La fiesta del obispillo se afianza con un seguimiento masivo en las calles
El niño de coro Alberto Merino pide al Ayuntamiento una pista permanente de patinaje
Fernando Caballero
Lunes, 29 de diciembre 2014, 00:17
Es una fiesta reciente, de 2009, aunque sus orígenes se remontan al lejano siglo XIII. La fiesta del obispillo carece ahora del apoyo que entonces tenía del cabildo catedralicio, en cuyas actas capitulares queda constancia de su celebración hasta 1924. Pero lo que este domingo se demostró que tiene es el apoyo popular de los palentinos.
La vida del niño de coro Alberto Merino no cambió este domingo más que para experimentar una jornada especial. Ya no se invierten las funciones entre los miembros de la escolanía de la catedral y los canónigos este domingo no había ninguno de forma visible en la catedral, como ocurría en sus orígenes. La fiesta del obispillo, tal y como se ha recuperado, es un acto festivo más de la Navidad palentina que contribuye a enriquecer el programa oficial y a dar vida y calor humano a la ciudad, muy necesario este domingo en la gélida noche palentina.
Una petición para que ayude a niños de países pobres
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En su discurso, el obispillo realizó una petición expresa al Ayuntamiento para que ayude a los niños de «los países más pobres o en estado de emergencia por necesidades médicas». Alberto Merino recordó que en Navidad siempre hay un recuerdo para las personas más necesitadas. «Los niños palentinos somos muy solidarios, y nos preocupamos de los niños de otros países del mundo que no pueden ir al colegio, que se ven obligados a trabajar o que no tienen alimentos». También tuvo una mención para los niños que no tienen familia y los que no tienen los medios adecuados para vivir, «y que todos los niños tengan juguetes estas navidades», aseveró el niño de coro, que se comprometió, en nombre de todos los niños, «a mantener limpia la ciudad, a no tirar basura al suelo y a jugar en las calles respetando a los demás».
Alberto Merino 12 años, estudiante de primero de la ESO en el colegio Blanca de Castilla y niño de coro desde hace tres años aseguraba no estar nervioso mientras esperaba en la sacristía de la catedral a que llegara su caballo a la plaza de la Inmaculada para iniciar la procesión hasta el Ayuntamiento. Ya estaba en posesión de los atributos episcopales (la capa, la mitra, el báculo y el anillo). Se lo había colocado el director de la escolanía, Jesús Escudero, en un acto religioso que se celebró en el principal templo palentino, en el que los niños de coro cantaron salmos, antífonas y villancicos, se leyó un fragmento del Evangelio, se rezó una oración de fieles y Escudero pronunció una homilía. Esta parte más religiosa terminó con la impartición simbólica de la bendición Urbi et orbi por parte del obispillo.
Avisado de que llegó el caballo y arropado en todo momento por sus padres, Alberto Merino salió de la sacristía impartiendo ya bendiciones al numeroso público que se había congregado en el interior de la catedral, aunque fuera esperaban aún más la salida del obispillo por la puerta de Santa María, más conocida como del Obispo.
En la plaza de la Inmaculada le esperaba su caballo blanco, Al-Farah, árabe de pura raza, al que se subió al ritmo de la Marcha Real interpretada por la banda de cornetas y tambores Padre Nuestro, que amenizó toda la procesión. Cuando Alberto Merino ya bendecía desde la montura de Al-Farah, el grupo de danzas El Zascandil bailó El ramilletillo, con Francisco Fidalgo como dulzainero. Una ceremonia esta que precedió a un desfile que abrió los músicos de la banda, continuaron los danzantes y cerró el obispillo al que acompañaba Alejandro Muñoz, que lo fue en 2012, a lomos de otro caballo árabe de pura raza, de nombre Czopin y el resto de la escolanía Niños de Coro de la catedral, ataviados con la vestimenta que utilizan para los actos solemnes, aunque algunos desfilaron vestidos de pajes. Había una treintena de coralistas del medio centenar que componen la agrupación. Tres mulas soportaban las alforjas que contenían los 400 kilos de mandarinas que se repartieron durante el trayecto, además de los caramelos. No hay que olvidar que en la fiesta colaboraron con su patrocinio el Club Hípico El Paraíso, Palencia Asesores, Bar Viena y La Mejillonera.
El recorrido desde la plaza de la Inmaculada hasta la Plaza Mayor por las calles Jorge Manrique, Juan de Castilla, Barrio y Mier y Calle Mayor para entrar por Secretario Vázquez, contó con mucha animación de público. Muchos curiosos no dejaban de captar con sus teléfonos móviles la imagen del niño de coro saludando y bendiciendo con mucho aplomo desde su blanco corcel.
Al pie de las escalerillas del Ayuntamiento le esperaban el alcalde de Palencia, Alfonso Polanco, y la concejala de Cultura, Carmen Fernández Caballero, mientras que otros concejales permanecieron en la parte superior.
El mismo aplomo que demostró durante el trayecto lo tuvo Alberto Merino a la llegada a la Casa Consistorial, aunque ya en su intervención le pasó factura el nerviosismo, seguramente que acumulado de toda la tarde siendo protagonista en la ciudad.
A las peticiones que ya adelantó el viernes en la presentación del acto de una zona de juegos en el parque Ribera Sur y el saneamiento del paraje conocido como Las once paradas, en el río Carrión, junto a Puentecillas, el obispillo añadió la instalación permanente de una pista de patinaje. Alberto Merino recordó que su predecesor en el simbólico cargo ya pidió el año pasado que se instalara una pista de patinaje sobre hielo en Navidad, y este año la ha habido, pero el obispillo de este año quiere más, que la instalación sea permanente «para poder patinar también en verano».
La limpieza del río es muy necesaria y urgente, según el obispillo, porque en la «deteriorada cascada existen árboles caídos y hasta una bombona de butano, espectáculo bochornoso para los turistas que después de visitar la catedral suelen bajar a ver el puente diseñado por los romanos, según explican las guías turísticas de la catedral», aseguró Alberto Merino a través de una débil megafonía, que habría que mejorar.
Por su parte, el alcalde de Palencia respondió al obispillo, cuyo discurso fue aplaudido e incluso vitoreado, con el compromiso de «hacer todo lo posible para que salgan adelante los proyectos que habéis pedido», y recordó que en anteriores año sí que se han satisfecho, como la construcción de la pista permanente del 'skate park' en los Jardinillos o la de patinaje que se ha instalado estas navidades en el Salón.
Al finalizar el acto, toda la comitiva se desplazó en procesión hasta el Salón por la Calle Mayor para regresa a la catedral y finalizar la fiesta.
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