luis antonio curiel
Domingo, 22 de marzo 2015, 14:12
A todo cerdo le llega su San Martín, reza la castellanía popular, que atribuye el inicio de las fechas de la matanza allá por noviembre, teniendo otro de los momentos claves el 17 de enero, festividad de San Antón Abad. Sin embargo, varias localidades aprovechan los últimos días de marzo, entrada la primavera, buscando una mejor temperatura y aprovechando los límites legales para la matanza domiciliaria.
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Por este motivo, Castrillo de Don Juan se ha vestido de fiesta para celebrar la décima edición de las Jornadas Gastronómicas de la Matanza, organizadas por la Asociación Cultural y Deportiva San Antonio de Padua, en colaboración con el Ayuntamiento de la localidad. «Este tipo de fiestas congregan a numerosos vecinos y sirven para mantener la tradición heredada de nuestros mayores, lo que nos permite disfrutar de la matanza al estilo familiar y tradicional. La colaboración de todos los vecinos es muy positiva», señalan desde la Asociación San Antonio de Padua. De hecho, este colectivo trabaja activamente durante todo el año para dinamizar la vida de Castrillo de Don Juan.
Los actos comenzaron el viernes en la Plaza de Castilla y León. A primera hora de la tarde, un grupo de mujeres se reunió para pelar las patatas para la comida de hermandad que los castrilleros celebraron ayer, en la que se reunieron alrededor de 300 vecinos. Uno de los momentos que más público congregó fue el rito del chamuscado y limpieza del cerdo al estilo tradicional. Varios niños siguieron atentos todo el proceso en torno al cerdo. La jornada festiva comenzó con el colgado y el destazado, a lo que siguió una degustación de pastas típicas y aguardientes.
Las décimas jornadas gastronómicas de la matanza continuaron durante la mañana de ayer. El frío no impidió que numerosos vecinos se acercaran a la plaza para colaborar en las diversas tareas de la matanza. Desde primeras horas de la iniciada primavera, un grupo de hombres continuaron con el destazado del cerdo para después degustar algunas de sus viandas. Mientras tanto, varias mujeres prepararon las típicas sopas de cochino, que permitieron coger fuerzas para continuar con la jornada.
Además, la asociación preparó un buen desayuno, compuesto por café, orujos típicos, pastas caseras y magdalenas. Todo ello, animado por la música típica de la tierra, destacando las canciones compuestas por el castrillero José Antonio Gómez, que evocan los sentimientos propios de su pueblo natal.
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A media mañana, decenas de vecinos aguardaban impacientes los bocadillos de panceta y chusmarrillo asados a la parrilla en una hoguera preparada en el centro de la Plaza de Castilla y León.
El acto central de la fiesta gastronómica fue la comida de hermandad, que reunió alrededor de 300 vecinos. Costillas con patatas y parrillada de lomo, jamón y otras partes del cerdo hicieron las delicias de todos los comensales, que además disfrutaron del pan y el vino de la tierra, concretamente de las Bodegas Aragón Benito. Como colofón, una agradable sobremesa regada con orujos y pastas artesanas, que se prolongó con un bingo familiar.
Por la noche, continuaron con la fiesta en un animado baile en La Panera, dirigido por la discomóvil Zaka, que regentan dos vecinos y que también animó las jornadas gastronómicas. La fiesta se prolongó hasta altas horas de la madrugada.
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