![El 13,83% de las PCR practicadas a las enfermeras de Palencia son positivas](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202011/09/media/cortadas/pcr1-k1YD-U120717863641ChF-1248x770@El%20Norte.jpg)
![El 13,83% de las PCR practicadas a las enfermeras de Palencia son positivas](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202011/09/media/cortadas/pcr1-k1YD-U120717863641ChF-1248x770@El%20Norte.jpg)
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La de enfermera es la segunda profesión sanitaria que cuenta con un mayor porcentaje de PCR positivas entre los profesionales de Palencia, solamente superada por la de celador. El 13,83% de las 629 pruebas que se han practicado a las enfermeras palentinas han arrojado un resultado positivo, mientras que la cifra de celadores se eleva hasta el 17,56%, la de médicos baja hasta 10,33% y los auxiliares contagiados corresponden con el 13,77% de las PCR practicadas.
Los celadores tenían bien claro que esa fuerte incidencia de la covid entre su gremio tenía que ver con el hecho de que no estaban considerados personal de alto riesgo, por lo que no tenían el derecho, ni el deber, de tratar a los enfermos de covid con un EPI adecuado, algo que la administración ya se ha encargado de solventar. Lo que no tiene una explicación tan sencilla es la razón por la que las enfermeras son las segundas que más se contagian en Palencia. A simple vista esta situación puede parecer que se debe a que la enfermera es una profesional que está en continuo contacto con el paciente, pero desde el Sindicato de Enfermería Satse se explica que detrás de estas cifras hay una realidad más compleja, explica la secretaria provincial de Satse, Sonia Pascual. «Tienes mucha carga laboral. El número de pacientes es muy alto y tienes compañeras de baja, lo que te lleva a atender a mayor ratio y a tener un gran estrés en el trabajo, unas circunstancias que te llevan, aunque no quieras, a asumir ciertos riesgos. No te da tiempo a ponerte el EPI en una situación crítica o a quitártelo en condiciones de seguridad, y eso facilita fugas», apunta Sonia Pascual.
A todas las circunstancias adversas con las que tienen que lidiar día a día los profesionales de la enfermería se suma la necesidad de llevar a cabo maniobras que entrañan riesgos de contagio, tal y como apunta Pascual. «Los profesionales de enfermería tienen que hacer sobre el paciente técnicas e intervenciones que exigen contacto estrecho, como la ventilación no invasiva, que no garantiza fugas, y eso lleva a las enfermeras a trabajar en entornos que pudieran estar no tan limpios como deberían y a pesar de que tengan todo el cuidado del mundo es probable que acaben infectadas», señala.
Satse insiste en una petición en la que persevera desde hace tiempo: es necesario más personal enfermero. En España, calculan que hay cinco enfermeras por cada 1.000 pacientes, mientras que la media europea escala hasta nueve. Para alcanzar esos números, en Palencia pedían en enero de este año 148 enfermeras más en la provincia: 122 para Atención Especializada y 26 para Atención Primaria. Las nuevas contrataciones a raíz de la pandemia han logrado paliar ciertas carencias, pero la secretaria provincial de Satse, teme que se trate de arreglos insuficientes y temporales. «Algunos nuevos 'contratos covid' son en principio para vigilancia epidemiológica, y al final se están distribuyendo ese trabajo, los turnos y las guardias con el resto del personal como mejor pueden», señala.
La llegada de la pandemia propició que se firmaran contratos para todo tipo de personal sanitario. El 8 de abril, el anterior gerente de Asistencia Sanitaria, Francisco Javier Montes, contabilizaba 32 enfermeros más en Atención Especializada y 19 para Primaria. Satse añade que a posteriori el nuevo gerente, Juan Bautista López, ha actualizado esas cifras con otros diez contratos en Especializada y 14 en Primaria. Es decir, un total de 42 y 33 efectivos respectivamente, lo que, no obstante, dista de los objetivos en las especialidades de Enfermería. Sonia Pascual apostilla que «si hay una pandemia o algo excepcional, los contratos deberían ser también a mayores», y valora que no son mejores números necesariamente, pues el personal presente desde la primera ola acusa el desgaste, la carga aumenta, y el reto de adaptarse sobre la marcha también pesa.
