Incinerados en Palencia los cuerpos de los dos vizcaínos fallecidos en Dueñas

Está siendo una Semana Santa especialmente triste en Valle de Cerrato, después de que el Jueves Santo fallecieran en accidente de tráfico Jon y Josu, de 45 y 33 años, vecinos de Matiena-Abadiño (Vizcaya) y de Bilbao, respectivamente, pero vinculados al municipio cerrateño, donde pasaban numerosos fines de semana y periodos vacacionales. Ocurrió en la carretera P-110 en el cruce con la P-102, donde el coche conducido por Jon L. U., en el que viajaban se salió de la vía por la margen izquierda, volcó posteriormente, chocó contra la esquina de un muro y cayó a un ramal del arroyo de Cevico que conforma una balsa en las inmediaciones del colegio Verbo Divino de Dueñas.

El accidente debió ocurrir hacia las 1:30 horas de la madrugada del jueves, pero no fue hasta pasadas las dos de la tarde cuando un vecino de Dueñas que salía de una finca encontró el coche flotando boca abajo en el arroyo. A partir de ahí, se dieron las voces de alarma y los bomberos de Venta de Baños, que fueron los que intervinieron en el siniestro, encontraron los cuerpos sin vida de los dos hombres.

El suceso conmovió a Valle de Cerrato, un pueblo de apenas 85 habitantes que en estos días de Semana Santa registra una elevada afluencia de oriundos que regresan a las casas de sus familiares y antepasados. En Valle de Cerrato permanecieron las familias de estos dos jóvenes hasta ayer Jon había llegado el jueves con su esposa y su niña de 8 años, mientras que Josu lo había hecho con sus padres y hermanos. Los vecinos han querido arropar a los familiares en estos dos difíciles días desde que el jueves se recuperaran los cadáveres del agua a primeras horas de la tarde. Posteriormente, fueron trasladados al Tanatorio de Palencia, donde se les practicó la autopsia y donde entre el viernes y el sábado fueron incinerados.

Los exámenes forenses, de cuyos resultados se informó a los familiares el jueves, determinan principalmente si murieron por el impacto del accidente o por ahogamiento en el arroyo, si bien cobra fuerza la segunda hipótesis.

La autopsia se complementa también con otras pruebas en el vehículo, como el análisis de los cinturones. También habrá confirmado la hora del siniestro, que al parecer se produjo poco después de la una de la madrugada, cuando salieron de Valle de Cerrato en dirección a Dueñas, adonde habían anunciado que se acercarían para ver a un amigo.

Valle de Cerrato, igual que la comarca, ha estado a la espera de la decisión de los familiares respecto a la despedida que se les rendirá a los dos vecinos. Tras la incineración de los cuerpos y el regreso de las familias a Vizcaya, Valle de Cerrato sigue sumido en el dolor, y más adelante, probablemente en unos días que vuelvan a registrar una elevada afluencia de población, se les dedicará una misa funeral por lo que las vidas de Jon y Josu han significado para la historia de este rincón del Cerrato. Y es que eran como unos vecinos más del pueblo, participantes activos en la vida del municipio y por ejemplo en la organización de sus fiestas.