Editorial
Zamora merece más seriedadEditorial
Zamora merece más seriedadEn julio, con cuatro muertos y ante los rescoldos de sesenta mil hectáreas quemadas, Juan García-Gallardo, vicepresidente de la Junta de Castilla y León, lanzó sus propuestas sin esperar a un consenso con el PP y Fernández Mañueco, presidente y socio mayoritario del Gobierno. Dinero, cinco millones, para contratar «a desempleados» que limpien los bosques; promocionar «la ganadería extensiva»; y un «gran concierto benéfico» con «artistas de primera línea». Medidas anunciadas en redes digitales sin pasar por el filtro de un Consejo de Gobierno. Pero la Junta asumió el paquete de iniciativas. Como asumió el protocolo antiaborto al incluirlo en la oficialidad de una rueda de prensa. O el premio a Sánchez Dragó. O la rácana celebración del 40º aniversario del Estatuto de autonomía. La cancelación del concierto, obligada por la huida de todos los artistas del cartel salvo uno, llegó después de querer ser reconvertido en «reparación moral», con un gasto de 160.000 euros. El episodio vuelve a situar a Castilla y León ante un nuevo ridículo político con medidas a golpe de ocurrencia y de espaldas a una sociedad que merecería más seriedad en todos sus gobernantes.
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