Este recurso tan comentado de modo reciente como un posible refuerzo a los centros escolares también merece valoración desde Satse Palencia. «Sí, sí que sería viable, y además mejoraría no sólo la atención a los alumnos, sino también la tranquilidad de padres y profesores, que no tendrían que asumir algunas responsabilidades que ahora inevitablemente asumen cuando hay alguna incidencia dentro del colegio», considera la secretaria de la provincia, Sonia Pascual. «En situaciones como esta, o como cualquier otra, es un profesional que puede activar protocolos, detectar brotes o mejorar a la larga la vida de los niños y de los ciudadanos», concluye.
«No hay una situación de control homogénea en toda Palencia, en cada centro intentan hacer frente a las necesidades de la población, pero si un compañero se pone enfermo, toca sacarlo adelante igualmente sin él», condensa Pascual, que achaca los problemas actuales a una mala gestión que viene de lejos y ha fomentado plantillas poco ajustadas a las necesidades reales. La Organización Colegial de Enfermería en Castilla y León ya publicó en abierto en 2017 un estudio que atribuía al Complejo Asistencial Universitario de Palencia – es decir, a los hospitales Río Carrión y San Telmo, con el centro de Cervera de Pisuerga- una tasa menos optimista, que no alcanzaba entonces los tres profesionales (2,97, un total de 468 enfermeras) por cada 1.000 habitantes. En la tabla, la dotación hospitalaria de las provincias en ningún caso superaba a los cuatro profesionales por cada millar de personas.
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Clara Rodríguez Miguélez
Además, a las reivindicaciones locales de Satse se suma la denuncia de la sección autonómica del sindicato, que clama que en algunos centros dependientes de la Gerencia de Servicios Sociales las condiciones no mejoran y horas de trabajo nocturnas se retribuyen por apenas un euro la hora. Por todo ello, la profesión tiene sus esperanzas puestas en la Ley de Seguridad del Paciente, que espera que impulse pronto el Congreso y suponga un reajuste estructural más allá de la 'era covid'.
A nivel particular, un par de enfermeras coinciden en la necesidad de conseguir más personal. Se dedican a su trabajo y sólo retratan lo que ven, pero en ambos casos, al preguntarles de qué modo se puede facilitar su labor, más personal es la primera respuesta.
Lourdes Sancho trabaja en la UCI del hospital Río Carrión desde hace una década. En la primera ola pandémica el ritmo era «de guerra» y por si acaso, las dosis de medicación muy altas. Durante el verano se ha ampliado el número de camas a 20 y se ha desplazado a otra zona del hospital a los enfermos de otras patologías que necesitan cuidados intensivos. Sin embargo, durante el periodo estival no ha descendido el volumen de trabajo, porque había otras muchas enfermedades 'atrasadas' a las que responder.
A pesar de las mejoras materiales que notan las enfermeras palentinas y de estar curtidas en la exigencia física del trabajo, ella destacaría la necesidad de proporcionar los turnos con el número de camas ocupadas. Tantos pacientes, tantas enfermeras. Rotan entre mañana, tarde y noche, y pueden tener tan pronto «seis como dieciséis» pacientes para un servicio delicado. Muchos enfermeros padecen ansiedad, insomnio o problemas musculares en este segundo asalto. «Una UVI no sólo conlleva un respirador, implica bombas de perfusión, o enfermeras que hayan asimilado ese aprendizaje específico», afirma Sancho, con sencillez pero rotundidad. «Allí pitan todas las máquinas, y si no sabes mover a un paciente, o cometes un fallo y se sale un tubo, puede morir una persona», añade.
«Somos la 'profesión invisible'», opina Susana Palacios, enfermera de área en los centros de Villada y Villarramiel, con cuatro años en Atención Primaria a sus espaldas. «La enfermería es fundamental, pese a que veces se la infravalore, como le pasa a muchas profesiones tradicionalmente cubiertas por mujeres en relación al cuidado», defiende. Esta enfermera alude al descanso de los sanitarios como clave para poder hacer bien su trabajo. Y realza el valor de la cita previa, pues aunque haya crecido el conocimiento científico sobre la enfermedad, considera que ayuda a organizar en la medida de lo posible y evita contagios.
Nota una mayor «independencia» de la profesión en Atención Primaria, pero no deja de recordar que a menudo el desarrollo de la carrera y de las especialidades de la enfermería «quedan aparcadas» o que son precisamente las enfermeras las que no han dejado de acudir a los consultorios durante estos meses.
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