Un descafeinado estreno en casa

El Quesos Cerrato tuvo un descafeinado estreno en el Pabellón Marta Domínguez ante un Breogán que este año lleva el café en la sangre, o más bien en el nombre, y es que el conjunto gallego está patrocinado por Cafés Candelas y ayer demostró estar mucho más despierto sobre la cancha que el conjunto de Porfi Fisac, que se diluyó en el juego del equipo celeste como un azucarillo.

Traía bien aprendida la lección el Breogán. Los gallegos perdieron en Lugo el partido amistoso de pretemporada, pero consiguieron un material extraordinario para plantar cara en la segunda jornada de Liga: un vídeo del encuentro que les ha servido de hoja de ruta para hacer mucho daño a los palentinos y convertir su poderosa muralla defensiva en una compilación desordenada de ladrillos sin argamasa.

El primer cuarto comenzó con el Quesos Cerrato demasiado errático en el juego interior. La dupla formada por Urko Otegui y Lamont Barnes tuvo muchos problemas para adueñarse de la zona, y es que enfrente estaba Samb, un auténtico tanque capaz de disparar desde cualquier sitio con una eficacia sorprendente. El pívot senegalés fue una pesadilla para los palentinos durante el primer cuarto, pero la mejor noticia del partido llegó cuando le pitaron la segunda falta y Lisardo Gómez decidió sentarle en el banquillo. Parecía que el técnico visitante ya intuía en los primeros compases que podría reservar sus mejores piezas, y así lo hizo.

El primer cuarto llegó a su fin con un inquietante 18-27. El Breogán golpeó primero y lo hizo fuerte, tanto que el Quesos Cerrato fue incapaz de reponerse de su mal inicio y esos nueve puntos fueron un lastre que acompañó a los palentinos durante todo el partido. Porfi cambió su planteamiento, movió el banquillo en busca de soluciones y estas llegaron de forma tenue de la mano de Dani Pérez. El base jugó todo el cuarto, de principio a fin, sacó sus galones a relucir y dirigió bien al equipo, pero el Breogán se mostró firme y trabajó sin descanso para que los de Porfi Fisac no recortaran la diferencia. La primera parte acabó y el electrónico reflejaba un resultado de 39-49. Mala pinta tenía lo que se había visto durante los primeros veinte minutos, pero el Pabellón Marta Domínguez, fiel a su estilo, despidió a los suyos con un aplauso atronador.

El quinteto titular regresó a la cancha en la segunda mitad, pero nada cambió. Las buenas sensaciones que se habían destilado de los partidos preparatorios se disiparon y los palentinos fueron incapaces de hacer frente a los gallegos, que fueron superiores en todas las facetas del juego. Las ayudas llegaban demasiado tarde y el que había sido hasta ahora el mejor jugador del Quesos Cerrato, Marc Blanch, fue literalmente anulado por un Breogán que no vio peligrar su victoria en ningún momento.

El tercer cuarto acabó con un resultado de 59-68 y al Quesos Cerrato le fue imposible desplegar ese juego eléctrico de contragolpe que tanto le gusta hacer a Porfi, al que no le agradaba lo que estaba viendo y cambió una y otra vez de planteamiento. Probó con unos jugadores, luego con otros; lo intentó con varios sistemas, pero nada. Los esfuerzos del técnico por dar con la clave eran inútiles y el tiempo se iba agotando. No obstante, hubo un momento en el que la esperanza llegó al pabellón. Un triple de Dani Pérez a falta de 2:20 para el final ponía el marcador en un ilusionante 72-79, pero cuando el partido necesitaba Red Bull, Rock Star, Monster o cualquier otra bebida estimulante, el Quesos Cerrato se pidió otro descafeinado. El Breogán aprovechó esa falta de ímpetu palentina para devolver la decena de puntos de diferencia al electrónico y este New Game con el que ha bautizado el club a esta nueva era ha arrancado con derrota y sin cafeína.