Ayer no había siglas. Ni ideologías. Solo un objetivo común: exigir la igualdad entre hombres y mujeres. La lucha feminista inundó la ciudad de Palencia como nunca antes. Era un hecho. Las mujeres salían a la calle para continuar una reivindicación histórica -ya ... de sus abuelas, de sus madres- por la libertad, la igualdad y la dignidad. No cabía nadie más en la Plaza Mayor. Y no hacia falta. Estaban todas las palentinas juntas. Y celebraban, sobre todo, el reunirse este 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer, por todas ellas. Por sus abuelas, sus madres, sus hijas. Por todas. Sumaron más de 6.500 personas, un récord histórico en un día memorable en la capital.
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La Plataforma por los Derechos de la Mujer de Palencia fue la encargada de organizar la multitudinaria manifestación. Desde el monumento de la Mujer partían miles de mujeres -también hombres, que se sumaron al movimiento reivindicativo- cargadas de pancartas y banderas. De música. De aplausos. Y además, de jóvenes. Las nuevas generaciones, más que nunca, salieron a la calle para sumarse a una lucha que consideran «la base para una sociedad igualitaria en el futuro».
Y es que el objetivo de la reivindicación era unir a todas las mujeres independientemente de siglas y partidos. Estaba claro nada más comenzar la manifestación, cuando recordaron desde las plataformas que las mujeres eran quienes «debían ser las protagonistas y encabezar la marcha», y después, más al fondo, tenían cabida los sindicatos y los partidos.
‘Nos queremos libres, feministas’, ‘por mí y todas mis compañeras’ o ‘con ropa o sin ropa, mi cuerpo no se toca’ fueron algunas de las frases que se podían leer en las pancartas que alzaban jóvenes y mayores a lo largo del recorrido. A la llegada de la Plaza Mayor, tuvo lugar la lectura del manifiesto del 8 de marzo, el mismo que se ha leído en todas las ciudades del país. Palencia añadió su toque más personal, reivindicativo y emotivo con un discurso de la cocinera Erika Sánchez Adán, que consiguió los aplausos de las 6.500 personas que se aglutinaban en la plaza.
Con una lectura repleta de las ‘emes’ de marzo, de muertas, de mediocres, de manipuladas. Y sí, de manada. De palabras que salen en el telediario y en los periódicos cada día. Pero también de mensaje, de memoria, de madre, de muchacha. De mujer. El manifiesto que consiguió emocionar a los asistentes, y después, continuó con una canción compuesta por varias jóvenes de la plataforma. Un pequeño micrófono era el único medio para llegar con dificultad a todos los manifestantes, pero que consiguió desatar los aplausos con el comienzo de la canción y su letra, que de nuevo reivindicaba la libertad de las mujeres en todos los ámbitos de la vida.
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También hubo tiempo para recordar a todas las mujeres asesinadas o violadas a causa de la violencia machista, que el pasado año sumó 45 víctimas. ‘Me quiero viva, me quiero libre’, resume el lema de una jornada histórica e inolvidable en Palencia. Un día que pretendía marcar un comienzo en la lucha por una educación sustentada en la igualdad. Sin miedo. Sin ataduras. Como Palencia, toda España se sumó a una reivindicación histórica.
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