
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José maría díaz
Martes, 26 de abril 2016, 00:39
Hambre de sol. Palencia vive una voraz hambre sol. Demasiada lluvia en los últimos días, demasiada incluso para ese abril de las aguas mil. Hay hambre de sol, los palentinos están ávidos de poder disfrutar de un cielo despejado, azul, precioso, sin nubes...
Y así lo demostraron ayer. Estaban todos en el Sotillo. Bueno, quizá faltasen algunos, pero desde luego había muchos, demasiados, incluso, porque hubo momentos en que resultaba prácticamente imposible moverse por el paseo central del parque o intentar cruzar por un Puentecillas completamente colapsado.
El sol brillaba ayer en lo alto, y como los caracoles que hacen su aparición después de la lluvia, también los palentinos se animaron a salir de sus hogares para invadir el Sotillo y sumarse a una de esas arraigadas tradiciones que esconden una vieja historia perdida en el tiempo. Se trata de la romería de San Marcos, una antigua celebración de los hombres del campo, que recurrían con plegarias este santo de origen italiano para atraer a las tan necesitadas lluvias.
Pero este año la historia es bien diferente, desde luego, las plegarias para que llueva no son precisamente necesarias, después de todo un mes de agua de esos que casi no se recuerdan, con los ríos a punto de desbordarse, los suelos tan blandos que no soportan el paso de los tractores y algunos campos de cultivo todavía sumergidos bajo un metro de agua.
San Marcos, el patrón de los charcos, llegó ayer con sol y la ciudad de Palencia lo celebró por todo lo alto, con una respuesta de público de las antológicas, con un Sotillo a reventar y con una clara pasión por los caracoles, de los que se degustaron cientos de kilos.
Pero no solo los amantes de los moluscos tuvieron la oportunidad de agradar el paladar, puesto que el mercadillo que suele acompañar todas las romerías palentinas estuvo plagado de puestos de venta de los más variados manjares, desde los toscos panes gallegos, a las más exquisitas quesadas, pasteles de crema, helados, dulces, churros, carnes asadas, encurtidos, quesos, longanizas. Toda una gran variedad de productos gastronómicos, que se salpicaban también con bolsos, camisetas, figuras de cera, bisutería, juguetes, complementos e incluso zapatos de fiestas.
Familias enteras acudieron a la cita atraídas por los más diversos aspectos, la gastronomía, la curiosidad, el buen tiempo para el paseo, el amor por los caracoles, la pasión por el baile, ya que una discoteca móvil amenizó toda la tarde, pero también las atracciones de feria pensadas para los más pequeños. Tiovivos, sillas voladoras, castillos hinchables o camas elásticas competían por lograr la atención de los niños, que no paraban de pedir más y más a padres y abuelos.
Mientras, unos metros más allá, en la zona más próxima al recinto de las piscinas de verano, una docena de casetas acogían a los participantes en el concurso de guiso de caracoles. De forma individual o en grupos, los cocineros se esforzaron durante una hora, con un pequeño infiernillo facilitado por el Ayuntamiento para aderezar una fuente de caracoles de un kilo, con el afán de convertirse en el mejor guiso de Palencia.
Algunos competían por primera vez, otros ya eran veteranos, de años y años, pero todos se esforzaban por poner ese toque personal que lograse inclinar la balanza hacia su guiso. Al final, tras una larga deliberación, el jurado, formado por concejales, representantes de las asociaciones de vecinos y hosteleros profesionales, se decidió por el plato número 11, el elaborado por los integrantes de la Asociación de Vecinos del barrio de la Avenida de Madrid, un grupo de veteranas participantes que, sin embargo, era la primera vez que conseguían hacerse con el primer premio, dotado con 250 euros. El segundo premio fue para otro experto participante, José Antonio Arenillas, que ya consiguió en años anteriores el segundo puesto. El galardón está dotado con 150 euros. La tercera clasificada fue Pilar Aristín, que concurría por primera vez, animada por amigos y familiares, convencidos de que haría un buen papel. Recibió un premio de 100 euros.
Durante la romería, el alcalde, Alfonso Polanco, quiso destacar que la celebración de San Marcos es una cita obligada del calendario palentino, que cada año se celebra con mayor intensidad.
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