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Fernando Caballero
Miércoles, 8 de marzo 2017, 21:08
Julián Alonso Alonso (Palencia, 1955), poeta visual, promotor cultural y funcionario, se incorpora mañana a la academia de estudios locales palentinos. El acto comenzará a las 20:00 horas en el salón de actos del Palacio Provincial.
¿Cómo afronta su llegada a la Tello Téllez?
Con la humildad de saber que voy a estar rodeado de compañeros y compañeras muy expertos en sus campos respectivos y con el agradecimiento de que algunos de ellos hayan considerado que merecía ser propuesto y el resto lo hayan aceptado.
¿Qué puede aportar usted?
Entusiasmo, trabajo, predisposición a colaborar y espero que buenas ideas. Intentaré sin duda hacerlo lo mejor posible y enriquecer en la medida de mis posibilidades el amplio bagaje acumulado por la Tello Téllez a lo largo de sus muchos años de existencia.
¿Cómo ve en estos momentos la academia palentina?
Cualquier afirmación por mi parte sería seguramente gratuita, porque la imagen que desde fuera podemos percibir no ha de ser necesariamente la misma que se percibe desde dentro, y la valoración de sus resultados siempre sería subjetiva. Lo que sí puedo decir, por lo que conozco, es que quienes la componen tratan de hacer un trabajo serio y riguroso, cada cual en su ámbito de especialización, y el conjunto resultante es muy valioso. Por sus publicaciones podemos valorar lo que hasta la fecha ha aportado, y en estos momentos no hay motivos para pensar que no siga siendo así. Lo que sí echo en falta es una comunicación más efectiva hacia la ciudadanía de su labor y sus buenos resultados.
¿Qué papel cree que debe tener la Tello en la cultura palentina?
El que ya tiene, de estudiar y potenciar la historia, la literatura y el arte que se ha producido y se produce en nuestra tierra, si bien considero que no solo tiene que centrarse en lo pasado, sino situarse también en paralelo con la actualidad y con lo que se cuece en el día a día en todos los ámbitos de la cultura palentina. Es bueno preservar y desvelar nuestro legado, pero no lo es menos potenciar y difundir los resultados valiosos del presente y detectar por dónde puede ir el futuro.
La crisis le ha obligado a editar libros digitales. ¿Cómo funcionan?
Los libros digitales tienen la desventaja de que no son palpables. Eso, a quienes amamos el papel, nos disgusta, pero tienen la gran ventaja de que se difunden más y con mayor rapidez, y te permiten publicar cosas que de otro modo serían prohibitivas. Mi experiencia es que la cantidad de lectores potenciales se multiplica, aunque siempre tiene uno que pelear contra la inmediatez del medio y tratar de que el eco de esta clase de ediciones no se apague como la llama de una cerilla. Hay que adaptarse a los tiempos aunque a veces no guste. Yo lo siento particularmente por la colección de poetas palentinos Cuatro Cantones, que por el momento se ha visto truncada en formato papel cuando aún quedan muchos y buenos poetas por difundir. Modestamente creo que es un buen proyecto, pero la Fundación Díaz Caneja bastante mérito tiene hoy en día con sobrevivir y seguir realizando actividades, y es justo agradecerle el esfuerzo que hizo mientras pudo por mantenerla. Otra cosa son las instituciones públicas que no parecen demasiado interesadas en este u otros proyectos de alcance. No obstante, en breve verá la luz un número especial. Será el catálogo de la exposición de sonetos de autores palentinos titulada Contad si son catorce, que se podrá ver en la Biblioteca Pública entre el 13 y el 26 de marzo con una representación de treinta autores.
¿Desde cuándo conoce a Cuesta?
Su obra, sin saber que era de Cuesta, la descubrí muy joven, en 1968, por el cartel de un grupo palentino de rock de la época. Se trataba del grupo Experiencia, y representaba un busto de perfil muy parecido a Jimmy Hendrix, en un estilo de pop sicodélico que me llamó mucho la atención, y seguro que toda mi generación recuerda porque fue un acontecimiento. A él lo conocí personalmente en 1992 en una exposición en Caja Duero, porque previamente me habían encargado un texto para acompañar a una colección de sepias sobre Sevilla que se distribuyó en esa ciudad con motivo de la Exposición Universal de aquel año y hasta ese momento no habíamos hablado nunca. A partir de ahí trabamos una buena amistad.
¿Cómo es Ángel desde el punto de vista personal?
Es un hombre sencillo, incluso tímido, muy jovial, trabajador compulsivo, generoso y con una curiosidad por el conocimiento y la experimentación inagotable. Hemos participado en varios proyectos y casi siempre es él quien arrastra a los demás y nos da ejemplo con su trabajo incansable. Aunque pueda ser un lugar común, yo lo calificaría como una buena persona.
¿Cómo define su obra?
No sé si Ángel Cuesta es el mejor de nuestros pintores. Eso es algo muy opinable, y en Palencia, por suerte, buenos pintores hay muchos, cada uno en su terreno, pero sin duda ninguno ha pintado tanto, tan variado y con tanta dignidad como él. Creo que muchos de sus compañeros dirían lo mismo y espero que nadie se sienta ofendido por mis palabras.
Habla de sesenta años de pintura. ¿Cómo ha evolucionado su obra?
La obra de Cuesta ha estado y aún está en constante evolución, con la particularidad de que su indagación en nuevas formas y estilos nunca ha relegado otros logros. Son muy conocidas y apreciadas sus acuarelas, sobre todo las sepias sobre temas palentinos que tanto se han difundido. No creo que haya una casa en Palencia donde no exista al menos alguna reproducción de esas obras. Sin embargo, no son menos valiosas otras de sus muchas maneras de pintar, desde las arenas y otras propuestas matéricas a sus buenos retratos, sus paisajes acrílicos de trazo grueso, sus caleidoscopios, sus abstracciones, su obra constructivista, sus incursiones de influencia cubista o pop, sus esculturas en madera o sus intervenciones en objetos existentes como tablas de lavar, hormas de zapato, cajas, o cerámicas. La evolución es en Cuesta una constante. Nunca se ha conformado con los evidentes logros de su pintura y nunca ha dejado de indagar, aunque esa insatisfacción no le ha impedido profundizar en la práctica de sus múltiples estilos de trabajo.
¿Con qué estilo de los que cultiva Cuesta se queda usted?
No soy jugador de una sola carta. Me encantan sus acuarelas, pero no me gustan menos sus arenas, sus obras constructivistas e incluso sus abstracciones y sus manchas informes de color. ¿Cómo discriminar entre las más de diez mil obras que tiene pintadas a lo largo de tantos años de oficio?
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