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Luis Alberto de Cuenca, en el centro, junto a poetas y directivos de El Norrte de Castilla.
Luis Alberto de Cuenca desgrana su poesía clásica y moderna

Luis Alberto de Cuenca desgrana su poesía clásica y moderna

El autor madrileño ofrece en la Fundación Díaz Caneja una antología «convencional» con poemas de diferentes libros y etapas

fernando caballero

Jueves, 21 de mayo 2015, 11:30

El poeta Luis Alberto de Cuenca (Madrid, 1950) ha protagonizado este miércoles en la Fundación Juan Manuel Díaz-Caneja un recital convencional de sus poemas «No quiero introducir poemas inéditos porque no tienen aún el poso del tiempo», reconoció, en los que fusiona la tradición y la vanguardia y lo clásico y lo moderno, así como la gran cultura y la cultura popular.

Luis Alberto de Cuenca cerró los V Encuentros con la Poesía, que organiza El Norte de Castilla con la colaboración del Ayuntamiento de Palencia, con un recital que fue definido por Carlos Aganzo, director del periódico y también poeta como «un broche de oro». Aganzo justificó esta expresión en el panegírico que le dedicó en la presentación. «Filólogo con una de las carreras más brillantes, columnista, crítico literario, editor, académico de la Real Academia de la Historia, traductor, experto en cómics, letrista de canciones de rock, exdirector de la Biblioteca Nacional y ex secretario de Estado de Cultura», fueron los diferentes perfiles que resaltó de este «personaje polifacético».

Como poeta, Carlos Aganzó destacó que Luis Alberto de Cuenca «marcó a su generación y a otras que han venido después». Le definió como el primer poeta moderno en el sentido de «introducir el mundo clásico en el mundo de hoy», con una «capacidad extraordinaria de hablar de lo más cotidiano, elevarlo a poesía y convertirlo en una pequeña obra de arte». «Una poesía que nunca deja indiferente» y que tiene el «pulso profundo» de la obra de San Juan de Cruz y de Fray Luis de León.

Agradecido por estas palabras, Luis Alberto de Cuencia recordó que colabora con medios de comunicación del grupo Vocento, al que pertenece El Norte de Castilla, desde hace 40 años, y destacó de Carlos Aganzo que dirige un «periódico ejemplar que en Palencia tiene mucho predicamento y lo lee muchísima gente».

Hechas las presentaciones, el numeroso público que acudió al salón de actos de la Fundación Juan Manuel Díaz-Caneja escuchó un recital amplio de poemas, recogidos en la antología personal titulada Por las calles del tiempo (1979-2010), editada por Renacimiento en 2011.

Amour fou, del libro La caja de plata (1985) abrió el recital con una reflexión sobre la fusión entre la cultura popular, representada en este poema en el romancero tradicional, y lo que él denominó la «gran cultura», expresada aquí en el surrealismo. «Vanguardia y tradición siempre están fundidas en mi obra», señaló el vate madrileño, que dedicó el recital al recordado poeta José María Fernández Nieto «hizo época en la poesía palentina» y a la revista que él fundó y dirigió, Rocamador «una de las grandes de su época», apostilló.

Entre los poemas que leyó De Cuenca no faltó La mentirosa, un poema moral. «Yo pensé que no había escrito poesía moral, pero sí, incluso se va a publicar una antología mía de poesía moral», explicó. Tampoco La castellana, un poema al que Loquillo «uno de nuestros grandes rockers», según le definió puso música y grabó en «un disco que es muy respetuoso con la letra». En otro momento del recital, reconoció que la música rock le interesa más que la de los cantautores, lo que no le impide mantener mucha amistad con el leonés Amancio Prada.

Las referencias a Becquer y Rubén Darío «poetas a los que debo tanto» se recogen en Julia, del libro El otro sueño (1987). Loquillo volvió a aparecer en La noche blanca, texto publicado inicialmente en la mítica revista de la movida madrileña La luna de Madrid.

La producción clásica de Luis Alberto de Cuenca no solo se refiere a la formación cultural del autor, sino también al uso de formas clásicas, como el soneto. De este género leyó Soneto de amor atómico y Soneto del amor de oscuro. El poeta leyó numerosos textos, algunos sin comentarios, en este recital que ofreció en Palencia. En otros casos, apuntaba alguna referencia que contextualizaba el poema, como Los gigantes del hielo, basada en la mitología germánica «mi preferida», puntualizó;La malcasada, «que no puede faltar en una retrospectiva»; Mi monstruo favotiro, basada en un juguete de su hijo; El desayuno, que una concejala de Bilbao leía en las bodas que oficiaba «Parece que es muy adecuado para los recién casados», reconoció, o El muchacho empollón, del que dijo que «algunos poetas cantan a la noche y a la aventura, yo canto a lo todo lo contrario».

Los tres últimos poemas que leyó en esta parte del recital fueron dos de amor «La temática mía tiende mucho a la poesía amorosa. Hay bastante amor en mi obra», aseguró y un ajuste de cuentas con la filología titulado Filología y vida.

En el debate con el público, Luis Alberto de Cuenca destacó su vinculación con el cine. «Toda la poesía contemporánea a partir de la Generación del 27 tiene relación con el cine. No hay un solo poeta que no se haya visto afectado por el séptimo arte», señaló, a la vez que adelantó que hoy mismo se presenta en Madrid la antología Un alma de película de Hawks, con poemas suyos sobre cine.

A otra pregunta del público reconoció no tener simpatía por el paisaje. «No me emocionada nada. Soy inasequible al desaliento en el rechazo al paisaje. Mi incapacidad de sentir el paisaje es absoluta», aseguró. Asimismo, señaló que el tema de la muerte es «omnipresente en mi obra», aunque en el recital no leyó ningún texto.

Antes de leer Radiografía de la ausencia, con el que acabó el acto, aseguró que en su etapa dedicada a la política sí escribió versos, «porque la poesía es compatible con todo; no ocurre lo mismo con la novela».

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