Dos jóvenes mueren en Palencia al arrollar el tren a un coche en un paso a nivel

El viaje se presentaba como otro cualquiera de los muchos que les había llevado hasta Husillos, municipio al que estaban ligados por amistad y por raíces familiares. Pero el de ayer fue el último para Víctor Prieto, de Villamuriel de Cerrato, y Jaime González de Pablos, de Venta de Baños, de 22 y 21 años, que cuando se dirigían en coche a Husillos, un tren Alvia 4193 que cubría el trayecto entre Madrid y Santander, segó sus vidas mientras cruzaban un paso a nivel situado en la P-991, próximo a la Azucarera de Monzón.

El suceso ocurrió sobre las 21:00 horas, cuando los dos jóvenes circulaban por la P-991 (Husillos-Monzón), a la altura del paso a nivel ubicado en las proximidades de la antigua Azucarera de Monzón. Los dos jóvenes, por motivos que aún investiga la Guardia Civil, rebasaron el cruce en el instante en que se aproximaba el tren Alvia 4193, que cubría el trayecto Madrid-Santander en dirección hacia Santander con 90 pasajeros a bordo. El impacto fue brutal, embistiendo el convoy al vehículo por el lado delantero del conductor y arrastrándole por la vía unos cincuenta metros, hasta que quedó convertido en un amasijo de hierros. Los cuerpos de los dos jóvenes salieron despedidos del vehículo, uno de ellos a unos tres metros del mismo y el otro, aproximadamente al doble de distancia.

Hasta el lugar acudió la Guardia Civil de Tráfico, los bomberos del Parque de Palencia y del parque de Frómista de la Diputación. Además, el Servicio de Emergencias Sanitarias 112 de Castilla y León dio aviso a Emergencias Sanitarias (Sacyl), que envió una UVI móvil, y se activó el Centro Coordinador de Emergencias de la Agencia de Protección Civil. En el lugar, los servicios sanitarios solo pudieron certificar la muerte de los dos ocupantes del vehículo, sin que ninguna persona de las que viajaban en el tren precisase de asistencia sanitaria.

El tren quedó detenido en la estación de Monzón, a unos 200 metros del lugar del accidente, y se interrumpió la circulación de convoyes, mientras la Guardia Civil y trabajadores del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) inspeccionaban la vía y tomaban fotografías, en medio de una noche gélida que dejaba aún más helados a los vecinos y curiosos que se arremolinaban en torno al paso a nivel para observar de cerca la tragedia. Los rostros de los familiares de los fallecidos ofrecían imágenes desgarradoras, solo interrumpido el silencio sepulcral por sus gritos de dolor.

Hasta el lugar acudió también el equipo forense, que procedió al levantamiento de los dos cuerpos y un servicio de grúa que, al cierre de esta edición, desconocía aún cómo poder acceder a la zona y llevarse el vehículo del lugar, por la proximidad y el peligro de la catenaria por un lado, y por encontrarse cerrado el acceso con una valla por el otro. Mientras una empresa de autocares enviaba vehículos para trasladar a los viajeros a su punto de destino, se vivieron momentos brutales, como cuando el padre de uno de los fallecidos, sereno pese a la desgracia, insistía en que quería ver el cadáver de su hijo en la vía, o cuando una mujer destrozada gritaba «¡Otra vez no, otra vez no!», quizá refiriéndose a que el padre de Celinda Sánchez y bisabuelo de uno de los dos jóvenes falleció hace años también en otro accidente de tráfico.

Sobre la investigación, no ha trascendido aún el motivo del accidente, si bien las semibarreras del paso a nivel funcionaban correctamente cuando la Guardia Civil dio orden de que volvieran a ser bajadas y no tenían daños evidentes de haber recibido un impacto. Fuentes de Adif informaron al respecto de que este paso a nivel está perfectamente señalizado y funcionando correctamente, por lo que se baraja como hipótesis que el turismo pudiera haber sorteado una de las semibarreras para continuar su marcha.

La historia reciente de Palencia registra otro accidente de coche en un paso a nivel ferroviario, el ocurrido el 11 de septiembre de 2012 en Espinosa de Villagonzalo, con dos hombres búlgaros muertos.

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