![Votamos mal, votamos raro](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/201909/22/media/cortadas/Ambos2-kPFC-U90200552964bSH-624x385@El%20Norte.jpg)
![Votamos mal, votamos raro](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/201909/22/media/cortadas/Ambos2-kPFC-U90200552964bSH-624x385@El%20Norte.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
Vuelven a pedirnos a los españoles que votemos en unas elecciones generales. Será el 10 de noviembre. Será la cuarta vez que lo hagamos desde noviembre de 2015. Vamos a una por año, como las colonoscopias en pacientes de riesgo. En las tres ocasiones anteriores, ... la sociedad española determinó que ninguna formación pudiese gobernar sin apoyos, activos o pasivos, de otras fuerzas políticas. Es decir, que los españoles cuando hemos votado hemos pedido consensos y pactos de gobernabilidad. Tres veces ya. La moción de Pedro Sánchez, presidente en funciones, es una anomalía –legítima, aunque anomalía– que ha creado la ilusión de un gobierno monocolor en minoría. Pero tal cosa fue armada gracias a un pacto anti Rajoy que iba a servir para convocar rápidamente nuevas elecciones. La cosa se alargó porque el presidente se olvidó pronto de sus intenciones iniciales. Sin embargo, lo normal, y así lo hemos vivido en la constitución de ayuntamientos y gobiernos autonómicos, es que, si varias fuerzas deben acordar un gobierno, creen ejecutivos mixtos. Y negocien. Y compartan y cedan. Puestos a poner ejemplos, está el de Castilla y León, del que hablaremos después, el de Valencia o, sobre todo, el de Navarra, donde el PSOE ha integrado a algún consejero propuesto por Podemos. Eduardo Santos, de Políticas Migratorias y Justicia, para ser exactos. Cuando Sánchez dice que le alivia no haber aceptado a determinados ministros podemistas en su gabinete, uno se tiene que reír. En el PSOE no quieren que se hable de Navarra. Les fastidia. No es extraño. Un servidor lleva tiempo, meses incluso, advirtiendo que esa comunidad representa un nudo de incoherencias grave, muy difícil de explicar en la propia Comunidad Foral e imposible fuera de ella.
Resumiendo, las últimas ideas del líder socialista son tres. Una, la oposición no deja que yo sea presidente. Lo dice quien ha basado su renacimiento político en la tozudez más rígida. Dos, el electorado debe ser más claro cuando vote en noviembre. Votamos mal. O complicado. O, como nos cantaría Fito, raro. «No digo diferente, digo raro. Ya no sé si el mundo está al revés o soy yo el que está cabeza abajo». Y tres, ya duermo mejor porque hemos mantenido el Consejo de Ministros a salvo de Podemos. ¡Y mira que lo intentó el PSOE en la investidura fallida! Si tuviese que definir la relación entre Iglesias y Sánchez con una canción, elegiría –como casi siempre– una de Sabina. «...porque una casa sin ti es una emboscada. Y sin embargo cuando duermo sin ti, contigo sueño. Y con todas si duermes a mi lado».
Sobre Castilla y León: aquí convivimos con algunas particularidades. Hay un gobierno bicolor PP-Ciudadanos que se verá afectado por la exigencia de marcar distancias a la que obliga todo proceso electoral. Cualquier cita con las urnas es una prueba para los partidos y a ella se presentan 'todos' los políticos, no solo los que aparecen en las papeletas, pues 'todos' se ven concernidos y contagiados. Veremos seguramente más distancia entre los de Mañueco y los de Igea. Aparentemente, nuestra región sería uno de los lugares en los que mejor podría recibirse la propuesta de coalición electoral –'España Suma'– que le plantea PP a Ciudadanos. Pero, por un lado, es muy difícil que el PP no gane escaños a nada que reciba votos de Vox o Ciudadanos. Además, ya no existe el miedo a la derecha que pudo activar el voto del PSOE; o al menos no existe con la intensidad de abril.
En el PP de Castilla y León, en cuya sede no se dispone de más información sobre 'España Suma' que la que publican los medios, consideran el mensaje más un modo de escenificar el liderazgo de Casado como referente del centro derecha que un deseo real y practicable en el Congreso –más fácil resultaría en el Senado– que agruparse en listas conjuntas. Y por otro lado, en Ciudadanos consideran que ya han dado bastantes muestras de verse sobrepasados por el PP en su pugna por el liderazgo de su bloque ideológico. En realidad, a unos y otros les inquieta –al margen del resultado final, que seguramente será más positivo para los populares que para los naranjas– el riesgo cierto de que la campaña quiebre el estable equilibrio de fuerzas logrado entre ambos para la región. Un Ciudadanos más fuerte o más débil electoralmente –ni que decir tiene si al final terminara pactando el gobierno del país con el PSOE– podría alterar la gobernabilidad de Castilla y León. Consecuencia de todo ello: el PSOE será el único que le ponga salsa a la próxima campaña en la región.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.