Las urnas se han abierto este domingo en Galicia y Euskadi, y no parece que los votantes estén hartos de tanta cita electoral. El desafío de este 12 de julio es elegir a los mejores sin poner en riesgo la salud de nadie. Pedro Sánchez ... fue tajante ante la crisis del coronavirus: decretó el estado de alarma y lo prorrogó en el Congreso de los Diputados hasta cuatro veces entre críticas inverosímiles y dañinas de la oposición. Ahora, en la nueva normalidad, los responsables de las autonomías comprueban que no es lo mismo predicar que dar trigo. El Govern de Cataluña ha ordenado el confinamiento de todas las residencias de ancianos de la región sanitaria de Lleida y Pirineo. Antes ya tuvo que acordar el cierre perimetral de la comarca del Segriá, que afecta a 210.000 personas.

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Al president Torra la oposición en Cataluña le echa en cara su falta de previsión al no haber tomado medidas ante el riesgo que implican situaciones ya conocidas, como la campaña de la fruta o el control de la situación laboral y sociosanitaria de los temporeros. Inasequible al desaliento, el president ha descargado la culpa en el Gobierno central alegando un motivo más, dijo, para justificar su independentismo.

En Galicia y en Euskadi los comicios de hoy se ven empañados por el miedo al contagio. Con la comarca de A Mariña (Lugo), parcialmente confinada, el candidato del PP Alberto Nuñez Feijóo ha ido cambiando el discurso. En un principio la Xunta se negaba a limitar la posibilidad de votar, ahora ha establecido que los electores con síntomas no puedan acudir a las urnas. También ha reducido el confinamiento de siete de los catorce ayuntamientos afectados. A lo que parece, hay nervios en la formación que fundó Manuel Fraga. En el País Vasco, ya se sabe que 200 diagnosticados de padecer la enfermedad no votarán por disposición del Ejecutivo presidido por el PNV, y si lo hicieran cometerían un delito contra la salud pública. Esta decisión ha sido cuestionada por varios juristas que apuntan la gravedad de limitar el derecho al voto. Consideran que hubo tiempo suficiente para prever soluciones alternativas

Para el PP en Euskadi, a la pandemia se añaden otros problemas. La recentralización que marca Pablo Casado irrita a los populares vascos que conocen bien la dificultad de lanzar allí el mensaje de la derecha, sin acomodarse a la realidad del terreno. En este punto, se marcan también las diferencias entre los candidatos del Partido Popular: Núñez Feijóo haciendo campaña a su aire; Iturgáiz bajo el directo control de Casado. Es evidente, el coronavirus contamina la política.

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