fernando caballero
Jueves, 25 de mayo 2017, 23:09
«Una carrera larga, profunda, auténtica, sincera y depurada. Uno de los autores con más fuerza, y no solo en Castilla y León». Así definió este jueves el poeta y director de El Norte de Castilla, Carlos Aganzo, a Fermín Herrero, que protagonizó la segunda velada de los VII Encuentros con la Poesía que organiza el periódico con el patrocinio del Ayuntamiento de Palencia. Herrero es un autor en plena ebullición, que sin embargo ha desarrollado una trayectoria «callada y silenciosa que ahora aflora». Una obra que, añadió Aganzo, «no pierde un ápice de autenticidad y apego al territorio».
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Con esta presentación, el poeta soriano arrancó su intervención realizando un homenaje a la poesía de raíz castellana, como la que él cultiva, pero no solo él, sino otros muchos autores, como Carlos Aganzo y algunos, incluso, de los palentinos que ayer le escuchaban. «Una poesía que se encontraba hasta hace poco en un segundo plano y que pasó desapercibida», pero que ahora se está valorando.
En este sentido, su último poemario, Sin ir más lejos, ha sido reconocido con los premios de la Crítica a nivel nacional y regional. Este texto fue la base del recital que ofreció en la Fundación Juan Manuel Díaz-Caneja, aunque lo inició con Catastro, incluido en el libro El tiempo de los usureros, un texto que él define como su poética y que «está dirigido a mí mismo para darme ánimos».
Fermín Herrero leyó otros poemas salpicados de reflexiones, aunque aseguró que «comentar la poesía la debilita y devalúa, pero se debe hacer». «No me gusta la palabra por el valor etnográfico, sino por el valor poético», aseguró en otro momento del acto. Lamentó la idea de que la poesía esté relegada, parece una cosa antigua y sin vigencia». Frente a esta idea, en el debate con el público se mostró claramente a favor del género. «La poesía es lo máximo. Hay que tener cuidado con profanarla. Allá donde esté la poesía, voy yo», dijo, para definirse no como un poeta, sino como «un versificador, y con los años probablemente algo he aprendido», apostilló.
Sobre el poema, dijo que «es una tentativa que acaba en el fracaso, pero afortunadamente siempre lo sigues intentando». Pese al tono afable con que llevó el recital, con muchos guiños a su amigo y presentador Carlos Aganzo de quien destacó su generosidad con los poetas y en general con la poesía, Fermín Herrero desdeña la ironía en su obra.
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El escritor soriano leyó varios textos que definió como metapoéticos, como el que seleccionó del libro De la letra menuda, editado en 2009 por la editorial palentina Cálamo, y del que explicó el título refiriéndose, según el dicho castellano, a las personas aparentemente simples que dicen cosas interesantes y profundas.
Luego se centró en el laureado poemario Sin ir más lejos, lleno de poemas metapoéticos, que «hablan sobre la propia poesía, que a veces conduce a envolverse mucho en lo mismo». De ellos, resaltó la gracia, extrañeza y curiosidad de los poetas. Herrero se refirió al título de su último como «provocativo adrede contra el cosmopolitismo imperante y la idea globalizadora del mundo». Herrero, por último, se refirió a las tres vías de la poesía, la trascendente, la inmanente y la literaria., y concluyó el recital con un poema dedicado a su madre.
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