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Martes, 8 de diciembre 2015, 13:37
La última tertulia Lentejas para departir organizada por el Consejo Regulador de la IGP Lenteja de Tierra de Campos en el gastrobar Tierra de Sabor de Palencia puso la vista en el futuro del sector, que debe apoyarse en la investigación agroalimentaria y la innovación en toda la cadena productiva, desde el campo hasta la mesa.
De ello se encargaron la viceconsejera de Agricultura y directora del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl), Ana Asenjo; el presidente del Centro Tecnológico de Cereales, Javier Labarga; la directora de la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias de Palencia, Josefina Vila; la responsable del Parque Científico de la Universidad de Valladolid en Palencia, María Villahoz; y la vicerrectora del campus de Palencia, Mercedes Sánchez Báscones. Además, estuvieron acompañados por el vicepresidente de la Academia de Gastronomía de Castilla y León, Fernando Franco Jubete; el diputado provincial Urbano Alonso;el presidente del Consejo Regulador de la IGP Lenteja de Tierra de Campos, José Andrés García Moro, y el director técnico de la IGP, Javier Alonso Ponga.
Entre todos, en torno a un plato de lentejas, abordaron los retos de futuro que deben afrontar estas legumbres y el papel fundamental que debe jugar la investigación en su desarrollo. Máxime teniendo en cuenta el «déficit en la producción de lentejas» que hay en España, «un país deficitario, que consume 70.000 toneladas de lenteja y produce 15.000 toneladas, 1.150 dentro de la IGP Tierra de Campos», recordaron desde la IGP. De ahí que uno de los principales retos sea incrementar las producciones de lentejas, «haciendo que el cultivo de leguminosas sea más atractivo para el agricultor y ganemos en superficie cultivada y en producción», sostuvo Ana Asenjo.
Para conseguirlo, habría que empezar por desarrollar una variedad de lenteja que pueda sembrarse en otoño e investigar sobre la calidad de los suelos y las condiciones más idóneas para su cultivo, como indicó Franco Jubete, quien insistió también en la necesidad del uso de fitosanitarios adecuados a este cultivo, ya que la normativa es demasiado restrictiva y poco acorde con las necesidades reales de las leguminosas en general y de la lenteja en particular. «También habría que solucionar la falta de mecanización en la recolección de esta leguminosa para que el cultivo sea más competitivo y rentable», apuntó García Moro.
«Somos conscientes de que la planta ahora es débil y que queda mucha I+D por hacer en este sector», reconoció la viceconsejera de Agricultura y directora del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl). Asenjo puso el Itacyl al servicio de la IGP, y Josefina Vila la Escuela de Ingenierías Agrarias para iniciar de la mano una investigación en la semilla. De entrada, se podrían diseñar varios campos de ensayo con la variedad actual de lenteja paula para ver cómo se comporta en suelos distintos y en la campaña que viene probar con otras variedades, propuso Javier Alonso Ponga.
Una vez mejorada la materia prima, y lograda la mecanización necesaria para hacer rentable el cultivo, sería el turno de la industria «que tiene que aprovechar lo bueno de esta materia prima y sacar un producto transformado de calidad». Como ideas, Javier Labarga propuso elaborar una harina de lenteja aprovechando las nuevas tendencias alimentarias donde pujan la alimentación sana y los alimentos funcionales. Desde la Universidad, Josefina Vila y María Villahoz apostaron a su vez por la cuarta y la quinta gama, para hablar de un producto transformado con fácil salida en el mercado, que también puede ser un aliciente para que el agricultor se anime a apostar por este cultivo. Porque, como indicó Mercedes Sánchez «el desarrollo de nuevos productos a partir de las lentejas tiene mucho campo y el margen de mejora es muy grande». Ejemplo de ello son los nuggets de lentejas desarrollados por unos estudiantes de la UVA que recientemente ha obtenido un premio de la asociación de tecnólogos de los alimentos.
Por otro lado, desde la IGP advirtieron del peligro de que esos productos transformados se elaboren con lentejas que vienen de Estados Unidos y Canadá en lugar de usar las producidas aquí, por lo que insistieron en la necesidad de clarificar el etiquetado. «La contraetiqueta de la IGP es la única garantía de que la lenteja es de aquí», insistió Alonso Ponga.
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