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Loquillo mostró su carisma en el escenario.

Loquillo y Burning reivindican que todavía pueden ser ‘los mejores’

Dos de las más importantes bandas del panorama musical español ponen la banda sonora a los 160 años de El Norte

José María Díaz Díaz

Domingo, 15 de junio 2014, 01:31

Ya no están Los Trogloditas, al menos, de momento. Pero no importa, Loquillo llegó a Palencia anoche arropado por una de las mejores bandas que se pueden encontrar sobre los escenarios españoles. Un ecléptico conjunto de músicos, contundente por el sonido de sus tres guitarristas, que lo mismo aúna a un casi aristocrático batería francés, que a un teclista mod, o a un guitarrista con alma de escritor como Igor Paskual es redactor de El Comercio y columnista del grupo Vocento, al que pertenece El Norte de Castilla.

Y toda esta amalgama de estilos, de particularidades, unida al inconfundible carisma de Loquillo, pudo verse ayer en el Pabellón Marta Domínguez, en donde el cantante barcelonés presentó su último trabajo, El Creyente, tema con el que además arrancó su actuación en Palencia.

Fiel a su estilo arrogante, duro, casi chulesco, Loquillo teatralizó su concierto, fundiendo su pasión por el rock con su amor a la poesía, en un espectáculo de imagen propia, en el que se van entremezclando canciones de sus últimos trabajos, quizá mas desconocidas para el gran público, con auténticos himnos generacionales, como La mataré o El ritmo del garaje o Rock and Roll Star, sin olvidar alguna de esos más novedosos temas, que se han convertido ya en grandes referencias del sonido de Loquillo. Feo, fuerte y formal, Memoria de jóvenes airados o esa declaración nostálgica que supone Cuando fuimos los mejores

Pero ayer Loquillo volvió a demostrar que aún sigue siendo uno de los mejores, y lo hizo ante las cerca de 2.000 personas que se acercaron hasta el Pabellón Marta Domínguez, que no dudón en emborracharse de rock and roll.

De todas formas, Loquillo lo tuvo fácil, porque se encontró con un público entregado, que ya había calentado motores hasta la saciedad, con el desenfrenado ritmo de Johnny Cifuentes y sus Burning.

La banda madrileña, a la que habían precedido los vallisoletanos Bluedays, teloneros de excepción, desgranó de arranque un puñado de temas de sus últimos trabajos, para irle haciendo un hueco a sus numerosos clásicos, que abrieron con la sensual Es descisión. Después siguió un eterno repertorio de himnos como Jim Dinamita. Como un huracán o Muévete en la oscuridad, para arrebatar el corazón de todo el público con la eterna ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?, que Johnny Cifuentes, recordando el nombre del pabellón en el que estaba actuando no dudó en dedicar a Martita. «Yo siempre la veía, cómo se lo curraba. ¡Qué chachitas!», señaló con picardía.

El solista de Burning, como viejo rockero, tuvo presente en todo momento a su público, al que fue acercándose con continuas referencias a Palencia, como al Campesino ibérico de Victorio Macho, del que se significó como un vivo admirador.

Fue una noche de recuerdos, rock, chalecos y chupas de cuero, para los que siguen siendo los mejores.

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