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Westminster, visto desde la otra orilla del Támesis. AFP
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El óxido de los días ·

Conocer Nueva York, Paris o Londres es algo que hay que hacer pronto, como parte de tu formación más básica

José F. Peláez

Valladolid

Martes, 21 de enero 2020, 07:32

La primera vez que salí de la península fue en el viaje de fin de curso de COU, con diecisiete años: Francia, Bélgica, una cosa típica. Luego, ya con veintidós, pasé un verano destrozando mi inglés en Londres. Llegué con un delicado acento Windsor y ... volví con un 'slang' barriobajero aderezado con notas tercermundistas, gracias a mi sobreexposición al inglés de mis compañeros de trabajo, que no eran exactamente refinados lores, sino más bien pakistaníes disléxicos, indios holgazanes, irlandeses borrachos, maleantes sudafricanos y otras perlas de la creación divina. Los pubs tampoco ayudaron. Gracias a comunicarme con todas aquellas inglesas borrachas, ahora mi inglés habitual es el de un macarra a las cinco de la mañana. Supongo que pasaría lo mismo si intentaras aprender español en las noches de una taberna flamenca; terminarás sonando a Jesulín pasadito de manzanilla de Sanlúcar.

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