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Martes, 7 de febrero 2017, 12:04
Los alumnos pueden incorporarse a las Filipenses con solo un año, para ir conociendo la metodología de trabajo del colegio, y no lo abandonan hasta que cumplen los 18 y se van a la Universidad. El centro, con 928 escolares matriculados, ha dado un paso más en la enseñanza obligatoria al implantar el servicio de guardería. «Insistimos en las inteligencias múltiples, en la estimulación, en la psicomotricidad... en un sistema metodológico que de alguna manera se mantiene a lo largo de todas las etapas, adaptados a cada edad», explica el director académico del colegio, Andrés Llorente. Precisamente lo que él denomina verticalidad, que es aplicar unas mismas directrices desde los niveles más bajos hasta los superiores, es en su opinión el gran tesoro de las Filipenses.
«No prescindimos en ningún caso de la metodología que siempre ha funcionado con éxito, pero hemos apostado por incorporar nuevos planes para estimular más a los alumnos y facilitarles que fijen mejor los contenidos. Una de nuestras dinámicas de las que más satisfechos estamos, que se aplica en varias asignaturas y con alumnos de todos los niveles, es el trabajo por proyectos», explica Llorente. Los profesores tutelan esta iniciativa y todos los contenidos, que los alumnos mayores se encargan de transmitir a los más pequeños. Llorente reconoce que es un elemento motivador para todos: los escolares de niveles superiores se sienten más responsables, trascienden la figura del profesor y se sienten satisfechos de dirigir un aula, mientras que los pequeños logran aprendizajes significativos y los afianzan con menor esfuerzo.
La anatomía aplicada es la asignatura en la que se ha iniciado este proyecto, aunque los éxitos obtenidos ha motivado que salpique lo académico y se aplique a otros contenidos transversales, como la pastoral o la convivencia. «Ahora también se está aplicando al plan lector del centro. Estamos estudiando la figura de Miguel Hernández, y por ejemplo los alumnos de segundo de la ESO teatralizan algunas de sus obras para Infantil. Se trata de ir metiendo esa esencia vertical como elemento motivador», indica.
Las nuevas tecnologías, los programas de inmersión lingüística, los proyectos y las metodologías más modernas forman parte de un sistema de enseñanza en el que, por encima de los contenidos, los docentes dan prioridad a las personas. «Nuestro objetivo es orientar y acompañar a los alumnos, tratar de que sean dueños de su propio proyecto. Enseñaos y educamos a los alumnos para afrontar los retos que les vaya a tocar vivir y, sobre todo, trabajamos por incorporar a las familias como los primeros educadores. La familia es el pilar fundamental de nuestro modelo educativo y por eso trabajamos juntos», afirmó.
Andrés Llorente sostiene que no puede olvidarse que el colegio concertado está regido por religiosas y aunque él como seglar ejerce como director académico, también la dirección del colegio está a cargo de una religiosa que vela porque se mantengan los criterios de la orden.
En definitiva, al margen de las innovaciones y la aplicación de las técnicas más novedosas para que los alumnos salgan perfectamente preparados en el terreno académico para acceder a la universidad, Filipenses prioriza la formación íntegra de la persona. Precisamente por ello se ha decidido ampliar la admisión de alumnos desde un año, para poder introducirles en esa metodología que, de forma transversal, aplica a todas las asignaturas los valores que defiende el centro, como la convivencia, la pastoral, el voluntariado. «En definitiva, queremos personas que sean dueñas de su proyecto. Educamos a los alumnos para afrontar todos los retos que les toque vivir y habitualmente no solo afectan a lo académico», concluye.
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