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fernando caballero
Martes, 23 de mayo 2017, 19:07
Sergio Galarza, de 40 años, forma parte de la nueva generación de novelistas peruanos que continúan la estela de los veteranos Mario Vargas Llosa y Alfredo Bryce Echenique, que además reside en España desde 2005. Estre presentó en la Librería Ateneo su nueva novela Una canción de Bob Dylan en la agenda de mi madre (editorial Candaya). Con diez libros publicados, seis de los cuales desde que reside en España, Sergio Galarza dedica esta novela-duelo a su madre, que falleció en 2011 a causa de un cáncer.
«Más que una biografía o una novela-duelo, es una historia que habla de un personaje ordinario, porque mi madre no era conocida más que en el barrio, pero ejemplificaba muchas cosas. Pertenecía a la primera generación de mujeres que se independiza, que empieza a sobresalir por delante de los hombres y que vence una serie de problemas como es el machismo», explica el novelista momentos antes de la presentación de la novela.
La madre del novelista enfermó y ocultó la enfermedad, lo que no le impidió venir a España a visitar a su hijo. Realizaron un viaje de un mes por Galicia, Cádiz y Madrid. «En el viaje de Galicia, yo tenía la música puesta en el coche y siempre sonaba Bob Dylan, en especial la canción Blowin in the wind. Depués de la muerte de mi madre, descubro que la canción la había transcrito en la última página de su agenda. Fue una canción reveladora de que ella podía ser consciente de que era la ultima vez que nos íbamos a ver y que el viaje era un intento de reconciliar ciertas diferencias y tambien una despedida de su vida. Que mi madre asumiera la enfermedad de forma secreta tiene sentido, porque tenía miedo a la mutilación. El cáncer es una enfermedad que te mutila y no te permite vivir a plenitud. Ella decidió vivir al cien por cien los últimos días de su vida antes de someterse a cualquier tratamiento», señala el autor.
La novela es un homenaje a su madre, pero también de reconocimiento a una generación de mujeres. «La obra es la asimilación de un dolor. El dolor está ahí, pero no se puede vivir arrepintiéndose toda la vida de no haber compartido ciertas cosas porque se podría convertir en una locura.
Pero lo que sí se puede hacer es mantener la memoria, y lo que intenta el libro es mantener la memoria del personaje que es mi madre», añade Galarza, para quien Dylan es un cantamte que le ha marcado. «Mi educación musical es de la música folclórica, con instrumentos de cuerda y de viento. Mi padre siempre escucha música folclórica latinoamericana, por lo que siempre he sentido más apego a este género, y Bob Dylan la representa en el mundo anglosajón», concluye el novelista.
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