El bosque de Tosande, en Fuentes Carrionas, alberga cerca de 800 tejos
Se trata de una de las superficies forestales de mayor valor biológico por la alta concentración de árboles milenarios
JOSÉ BENITO IGLESIAS / ICAL
Domingo, 1 de febrero 2015, 14:07
Castilla y León lidera la superficie forestal española con un porcentaje territorial superior al de la media europea y también mundial y, por lo tanto, acumula numerosas especies arbóreas con una gran longevidad. Entre ellas está el tejo, una variedad escasa y dispersa que alcanza su máxima expresión y concentración en varias zonas de la Comunidad. Una de las tejedas más importantes, la de Tosande, se ubica en el Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre-Montaña Palentina. En su interior destacan, entre los cerca de 800 tejos inventariados, numerosos ejemplares de entre cinco y seis metros de cuerda con más de 1.000 años y testigos del bosque terciario europeo.
El bosque umbroso de tejos en el denominado valle palentino de Tosande se encuentra al final de una ruta que parte de las inmediaciones del pueblo de Dehesa de Montejo. Allí se concentran cientos de ejemplares que pueden observarse en un recorrido señalizado por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta. Según los expertos se trata de una de las masas boscosas con mayor valor biológico de Europa al contar con los tejos más longevos y concentrados en una misma zona, ya que es más común verlos en solitario entre los 800 y los 1.600 metros de altitud.
Todos los bosques de tejos están incluidos en el denominado Catálogo de especímenes vegetales de singular relevancia de Castilla y León. Su antigüedad y singularidad, junto a su gran escasez, los ha hecho ser dignos de ser considerados como un hábitat prioritario de conservación dentro de la Unión Europea. «Este tipo de zonas naturales, dada su singularidad, precisan de muchos cuidados para su conservación», según los expertos en botánica. Así lo pone de manifiesto Juan Andrés Oria de Rueda, profesor de la Escuela Superior de Ingenierías Agrarias de Palencia y miembro del Instituto de Gestión Forestal Sostenible de la Universidad de Valladolid (UVa).
Mayor regeneración
El profesor de botánica palentino, autor de publicaciones como Tejedas. El bosque milenario o La conservación y gestión de las tejedas en la Comunidad Autónoma de Castilla y León, asegura que aunque hay problemas de un tiempo a este parte se ha producido un progreso de regeneración de los tejos más jóvenes que tenían una talla pequeñita de ocho centímetros de diámetro.
«Esto se ha notado especialmente en zonas rocosas de montaña, donde ha aumentando considerablemente el número de ejemplares. Desde 2006 hasta el final de 2014 se ha incrementado la población un 20% en Castilla y León, sobre todo en la montaña leonesa y en las de Palencia y Burgos, pasando de 30.000 a unos 36.000 tejos actualmente».
Los botánicos consideran, no obstante, que la regeneración del tejo se ha visto bastante dificultada hasta hace muy poco tiempo por la abundancia de grandes herbívoros salvajes sobre todo las especies de ciervo y corzo que se comen los brotes tiernos y las ramillas de las plantas jóvenes. Por ello, aunque algunos años nacen nuevas plantas en abundancia pocas llegan a convertirse en árboles maduros, que pueden alcanzar los 20 metros de altura.
En el caso de la Tejeda de Tosande en Palencia y en el del Tejedelo de Requejo de Sanabria (Zamora), su gran valor ecológico ha obligado a una ordenación del bosque para garantizar un adecuado uso y protegerlo de las agresiones externas. Al peligro que corren las zonas más sensibles y frágiles, debido al tránsito de visitantes, se sumó la detección de recolecciones furtivas de pies jóvenes de tejo. Hace siete años se inició un proyecto para intentar salvar las tejedas a través de protectores individuales para los tejos pequeños, creando parcelas acotadas para la repoblación con semillas de los brinzales de un año, de cara a evitar su recolección o que sean pisados.
Muy visitada
En el caso del Parque Natural de la Montaña Palentina, la Tejeda de Tosande es uno de los lugares más visitados por los turistas y, por ello, se han ido vallando a través de los denominados cercados de exclusión- las zonas donde están creciendo los brotes para evitar sobre todo que el ganado se los coma. «Estas medidas han tenido unos resultados muy positivos al evitar el acercamiento de animales para alimentarse con los tallos y brotes de los arbolitos más jóvenes», tal y como señala el profesor universitario de botánica Juan Andrés Oria.
También se trata de impedir a través de talas que las hayas ganen terreno, además de haber señalizado y colocado una pasarela de acceso para evitar que los senderistas pisen los brotes jóvenes de los tejos. En este sentido existe una presión, a veces extraordinaria, como ocurre en Tosande, donde algunos visitantes acostumbran a extraer y llevarse a su lugar de origen los escasos ejemplares de tejo de pequeña talla. «En lugar de hacer esto, a través de la Junta de Castilla y León, el mismo día Forestal Mundial es muy positivo que se vendan en sus viveros plantas de tejo. Caja Burgos, que tiene aulas de medio ambiente, también reparte la especie autóctona y es muy saludable plantarla y contribuir así a su preservación», indica.
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