Raquel Lanseros.

«Vivimos una situación positiva de resurgimiento de la poesía»

Raquel Lanseros cierra este martes los Encuentros con la Poesía de El Norte de Castilla que patrocina el Ayuntamiento de Palencia

fernando caballero

Martes, 30 de mayo 2017, 12:30

Nacida en Jerez de la Frontera en 1973, Raquel Lanseros es una de las voces más lúcidas de su generación. Sus cinco libros se encuentran en Esta momentánea eternidad. Poesía reunida (2005-2016). Lanseros viene de participar el fin de semana en Tossa de Mar en la experiencia Diodati se mueve y este marte cerrará los Encuentros con la Poesía en la Fundación Juan Manuel Díaz-Caneja (20:00 horas), donde espera a parte de la familia palentina de su madre.

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Tan joven y con su poesía reunida. ¿Cómo surgió este libro?

Algunos de los libros estaban ya agotados. Me pareció muy buena idea volver a editarlos y que estuvieran disponibles.

¿Por qué el título, Esta momentánea eternidad?

Es un verso de un poema titulado hacia la luz, que está contenido en el libro Las pequeñas espinas son pequeñas. La poesía reunida la palabra completa no me atrevo a utilizarla porque espero escribir más encapsula de alguna forma ese tiempo que está contenido en los libros, esa época vital en la que los escribí. Se trata de hacer una reflexión del tiempo y me pareció muy oportuno entresacar ese verso, que define la paradoja que es para mí la existencia humana con respecto al tiempo.

¿Con su obra reunida, cómo ha visto su evolución poética?

Es difícil ser juez y parte. A mí me cuesta mucho ser objetiva en cuanto a la evolución. Es obvio que los temas van cambiando en el sentido se que varía el enfoque personal. A medida que pasan los años, uno adquiere experiencias, ve más cosas y canta de acuerdo a la nueva edad. Más allá de eso, me da la sensación de que la voz sigue siendo la misma, porque no ha experimentado unos cambios bruscos. Se sigue notando la misma voz latiendo en los poemarios del principio y del final, aunque los del principio eran más ingenuos.

En el prólogo escribe que todo lo que tiene que ver con la poesía es un acto de amor.

Los grandes temas, el amor, el paso del tiempo, la sensación de fragilidad..., son eternos. La poesía los ha cantado con las armas y los instrumentos que tiene en cada época. Cuando escribí eso no me refería al amor convencional, sino también al amor a la vida, a los libros, a los poetas que han escrito antes que nosotros. Es un acto de resistencia, de amor a la dignidad, es un amor, digamos, más global al que yo me refería en ese momento, pero sí, también tengo bastantes poemas de temática amorosa a lo largo de mi obra.

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En el libro Los ojos de la niebla alterna poemas dedicados a él y a ella, y detrás de ello está siempre la persona. ¿Tiene algún significado especial?

Ese libro era una especie de galería de personajes sin nombre, por eso lo titulé así. Eran personajes anónimos que todos hemos visto, y que, obviamente, eran hombres y mujeres, como en la realidad ocurre. Lo que quería era presentar al personaje a través de un pequeño flash concreto y el lector completa su personalidad. El último poema sí tiene nombre, pero es una lápida, es un poema dedicado a alguien que murió, Beatriz Orieta, maestra nacional, porque es un homenaje a los maestros.

¿Y por qué este homenaje a los maestros?

Mis padres ahora están jubilados, pero fueron maestros, en mi familia ha habido muchos maestros. A partir de mi experiencia propia en este colectivo, pienso que es el ofico que más futuro construye, posiblemente del que más dependa el país que vamos a tener, aunque no nos demos cuenta. Beatriz era una maestra que ejerció en la postguerra, por lo que también era una forma de homenajear a los maestros depurados, represaliados, asesinados que hubo en este país.

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Muchos de sus poemas los salpica con frases sentenciosas, lapidarias, que denotan cierto tono intelectual. ¿Tiene alguna razón?

