Vivamos, pues, en el estrés
El espigón de Recoletos ·
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El espigón de Recoletos ·
«España arde en llamas y bochorno, y también en caraduras sin escrúpulos de escaño caro y croqueta mental y vermú de la desvergüenza en los callejones de Carrera de San Jerónimo»Los políticos son la ola de calor, la noticia del momento, el debate sobre el estado de la nación y la petición por parte de Unidas Podemos de la creación de un impuesto a las grandes fortunas y la subida del IRPF a las rentas ... superiores a 10.000 euros mensuales. La estanflación sobrevuela haciendo círculos sobre una España estival que languidece haciendo propuestas de resolución –sin solución– que negocian sus señorías –sin señorío– aumento de gasto militar al dictado de Biden y una nueva reforma laboral que será o no quedará nadie por aquí.
Podemos iba a hacer la revolución, el PSOE iba a hacer políticas sociales y el PP iba a hacer la leal oposición, y entonces se ha quedado todo en sainete, en vodevil, en el estado de la nación y en el escudo social del capitán Sánchez, pamema que un devastador informe de Human Rights Watch realizado por el investigador Kartik Raj, especializado en pobreza y desigualdad de Europa, acaba de calificar ayer de fracaso: «La gente pasa hambre en España» porque tenemos «un sistema de prestaciones sociales bastante débil».
Un golpe de calor y de realidad, vamos, con su 20% de incremento de riesgo de accidente de tráfico cuando suben los grados Celsius, el costumbrismo, el volumen de la tele cuando los anuncios, las rutinas de siempre y el nivel de alcohol en la sangre. Un estudio científico asegura que por cada grado que aumentan las temperaturas, la mortalidad relacionada con la salud mental crece un 2,2%, y el Instituto de Salud Carlos III acaba de decir que existen asociaciones «robustas» entre las olas de calor y los desórdenes emocionales y del comportamiento del personal, que anda últimamente sin juicio ni beneficio.
España arde en llamas y bochorno, y también en caraduras sin escrúpulos de escaño caro y croqueta mental y vermú de la desvergüenza en los callejones de Carrera de San Jerónimo, y que nos invitan e incitan a que vivamos, pues, en el estrés.
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