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J. OLANO
Sábado, 4 de junio 2016, 22:49
Birrias, chiborras o botargas han tomado la Calle Mayor. Parecía la fiesta grande de los 17 pueblos que trajeron hasta la Feria Chica todo el poderío de su riqueza coreográfica, musical y de indumentaria. Los danzantes de los diferentes grupos, comandados algunos por ese birria, chiborra o botarga como director, han hecho gala de ese patrimonio inmaterial que acumulan desde hace más de 400 años.
Enaguas de blanco inmaculado y almidonadas, camisas y calzones de diferentes estilos, zapatillas de esparto, medias blancas, pañuelos plegados al pecho o cayendo sobre la espalda, sombreros, mandiletes, fajas rojas o azules, y lazos y cintas conformaban todo un festival de color, música y baile.
El desfile ha partido desde el parque del Salón y discurrió durante dos horas por la Calle Mayor, con diversas paradas que para los bailarines pudieran demostrar sus habilidades y mostrar la riqueza de ese patrimonio inmaterial al público, que observó muy de cerca esos complejos ritos de los danzantes de Palencia tienen ritos complejos. No hay dos danzas iguales, y dentro de su repertorio se incluyen, además de las danzas de palos o paloteos, las procesionales, trenzados de cintas, pasacalles de autoridades, versos, vítores, autos teatrales, músicas propias, indumentarias y un sinfín de peculiaridades que los convierten en un patrimonio cultural único.
En la segunda edición del Día del Danzante, celebrada este sábado en el marco festivo de la Feria Chica, fueron los grupos de Ampudia, Autilla del Pino, Autillo de Campos, Becerril de Campos, Cevico de la Torre, Frómista, Fuentes de Nava, Hornillos de Cerrato, Meneses de Campos, Palenzuela, Paredes de Monte, Saldaña, Tabanera de Cerrato, Támara de Campos, Villada, Villamediana y Villaviudas los que quisieron traer hasta la capital sus señas de identidad en cuanto a folclore. Cisneros no pudo acudir, aunque estaba previsto, al no reunir danzantes suficientes para el paloteo.
La Calle Mayor hasta detrás del Ayuntamiento, por donde los grupos de danzantes entraron hasta la Plaza Mayor, ha sido un elegante escenario para que los grupos compartieran con los palentinos sus rituales. Y desde luego que no ha habido casi ningún palentino asentado en la ciudad y oriundo de los pueblos concentrados en el desfile que se lo perdiera.
Además de las fiestas patronales de sus respectivos municipios, el Día del Danzante ha sido un buen momento para acudir a ver este interesante patrimonio que resulta invisible el resto del año y que supone las señas de identidad de un mundo rural que mantiene no sin dificultad un acervo cultural con más de 400 años de tradición y rito en la provincia.
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