegado (risas). Nunca me planteé la profesión marcándome metas, quizás porque pensé que no iba a poder vivir de este oficio. Entonces hacía lo que salía, aunque poco a poco he conseguido trabajos cada vez mejores que me han permitido vivir de esto prácticamente desde los inicios. Yo era funcionario de ayuntamiento y cuando decidí dedicarme a la interpretación pensaba que iba a tener corto recorrido en el teatro y la televisión. Y pasó todo lo contrario, he tenido trabajo de forma ininterrumpida y siempre me he encontrado tan a gusto con todo lo que he hecho… No se me pasa por la cabeza la jubilación, no tengo prisa por marcharme, quiero seguir haciendo cosas… Nunca pensé que iba a ser tan feliz siendo actor.