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4.284 plazas en 57 residencias duplican la ratio recomendadaAlmudena Álvarez
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Domingo, 16 de julio 2023, 00:27
Que Palencia es una provincia envejecida es una realidad que ha condicionado en las últimas décadas los planteamientos de muchos ayuntamientos, que no han querido quedarse sin tener una residencia en la que atender a sus mayores. Aguilar de Campoo, Ampudia, Astudillo, Herrera de Pisuerga, ... Salinas de Pisuerga, Guardo, Baltanás, Saldaña, Carrión de los Condes, Cervera de Pisuerga, Venta de Baños, Dueñas... Hay 32 municipios, incluida la capital palentina, que tienen una o más residencias de personas mayores.
En su conjunto, Palencia cuenta con 57 centros residenciales, 21 en la ciudad y el resto, en los municipios más grandes de la provincia y en otros más pequeños como Perales, Villaviudas, Becerril, Villada o Valdeolmillos. En esos 57 centros residenciales se ofertan 4.284 plazas, lo que supone casi el doble de la ratio recomendada por la Organización Mundial de la Salud, que habla de cinco plazas residenciales por cada cien personas mayores de 65 años. En Castilla y León, con 702 centros residenciales y un total de 48.602 camas disponibles, esa ratio se sitúa en el 7,6%, mientras que en Palencia supera el 10% ya que hay 4.284 plazas para 41.300 personas mayores de 65 años, según los datos facilitados por la Federación Castellana y Leonesa de Atención a la Dependencia, Acalerte, que agrupa a la mayor parte de empresas privadas que prestan servicio en este sector. «Una ratio que casi duplica la media recomendada», afirma su presidente, Diego Juez.
De los 57 centros residenciales que hay en Palencia, 46 son privados, gestionados por empresas (grupos y particulares) o por el Tercer Sector, y once públicos, gestionados por ayuntamientos, la Diputación de Palencia o la Junta. Del total, los 21 que están ubicados en la capital ofertan 1.871 camas y los 36 en la provincia, 2.413 plazas.
Sin embargo, a pesar de tener una buena cobertura en todo el territorio provincial, lo cierto es que la gran mayoría son centros pequeños donde a veces el servicio «no es viable», afirma Juez. De hecho, de las 57 residencias que hay en Palencia, diez tienen menos de 25 plazas; veinte están entre 25 y 50 plazas; doce, entre 50 y 100 y quince tienen más de cien plazas, con la singularidad de que, en general, las más grandes, San Telmo o Puente de Hierro, San Luis, el Hogar San José, San Juan de Dios o San Bernabé, se ubican en la capital.
«Hay muchas plazas, cada pueblo quiere tener su propia residencia, pero es difícil gestionarlas y hacer que sean viables», explica Diego Juez, porque independientemente del tamaño que tengan, requieren de una plantilla diversa y cualificada. Y aquí es donde se produce el primer escollo, porque uno de las principales problemas a los que se enfrenta este servicio es la falta de personal cualificado, tanto profesionales sanitarios (médicos, enfermeras, auxiliares) que escasean en la España vaciada, contagiados por los mismos problemas que sufre la sanidad, como el resto del personal necesario para prestar el servicio que requieren estos centros. «Es muy complicado encontrar trabajadores y sobre todo en los pueblos, en el entorno rural es más difícil cubrir los puestos», afirma Juez, que asegura que «hay que hacer verdaderos malabares para poder cubrir el servicio». Y ello, teniendo en cuenta que seis de cada diez residencias palentinas están en un pueblo y son la mayor empresa del municipio. De hecho, los centros residenciales generan en su conjunto más de 2.000 puestos de trabajo en la capital y la provincia, empleo directo, no deslocalizable, especializado y en su mayoría femenino. Por eso siempre han sido un objetivo muy goloso durante las campañas electorales y cada alcalde ha prometido su propia residencia como motor de empleo y servicios y lucha contra la despoblación.
Sin embargo, como señala Diego Juez, a la larga se ha demostrado que «es muy complicado gestionar las residencias pequeñas que, a largo plazo, suponen una carga para el propio ayuntamiento». Porque para que estos centros funcionen es necesario contar con un personal ajustado a las necesidades, sobre todo cuando el cambio de modelo hacia el que camina el sector, que pone a la persona en el centro, requiere de un mayor número de profesionales para poder ofrecer una atención individualizada y a la carta a las personas mayores, independientemente de donde residan. Quizá por eso, el presidente de Acalerte considera que habría que dimensionar la oferta de los pueblos en función de sus capacidades, con otras medidas como hogares del jubilado, centros de día o centros sociales y ayuda a domicilio.
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