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Yo con las Ferias tengo una relación ambivalente, indeterminada, equidistante como Zapatero ante una dictadura. Unos días las cojo con ganas y otros me repelen, que es lo que a José Luis le pasa con la democracia, siempre tan incómoda. No sé a qué ... está esperando el alcalde para convocar un pleno y declararle de una vez 'persona non-grata' en su ciudad, en la ciudad que le vio nacer aquella mañana de agosto del 60. Era una España que se debatía entre los tecnócratas del Opus y las minifaldas. Y en esa duda kantiana nos salió Zapatero como podría haber nacido un tifón o un cactus. Lo hizo en la calle López Gómez claro. No podría ser otra. Y lo de 'persona non-grata' no lo digo por su ideología, en el muy improbable caso de que la tenga, sino, por supuesto, por sus vínculos evidentes con Maduro. Es conveniente dejar claro al mundo entero que, aunque haya nacido aquí, no tiene nada que ver con nosotros, que a muchos vallisoletanos –incluidos a la mayor parte de los votantes del PSOE, sin duda– nos avergüenza; que esta es una ciudad seria, democrática y tolerante, no una dictadura bananera, tercermundista y sanguinaria. Porque mucho decimos de la connivencia de Vox con Orban, Putin y con cualquier otro cafre al que se le ocurra asomar la cabecita iliberal. Y con toda la razón. Pero me llama la atención cómo callan algunos ante el apoyo –seguramente ante la sumisión– de un ex presidente del Gobierno ante una dictadura repugnante y cruel, algo que hasta el momento Vox nunca ha hecho. Así que no los pongamos al mismo nivel: pocos personajes más bajos que Zapatero en todo Occidente, quizá el tipo al que se le ocurrió lo de unir las tapas a las botellas de agua, que ahora cada vez que echo un trago me saco un ojo y me va a salir un orzuelo. Y en este sentido tampoco podemos poner al mismo nivel a Zapatero que a Sánchez, como muchos sugieren. Además de todo lo anterior, tienen algo que les diferencia: al contrario que Zapatero, Sánchez no es tonto. No oculto que tengo mucha curiosidad por saber qué diría el PSOE local de todo esto, cómo se posicionarían, qué se les ocurriría esta vez para defenderlo sin que se les caiga la cara de vergüenza. Es posible que, siguiendo con su estilo, acaben pidiendo que le demos la medalla de oro de la ciudad, que saquen a pasear a Franco o quizá que construyamos un grupo escultórico dedicado al grupo de Puebla, con ZP vestido con una gorra de béisbol y un chándal amarillo, rojo y azul. Lo pondríamos plantar en Arturo Eyries. En concreto en la calle Venezuela, que estoy seguro de que los vecinos están deseándolo.
Ahora, a nuestro paisano se le ha ocurrido presionar para que se frenen las sanciones a Maduro, de modo que el dictador pueda aplastar a la oposición sin demasiadas barreras y continúe, así, su golpe de estado y su indigna usurpación del poder. No sé qué puede tener en la cabeza el pucelano Zapatero para continuar esa mercenaria labor en defensa de un cacique. Pero es su problema, no todos tenemos los mismos estándares éticos ni los mismos principios, en absoluto. Lo que me preocupa mucho más es qué tienen en la cabeza en el PSOE para defenderlo y no suspenderlo inmediatamente de militancia. Motivos hay: no está actuando en defensa de los intereses generales de la organización, de su declaración de principios, de su programa, de sus resoluciones ni de los estatutos aprobados en sus congresos. Es más: está contradiciendo abiertamente los principios del PSOE a través de una mala conducta ética. Poco más habría que añadir. A no ser, por supuesto, que el partido sanchista mantenga unos estatutos diferentes que el PSOE –partido ya extinguido– y estime que, a través de sus actos Zapatero está defendiendo la democracia liberal, los principios de la socialdemocracia, la separación de poderes, el derecho de sufragio, de representación, de asociación, el imperio de la ley y todas esas cosas que –no nos engañemos– a Sánchez tampoco le importan demasiado.
Tampoco sé qué tienen en la cabeza algunos de sus votantes para que les parezca bien todo esto y aplaudan a Zapatero como a Juan, El Bautista, el que predicó antes que el Mesías y anunció que al que buscaban no era a él sino «al que viene después de mí, que es antes de mí, porque era primero que yo». Joaquín Leguina se pregunta: «¿Por qué hace esto Zapatero? ¿Por dinero? Quizá ese sea el motivo menos denigrante; las demás explicaciones nos llevarían a pensar que Zapatero es imbécil». Y quizá esa sea la verdad, la triste verdad.
Los que le conocen dicen que no es malo, solo un poco tonto. Pero es que, como decía mi abuelo, «un tonto arruina a un pueblo». Con un tipo malvado puedes llegar a algún acuerdo, no deja de ser cuestión de confrontar intereses desde lo racional; pero con un tonto es difícil, porque no actúa de forma racional, no entiende, no da para más. Y hay una posibilidad grande de que el halcón de López Gómez aúne las dos taras y, así, a la indigencia moral se le añada la intelectual. No hay muchas más posibilidades para defender a Diosdado Cabello, que ayer dijo que «nosotros sabemos hacer lo que vamos a hacer. Mantengámonos unidos, firmes, en perfecta unión cívico-militar-policial. Les vamos a dar la lección de las lecciones (…) a Leopoldo López, a María a Corina, a Edmundo, a Julio Borge, a Vecchio, a Capriles, a Ledesma, a Ramos Alud. Andan como unas ratas, pero los vamos a agarrar y aquí no habrá más perdón. La oposición será acusada por más altos delitos. Y no habrá beneficios para ninguno de ellos y para ninguna de ellas. Y no nos vamos a detener. Y si quieren provocarnos vamos a caer en la provocación. Pero los vamos a 'joder'».
Eso es lo que defiende Zapatero, concretamente. Estos son los valores democráticos de nuestro paisano. Y todo porque esa oposición ha ganado limpiamente las elecciones, los ha barrido, los ha aplastado en las urnas y ha sido capaz de aunar el sentir de todo un pueblo y de los ochos millones de venezolanos exiliados por culpa del horror chavista. El otro día hablaba con un 'mena', que había huido de Venezuela porque el régimen había asesinado a su padre. Un menor, insisto. Su testimonio me destrozó por dentro. Y yo solo me acordaba de nuestro paisano, del libertador de López Gómez, de ese tipo oscuro que debería ser non-grato no solo en esta ciudad sino en cualquiera que respetara un poco su historia, los derechos humanos y los valores de la democracia, la libertad y el progreso.
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