Honores a la segadora centenaria

Corría el 6 de agosto de 1914 cuando Castrillo de Don Juan inauguró con todos los honores la fuente de La Segadora, como se la conoce popularmente en la localidad, aunque en realidad representa a la Diosa Ceres, protectora de la Agricultura. La obra fue un regalo de la Diputación y es la réplica de una de las que se ubican en la fachada principal del Palacio. Entre los vecinos se ha transmitido la idea de que fue Abilio Calderón quien entregó la escultura a la localidad, aunque no se conservan documentos al respecto, salvo el Diario de Don César, párroco natural de Castrillo, en el que recogen escuetamente los sucesos del pueblo. Hay constancia de que en aquella época se regalaron varias réplicas a distintos pueblos y, al parecer, Castrillo es el único la conserva.

La Segadora se fue deteriorando, por lo que el Ayuntamiento la guardó para su restauración, sustituyéndola por una escultura tallada en piedra. Hace unos años, el Consistorio renovó la fuente que preside la plaza de Castilla y León y que se ha convertido en un símbolo para la localidad.

Como aquel 6 de agosto de 1914, fiesta de la Transfiguración del Señor, Castrillo de Don Juan se vistió de gala para celebrar con todos los honores el aniversario de la fuente de La Segadora. A las 11:00 horas repicaron las campañas de la iglesia y del Ayuntamiento. A continuación, los vecinos acudieron a la misa en la Ermita del Salvador, recientemente rehabilitada. En la fiesta hubo juegos infantiles y un acto de homenaje a La Segadora.

Música y romance

El alcalde, Santiago Benito Bombín, recordó este jueves en su intervención anécdotas relacionadas con la diosa Ceres, que es un símbolo para el pueblo. Por su parte, José Antonio Tarilonte repasó la historia de la diosa Ceres hasta su llegada a Castrillo de Don Juan. También intervino Máximo Díez, que recitó el romance compuesto en honor a La Segadora. El acto contó con la música de José Antonio Gómez, que interpretó una canción en honor a la estatua.

La celebración del centenario sirvió de marco para reconocer públicamente el trabajo y colaboración desinteresada de José Antonio Tarilonte, por lo que el alcalde le hizo entrega de una placa conmemorativa. El broche de oro fue el descubrimiento de la escultura original recientemente restaurada junto a una placa en el vestíbulo del Ayuntamiento.