Ricardo Sánchez Rico
Lunes, 9 de mayo 2016, 17:47
«Yo firmaba todo lo que mi padre me decía que firmara. Desde los 18 años nos ha llevado al notario para firmar. Yo llevaba las facturas a que las firmara el banco, después se las devolvía a mi padre y entiendo que él las llevaba a las administraciones, las gestiones las hacía él». Así se ha explicado en la mañana de este lunes la mujer para quien el fiscal pide una condena de siete años de prisión por un presunto delito continuado de falsedad en documento mercantil y otro continuado de estafa cualificada, después de que, supuestamente, y actuando como apoderada de la contabilidad y financiación de una empresa mercantil dedicada a la ejecución de obra pública para distintas administraciones, elaborase facturas falsas con cargo a la administración sobre obras ya ejecutadas o inexistentes, facturas que presentaba al endoso a las entidades bancarias con las que operaban.
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M. G. G., en su declaración en la vista oral, ha asegurado que jamás imitó firmas de las administraciones y que las operaciones con los bancos eran decisión de su padre, que ella no controlaba el volumen de negocios de la empresa y que se limitaba solo a buscar proveedores y trabajadores para las obras y a hacer compras de material.
El escrito de acusación del fiscal señala que la acusada, durante los últimos meses de 2010 y la totalidad de 2011, actuando como apoderada y supervisora de la contabilidad y financiación de la mercantil Montajes y Obras Públicas S. L., puesta de común acuerdo con su padre, administrador de la empresa, «con la finalidad de obtener un ilícito enriquecimiento, amparándose en la dinámica mercantil de su empresa, dedicada a la ejecución de obra pública para diferentes administraciones, procedieron a la elaboración mendaz de facturas con cargo a la administración sobre obras realmente contratadas pero ya ejecutadas y debidamente certificadas, o sobre obras inexistentes, facturas que eran presentadas al endoso a las entidades bancarias con las que operaban y tenían líneas de crédito. Entidades que, en la confianza que les transmitían los acusados y su empresa, amparada en su trayectoria empresarial y en que el endoso había sido aceptado por la propia administración, procedían al abono anticipado de las mismas a la empresa».
Según el Ministerio Público, las diligencias de aceptación del endoso realizadas por la administración y que figuraban en las facturas endosadas «no obedecían a la realidad, al haber procedido a imitar o copiar las firmas de los responsables administrativos y los sellos oficiales de las distintas administraciones». Esas facturas, a la postre impagadas por las administraciones, correspondían a obras para la CHD y para los ayuntamientos de Santovenia de Pisuerga (Valladolid), Matallana de Torío (León) y Pancorbo (Burgos).
Suspensión desestimada
La vista oral ha comenzado en la mañana de este lunes después de que la Audiencia desestimase la petición del letrado de la defensa de suspensión del juicio. El Juzgado de Instrucción Número 7 de Palencia ha dictado un auto de apertura de procedimiento abreviado contra el padre de la acusada, A. G. I., de 73 años, al encontrar indicios de los delitos continuados de estafa y falsedad en documento mercantil tras recibir la respuesta a una comisión rogatoria al objeto de que se le tomara declaración en Brasil, concretamente en Salvador de Bahía donde actualmente está localizado, por este procedimiento. El empresario, en dicha comisión rogatoria, ha reconocido los hechos, y la defensa de la acusada le ha propuesto como testigo, una de las razones por las que solicitó la suspensión del juicio. La Audiencia incidió en que el padre no está a disposición del tribunal y que no tiene competencia para dictar medidas cautelares, que no se sabe si el padre ha cambiado de domicilio y existe el riesgo de dilación en el proceso y la prescripción de los hechos, por lo que se ha desestimado la petición y el juicio ha seguido adelante.
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La acusada, en su declaración, ha insistido en que «yo estaba en la empresa a lo que me dijera mi padre» y que ella no llevaba el control de las facturas, solo los gastos de las obras. «Mi padre me dejaba las facturas en la mesa, al principio no las firmaba pero me dijo que las firmase y así lo hice. Yo las llevaba al banco y se las devolvía a mi padre, él iba a las administraciones y me las devolvía», ha señalado la acusada, que ha hecho hincapié en que entró en la empresa en 2004 y que, cuando se fue su hermana en 2005, se quedó como apoderada, pero «yo no tenía control de la facturación, yo solo llevaba las facturas al banco». «Tuve discusiones fuertes con mi padre porque me llamaban de los bancos, porque era mi cara la que veían, y yo le decía que no era solución decirles que ya iban a pagar», apostilló la acusada, que comentó cómo hicieron intención de hacer un programa informático en la empresa para hacer pedidos, pero cuando se intentó integrar la parte de la venta, «dijo que no».
«Dictador en la empresa»
«Yo no hecho nunca ni una factura ni una certificación de obra, solo trataba él con los clientes. Yo no conocía qué se iba a hacer en cada obra, no sabía ni el contrato ni el precio, todo iba al despacho de mi padre. Él tenía una forma bastante dictatorial de llevar la empresa», apuntó la acusada, que ha roto a llorar cuando se le insistió en que su padre, en otras diligencias, ha reconocido la falsificación de facturas.
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«Se ha estado ocultando detrás de nosotros, ni siquiera sabíamos que había estado imputado en los años 90 por algo similar, yo por entonces estaba en octavo de EGB. Es un poco película de miedo. Mi padre siempre fue muy raro, pero no podía imaginarme esto. Había una mínima convivencia, pero desde que le dio por Brasil, dejó de tener comunicación con nosotros. Mi madre tenía una amiga en Brasil y le dijo a mi padre que fuera con ella, después mi madre dejó de ir pero mi padre siguió yendo, hablaba de montar negocios allí. En verano de 2010 se fue de casa, pero seguíamos viéndole en el trabajo. Yo me fui a finales de 2011 de la empresa y él todavía estaba. En febrero de 2012 nos llamó para que firmáramos en el notario, que luego nos enteramos de que era para vender la empresa, y en mayo desapareció, sin que haya vuelto a saber de él», concluyó la acusada. El juicio continuará este martes en la Audiencia con la declaración de testigos, ya que están citados más de una treintena.
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