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Nuevo diseño de la calle Mayor Antigua, que servirá de base para futuras actuaciones. Marta Moras
La Agenda 2030, los nuevos carriles bici y las bajas emisiones

Así fue 2023

La Agenda 2030, los nuevos carriles bici y las bajas emisiones

El Ayuntamiento se ha zambullido en un intento de cambio de la movilidad, en el que se quiere primar a peatones, ciclistas y patinetes

Domingo, 31 de diciembre 2023, 00:02

Lo dejaba claro la alcaldesa de Palencia, el pasado día 20 durante la inauguración de los puentes del 'tren burra', el modelo de ciudad que el nuevo equipo de gobierno municipal, del PSOE, se basa en los criterios de movilidad verde y desarrollo sostenible recogidos en la llamada Agenda 2030, un documento internacional, que marca también las actuales políticas de la Unión Europea.

Por ello proyectos como el mencionado del 'tren burra', basado en vías verdes para viandantes y ciclistas se convierten en el modelo a seguir.

Pero no es este el único proyecto de estas características que se ha impulsado a lo largo de 2023, un año, en le que las políticas de movilidad sostenible han tenido un protagonismo especial en la ciudad de Palencia.

Así, con un cierto retraso, la capital palentina ha definido al fin el espacio urbano que debe configurar obligatoriamente como Zona de Bajas Emisiones, que concretamente se corresponde con el casco histórico de la ciudad. Esta zona, que fue perfilada inicialmente por el anterior equipo de gobierno, con el PP al frente, ha sido asumida posteriormente por el equipo socialistas que dirige Miriam Andrés, que la ha hecho suya y ha dado continuidad a los proyectos urbanísticos y de reforma del tráfico que esta definición lleva aparejados.

El casco histórico se convertirá en zona con restricciones para los vehículos mediante el control con cámaras

Así, el Ayuntamiento ha iniciado en estos últimos meses la licitación para establecer un sistema de control de accesos para vehículos en esa Zona de Bajas Emisiones. Se hará mediante la instalación de cámaras en todas las vías de entrada o salida al casco histórico. Y aunque desde el equipo de gobierno se insiste en las restricciones de acceso serán mínimas, se irán aplicando una serie de medidas para desincentivar la entrada de vehículos al casco histórico.

Para ello, se reducirá la velocidad permitida, se modificarán las calles más céntricas, mediante la elevación de la calzada hasta el nivel de las aceras y se eliminarán paulatinamente plazas de aparcamiento, pera sustituirse por estacionamientos disuasorios.

Muchas de estas medidas han comenzado ya a aplicarse con cierta intensidad durante este año que acaba. Así, se ha continuado con la reforma de la calle Mayor Antigua, que ofrece ahora un nuevo diseño pensado fundamentalmente para el peatón. Este diseño se ha aplicado ya en otras calles, como la plaza de Cervantes y es el que se va a seguir extendiendo por todo el centro en los próximos años.

El gran proyecto que se ha definido en los últimos meses es la renovación del pavimento, con la elevación de la calzada y la colocación de adoquines en la banda de rodadura, en un largo trazado desde San Lázaro hasta la plaza de León, pasando por los Cuatro Cantones y la plaza de Isabel la Católica (iglesia de la Compañía).

El Ayuntamiento ha aprobado además documentos normativos como el Plan de Movilidad Urbana Sostenible, por el que se siguen otras actuaciones, como la creación de itinerarios ciclistas por toda la ciudad. Para ello se pintaron sobre la calzada un gran número de líneas para marcar el espacio compartido por los ciclistas con los vehículos.

Sin embargo, era tal galimatías de líneas, que se ordenó el borrado de muchas de esas marcas viales, que configuraban una red de carriles bici de 61 kilómetros, en los que la calzada era compartida por bicicletas y coches. Pero esta experiencia no ha resultado satisfactoria, por lo que el equipo de gobierno no volverá a plantear carriles compartidos, sino que pedirá siempre carriles segregados, para extremar las precauciones. Sin embargo, esos carriles segregados en la zona centra son una historia que aún está sin escribir.

Palencia quiere mirar de frente al Carrión

2023 se convirtió en el año de las grandes inversiones, el año del maná europeo en fondo de ayudas para la recuperación tras la pandemia. Llegaron ayudas comunitarias prácticamente a todos los ayuntamientos y Palencia no fue ajena a este reparto. Dinero para el Cristo del Otero, para las zonas de bajas emisiones, para la repavimentación de calles, la eficiencia energética de los edificios públicos y también la extensión de los carriles bici.

Y es precisamente uno de estos proyectos el que más ha cambiado los entornos de la capital palentina, puesto que ha permitido la recuperación de uno de los puentes que antaño salvaba el río Carrión y que fue desmantelado cuando se cerró la línea ferroviaria del llamado 'tren burra'. Este proyecto, que en realidad han sido dos, ha supuesto una inversión global de 1,6 millones de euros, para financiar unas obras destinadas al ocio y el esparcimiento que se han desarrollado durante buena parte de este 2023 que ahora acaba. De hecho, la inauguración oficial no se llevó a cabo hasta el pasado día 20, aunque en la práctica los nuevos senderos para el ocio y el deporte construidos en las riberas del Carrión llevaban ya en servicio algunas semanas.

La actuación ha permitido fortalecer la oferta deportiva y de esparcimiento de la ciudad de Palencia, puesto que se ha construido un sendero para el paseo o los recorridos en bicicleta, que lleva desde la parte trasera de las piscinas de Eras de Santa Marina hasta la ruta verde del antiguo Ferrocarril Secundario de Castilla. Lo más llamativo no son los propios senderos, sino los dos puentes que se han reconstruido uno sobre el Carrión, que adquiere así mucho más protagonismo en la vida de los palentinos, y otro sobre el Canal de Castilla. Ambos se encontraban en la desmantelada línea ferroviaria del 'tren burra' y desaparecieron cuando se clausuró a principios de los años setenta del siglo pasado. Hoy vuelven a alzarse sobre las aguas y refuerzan la la imagen de Palencia como ciudad volcada con la movilidad sostenible, que además ahora se conecta por esta vía verde con pueblos como Mazariegos, Villamartín o Castromocho.

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