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fernando caballero
Miércoles, 24 de mayo 2017, 21:42
Con la concesión reciente del Premio de la Crítica de Castilla y León por su último poemario, Sin ir más lejos, Fermín Herrero (Ausejo de la Sierra, Soria, 1963) participará mañana en la segunda velada de los Encuentros con la Poesía, que organiza El Norte de Castilla con el patrocinio del Ayuntamiento de Palencia. Profesor del instituto Juan de Juni de Valladolid y crítico literario del suplemento La Sombra del Ciprés, de El Norte de Castilla, Herrero cultiva una poesía en la que la naturaleza y el campo adquieren protagonismo. No en vano, reconoce que le hubiera gustado quedarse en el campo con las tierra de su familia. «Me gusta mucho, porque me resulta muy parecido a la poesía. De hecho, verso viene de un término latino que indica cuando el arado daba la vuelta», recuerda. Entre sus libros, destacan Echarse al monte, Un lugar habitable, El tiempo de los usureros, De la letra menuda, Tierras altas, Tempero y La gratitud, entre otros.
Fermín Herrero participará este jueves, 25 de mayo, en los Encuentros con la Poesía. que organiza El Norte de Castilla y patrocina el Ayuntamiento de Palencia. El recital comenzará a las 20:00 horas en el salón de actos de la Fundación Juan Manuel Díaz-Caneja (calle Lope de Vega, 2).
Los dos primeros versos de Sin ir más lejos dicen que La poesía es la conciencia. ¿Conciencia de qué?
No hablo de la conciencia crítica, ni de la conciencia social. Tampoco de la conciencia íntima, sino de la conciencia entendida al modo oriental, separada del yo y capaz de transcenderlo. Es una especie de acumulación. Lo acumulado a lo largo de generaciones es fruto de la tradición, pero cada versificador debe injertar un componente ético. De ahí la alusión que hay en el poema a Hitler, esa frase atribuida a él de que la conciencia es un invento judío. En la India delimitan muy bien mente y conciencia. La mente sería del parte del yo que aúna las percepciones sensoriales y la conciencia sería la capacidad de ver la realidad que construyen los sentidos, una realidad externa pero a la vez asisten a esa construcción, que sería la poesía.
Entre otras citas que abren el libro aparece una de Carl Gustav Jung que dice que lo sencillo siempre es lo más difícil. ¿Esta es la esencia de su poesía?
Los más difícil de conseguir es la sencillez. Es a lo que yo tiendo. Tampoco es que lo haya conseguido. Una sencillez que no es simpleza y mucho menos simplismo. La sencillez debe ser fruto de la decantación, y sin perder nunca el fondo del poema. Siempre cito una definición de Bergamín que dice que la poesía tiene que ser clara y difícil. La superficie del poema tiene que ser sencilla, estar limpia y que haya un fondo, como un manantial en la montaña.
La naturaleza está presente en su poesía. ¿Es una naturaleza real o idílica?
Idílica, no, en ningún caso. La poesía mía no ha sido bucólica, entre otras cosas porque soy de pueblo. No tengo una visión paisajística ni tampoco ecológica, sino una visión desde dentro del paisaje. La naturaleza tiene el eco y la resonancia de la creación, es algo que ha estado antes que nosotros y nos sobrevivirá, y por lo tanto tiene esa sustancia que la poesía debe recoger. Nunca escribo sobre paisajes de postal o hermosos, no, simplemente hablo del paisaje común.
El campo es una parte fundamental en su obra. En su libro Tempero se percibe el olor de la mies, los sabores del cereal
Tempero es un libro muy emparentado a Sin ir más lejos, con otra forma expresiva, tal vez, porque en Tempero los poemas son más breves, pero pretenden recoger lo mismo. El mayor elogio que se puede hacer a la poesía es que tenga verdad. No escribo poemas sobre la naturaleza impresionista o paisajístico. Están escritos desde dentro porque los he vivido. Mucha gente dice que mi poesía es muy oriental, muy china, y es verdad en la manera de percibir la mirada. En el campo ocurre que los que están dentro generalmente no ven su belleza, entre otras cosas porque están a lo suyo, y los que están fuera tampoco lo comprenden porque es algo ajeno, aunque tengan mucho interés por la naturaleza. Mi generación ha tenido la suerte de que hemos estado dentro y fuera. Hemos tenido esa posibilidad. Si no hubiese estudiado, hubiera tenido una visión solo desde dentro. Esa posibilidad es la que hace que haya gente que vea verdaderamente una poesía de campo. No es una poesía paisajística, poética, lírica, sino que parte de algo verdadero.
Cuando participa en un encuentro con sus lectores, ¿cómo lo orienta? ¿Cómo se enfrenta a sus lectores?
A los poetas hay que oírlos. Si yo escribo poesía es por que oí a algunos poetas que me impresionaron mucho. No sé muy bien lo que haré, depende del público que asista. Igual hago un repaso general a mi obra o bien leo poemas de mi último libro.
¿Cuando se publiquen sus obras completas, incluirá todos los poemas o reniega de algunos?
No tocaría nada. Hace dos o tres años publiqué mis primeros libros escritos hace un cuarto de siglo y no los toqué. Yo entiendo, por ejemplo, a Juan Ramón Jiménez que estuviese toda su vida mejorando, retocando sus textos, pero yo prácticamente no he publicado un libro que no tuviera más de cinco o seis años de haber estado escritos. Los dejo reposar, luego los reviso, los afino lo que puedo y ya está, porque creo que el acto de escribir un poema depende del momento, revisarlo siempre me parece falso. Los primeros libros no tienen nada que ver con lo que escribo ahora, pero no me arrepiento ni reniego de ellos. Cada momento de la vida tiene su expresión.
La labor de crítica literaria es también muy importante en su trayectoria. ¿Cómo la crítica?
Lo que hago en El Norte de Castilla sobre todo es intentar que tengan algo de repercusión, o por lo menos que se sepa que existen, libros muy minoritarios. Escribo sobre lo que leo. De momento no he perdido la curiosidad y siga aprendiendo. La misión primera del crítico es aprender. Son libros minoritarios, pero extraordinarios, sobre todo de traducciones. Generalmente de lo que escribo es de ensayo y narrativa. No es que no lea poesía, sino que me parece que en el suplemento hay otros críticos especializados en este género.
¿Cómo ve el estado actual de la crítica literaria?
Hay de todo. La labor que hacen es muy buena, lo que pasa es que no tiene ninguna repercusión social.
¿Confía que algún día la poesía sea mayoritaria entre los lectores?
Ahora mismo hay un fenómeno juvenil: los que más libros venden en España son poetas, poetas entre comillas, porque se ve que no pueden ser poetas por la edad, por las maneras. Es un fenómeno unido a internet y a las redes sociales. La poesía no puede ser mayoritaria, por su propia definición. Si tiene público no puede ser poesía. A los poetas nos gustaría tener un montón de lectores, pero hay caminos que imposibilitan eso.
¿Como profesor transmite a sus alumnos la pasión por leer poesía?
En esto no soy un buen profesor. Al cabo de tantos años, no lo he conseguido. No sé qué fórmula hay. Creo que el entusiasmo, el amor a la literatura, es la única manera, pero es dificilísimo, aunque de repente tienes a alguien que sí, que da ese salto a ser un lector de verdad.
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