No están escritas expresamente ni proyectadas a priori. Yo siempre he visto la poesía como una disciplina que tiene muchas patas. Una puede ser la lírica, otra se apoya en el subconsciente, en lo intuitivo, en lo emocional, también tiene otra pata que es la del pensamiento, la reflexión, y la musicalidad, el ritmo. A mí, que en mi vida cotidiana tengo tendencias filosóficas, me gusta mucho la reflexión y la historia del pensamiento humano, y quizá va esa manera de ser en algunos versos.

Un ejemplo hermoso: su último libro, Las pequeñas espinas son pequeñas, termina con un verso que dice «no hay verdad más profunda que la vida».

Lo creo firmemente. Por encima de la vida no hay nada, ni siquiera la poesía, que mira que la amo, pero la vida es lo que está de cualquier otra cosa.

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¿Por qué cree que la poesia es un género minoritario?

Cuando Juan Ramón Jiménez dijo aquello de las inmensas minorías, tenía un poco de razón, porque aunque es un género minoritario, es cierto que tiene muchos más seguidores y amantes de lo que parece a primera vista. La poesía no va con los tiempos, nunca ha ido con tiempos de consumo rápido. La poesía tiene más que ver con interiorizar, con reflexionar, con sentir, con la calma, y de pronto, las personas que están dispuestas a emprender ese viaje aman la poesía, y hay otras que a lo mejor en un momento dado tienen más prisa y la descubren más adelante. Todos nos sentimos concernidos por la poesía, aunque parezca que en un momento dado estamos ajenos a ella.

¿Cree la enseñanza de la poesía está bien representada en el sistema educativo?

Cualquier poeta al que se le pregunte contestaría lo mismo, sin temor a equivocarme. Los poetas siempre estamos pensando que desde la escuela se puede hacer mucho más. La exposición de los niños a la poesía es limitada y repetitiva y dependiendo de la buena voluntad de cada maestro. No se aborda con el entusiasmo y la trascendencia que la poesía tiene en la educación del ritmo, del amor a la lengua, de la sensibilidad, de la belleza, de la capacidad crítica. Todo eso deja ahora un poquito de desear. Algunos maestros sí se empeñan y hacen un trabajo impecable, pero el sistema no lo propicia.

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¿Cómo ve el estado actual de la poesía que se escribe en España?

Creo que estamos en un momento muy bueno. De hecho, hay un boom de poesía escrita por jóvenes que venden muchísimo, y hay mucha gente interesada. En Madrid, por ejemplo, cada día hay varias sesiones de lectura, gente que quiere leer sus obras. La poesía está en ebullición y esto es buena noticia para la poesía y para los que la queremos. Me da la impresión de que goza de bastante buena salud.

¿Esto se traduce también en la calidad de los poetas?

Eso es como todo. Cada uno hace lo que entiende que es mejor. No siempre la calidad y la cantidad son la misma cosa, pero hay que dejar que el tiempo ponga a cada uno en su sitio, porque los cánones son flexibles. Lo que hoy nos parece calidad, dentro de cien años se opina lo contrario. Es muy apresurado juzgarlo, pero ya el hecho de que tanta gente se anime de por sí es bueno, aunque es obvio que si mucha gente escribe poesía, no todos pueden ser Lorca.

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¿En el plano editorial se traduce esta ebullición de la poesía?

Sí. Ha habido un montón de editoriales nuevas que han nacido al albor de este boom. La poesía se está moviendo mucho. En España se vive una situación muy positiva de resurgimiento de la poesía.

¿Cómo se enfrenta a los lectores en sus recitales?

Cuando tengo a los lectores enfrente, que es algo que me produce muchísima gratitud, porque el hecho de que decidan acompañarte un rato de su tarde no pueden dar nada más valioso que su propio tiempo, lo que me apetece es que salgan con buen sabor de boca, que pasen un buen rato, que disfruten, que piensen, que sientan, para lo cual ofrezco un recital muy variado, donde las temáticas, los tonos, los estilos contrasten, para que no sea monótono, y a la vez si puede ser agradable, sea ameno.

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