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Soraya Noriega
Lunes, 22 de agosto 2016, 11:49
Vaya torito, ay torito guapo como dice la canción del Fary, es algo que sin duda piensan los recortadores Javier Magdaleno y César Fernández, y el saltador Raúl Arreal, cada vez que ven aparecer al astado por la plaza en dirección hacia ellos, pero es que la afición que han escogido se trata de enfrentarse al morlaco teniendo como única defensa su cuerpo, y esquivarlo airosos con un espectacular corte, salto o quiebro. Los tres palentinos se definen como compañeros de fatigas y amigos, y llevan más de cuatro años inmersos en el arte taurino de los recortes.
Palencia acogerá el próximo sábado la eliminatoria del Campeonato de España de Recortadores, en la que participarán Magdaleno y Arreal con el objetivo principal de llegar a la final del campeonato, que se disputará en Zaragoza. Sin embargo, previamente tendrán que pasar por la Rioja, dónde tendrá lugar la última eliminatoria.
Javier Magdaleno se inició en el mundo de los toros de niño, ya que su padre es novillero. Con ocho años toreó su primera becerra, pero como el capote no le terminó de convencer exploró nuevos horizontes. «A base de ir de pueblo en pueblo. Así descubrí qué modalidad de los toros era la mía», señala Magdaleno, quien destaca que el mundo de los recortes ha evolucionado mucho. «Ya no se mira tanto la técnica del corte puro como el espectáculo que el recortador ofrece, es algo que cada vez tiene mayor puntuación», destaca el romántico de los recortes que mantiene el estilo tradicional de concluir el corte con los pies juntos. Con diez temporadas de concursos a sus espaldas, afronta la primera eliminatoria para el campeonato nacional con ganas y optimismo. «Conseguir llegar en el día del Pilar a la Plaza de la Misericordia, delante de tanta gente, y enseñarles mi pasión sería un sueño», explica Magdaleno. «La cita palentina dotará de categoría a la ciudad porque seguro que acudirá mucha gente y tendrá repercusión, incluso a nivel internacional», añade.
Tanto Arreal como Fernández y Magdaleno comentan que la sensación de estar ante el toro es increíble. «Solo se puede explicar si la vives tú mismo, no hay palabras para eso», detalla Fernández. Además, señalan un detalle relevante para realizar los recortes. «Cada toro es un mundo, tiene una personalidad y un carácter. Cada animal te da una nueva sensación», comenta Arreal. «Es como la droga, adictivo. Pasas miedo, pero también aprendes a hacerlos frente y a disfrutarlo», añade Magdaleno.
Los tres coinciden en que la mayoría de las cogidas son por exceso de confianza o despistes. «Lo peor de recuperar tras una cogida no es el físico sino la mente, cuesta volver a hacer frente a un toro y recortarlo una vez que te ha cogido», destaca Arreal, que se ha recuperado de una cogida físicamente en dos meses, pero que aún trabaja en reponerse mentalmente. Arreal también participará en la eliminatoria en la modalidad de salto y cree que tiene opciones de estar en Zaragoza. «Me veo fuerte», afirma.
Por su parte, Fernández no se dedica a participar en competiciones o concursos, «mi lugar está en las plazas y en las calles de los pueblos», comenta. Además, coincide con sus compañeros al valorar el estado de la tradición taurina en Palencia y la conclusión de los tres es que se está perdiendo. «Los pueblos cada vez suprimen más las actividades taurinas, la gente cada vez va menos a verlas. A pesar de que la polémica de la tauromaquia no afecte directamente al mundo de los recortes porque no se daña al animal, también repercute», expone Fernández.
Respecto a la tauromaquia en Palencia capital, los recortadores creen que no se fomenta lo suficiente el mundo taurino. «Contamos con una plaza de toros espectacular a la que solo se le da uso en San Antolín. Podrían hacerse capeas durante el año o alguna iniciativa que fomentase este mundo. Al menos el cartel de San Antolín de este año es algo bueno», apunta Arreal poco antes de destacar el poco prestigio que se le da a los recortadores. «Nos enfrentamos al toro más desprotegidos que los toreros, cuerpo a cuerpo, sin muleta, y la valoración que hacen de esta profesión es ruinosa», señala Arreal, que sueña con pisar el albero maño el día del Pilar.
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