No cabe aquí un pie de foto, y eso que he aprendido a pensar en imágenes. Porque la idea pesa, y luego no es tan idea. Pero la imagen está ahí, fija, con su trama y su grano, en los anaqueles más añosos de eso ... que llamamos Periodismo o Historia. Imágenes que son trozos de nosotros mismos. La mayoría de ellas aquí, repicadas por este periódico, decano en la cosa de ver, ir y contar.
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Imágenes hay algunas que luego, a la distancia, pueden tener una simbología u otra pasando el tiempo. Por ejemplo, las lágrimas de la Infanta en el 92. Y otras fotografías que aún nos escuecen. Yo veo aún la de Ortega Lara saliendo del cautiverio, desorientado, con las barbas nazarenas y como dando al país entero una lección de decencia. Después de aquellos días sin noche en la que sólo una mugrienta foto de la Concha nevada daba como sensación de realidad. Ese recuerdo del zulo nos acompañará siempre. Siempre que a este país le quede un mínimo de recuerdo y deje de ver un rato Sálvame.
La cuestión es que en Vitoria han abierto un Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo. Y en él se vio a los Reyes en la réplica del zulo. Y se vio a Sánchezz en la réplica, con el mismo hieratismo que cuando fue a una fábrica de efectos sanitarios. La imagen, eso.
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