En conmemoracuión del 150 aniversario del nacimiento de Mahâtma Gandhi y en recuerdo en su 93 onomástica del maestro Millán Santos
Jesús Ojeda Guerrero. investigador en Ciencias Sociales
Jueves, 7 de noviembre 2019, 07:33
En enero de 2009 circularon por las ciudades de Barcelona, Madrid, Málaga y Valencia autobuses con una llamativa publicidad en sus laterales: «Probablemente, Dios no existe. Deja de preocuparte y goza de la vida»; un conjunto de colectivos ateos de Barcelona fueron los promotores. Simultáneamente ... una propuesta semejante inglesa se realizaba en Londres. Más allá de las replicas episcopales católicas, que las hubo, y de su origen calificado de «vengativo» por responder a la «amenaza» de una web cristiana inglesa que reservaba para los ateos convictos y confesos una estancia eterna en el infierno, ardiendo permanentemente en un lago de fuego, sería oportuno hacer memoria, en estos tiempos de comunicaciones banales y reducidas reflexiones, de la trayectoria vital de dos hombres singularmente religiosos, y a la vez incuestionablemente apasionados por vivir y aportar sentido a la existencia humana. Desde la opción en que cada uno se sitúe, creyente, agnóstico, ateo o indefinido, una vez que se profundiza en lo que ha sido su quehacer vital y su dimensión de compromiso ético y social, se hace necesario indagar sobre su sentido espiritual. En el caso de Gandhi, a una escala más amplia, dentro de los procesos de descolonización de la India, y en el del cura Millán, a escala más reducida, pero con gran incidencia en los ámbitos de las comunidades de barrio y en los caminos de la educación de adultos. Lo cierto es que no deja a nadie indiferente y, en rigor, provoca una pregunta radical: ¿de dónde nace su compromiso de estar al lado de la gente, de los débiles, los necesitados, los pobres y la clase trabajadora?
El mismo Gandhi nos habla del sentido especial que tiene para él la palabra religión, lo toma de los devotos 'pranamis', el no estimar en más una religión que otra. Se trata de un entender la religión que trasciende al hinduismo; ella transforma y vincula de una manera indisoluble a la verdad que se encuentra en cada uno de los seres humanos y que purifica todas las cosas: «Esa realidad, indeleble e interior al hombre, es la que nos exige sacrificios, que nunca serán demasiados, por encontrar su expresión más completa» ('Selections from Gandhi', 1948: 223). A pesar de sus esfuerzos por lograr una mística de práctica continua, no pasó de ser un experimentador de vida religiosa. Sin embargo no se entendería su acción política si no es bajo la búsqueda constante de la verdad, y esta identificada con el concepto de Dios. La verdad, como Dios, es naturalmente, en su concepción hinduista, el absoluto. Aunque la verdad percibida por las personas es relativa, cambiante según su estilo de vida; sin embargo, no por ello deja de estar en un progresivo perfeccionamiento. Él confiesa no haber visto a Dios, y por tanto no lo conoce; ahora bien: «He hecho mía la fe que el mundo tiene de él. Esa fe está tan arraigada dentro de mí que me parece tan cierta como una experiencia directa» ('An autobiography'…, 1948:341). Esta exigencia primaria de búsqueda de la verdad ('satyagraha') exige poner en práctica las tácticas que ayuden a resolver los conflictos que impiden satisfacer las necesidades humanas. A través de tal esfuerzo, intenta convencer al oponente –nunca enemigo–, con el ejemplo del sufrimiento libremente aceptado. Idealmente no debe existir la coerción moral porque de esta forma ninguna de las dos partes se sentirá humillada, haciendo uso de la no-violencia ('ahimsa') como herramienta de una ética solidaria. Decía hace un tiempo en la revista 'Disenso' el pensador canario Juan Claudio Acinas que a veces hacemos olvido de que el campo de lo posible es mucho más amplio de lo que creemos, y son «la pasión, la fe o la voluntad» las fuerzas que agrandan constantemente los límites en la resolución de los conflictos, citando una expresión esperanzadora repetida por Gandhi: «Todos los días vemos realizarse cosas que no podían ni imaginarse el día anterior» (octubre, 2005).
«El ser mensajero de la buena nueva conlleva una relectura de los textos bíblicos dentro de una experiencia histórica determinada, agudiza la conciencia crítica y sitúa a la persona en una interpretación religiosa de responsabilidad política», escribía Millán en uno de sus cuadernos personales. Para él, la reflexión sobre la propia experiencia de la vida compromete, interpela y ordena la práctica de la justicia, y la única imagen de Dios es la del ser humano con el que hay que construir la historia de la salvación. «Vivir entre los hombres», expresión muy utilizada por él y que toma de la filósofa judía Hannah Arendt, el estar al servicio de los pobres haciendo propios sus intereses e incorporando su punto de vista para poder 'leer' los textos evangélicos con fe mesiánica, esta era su visión de la religión; solo desde ahí se pueden descubrir «las grietas» de la provocación de la historia en la búsqueda de una nueva sociedad. El pueblo, que es base y tiene un fino sentido de la realidad, un olfato especial para saber dónde empieza la verdad y termina la mentira, es profundamente sensible a las injusticias: «En la base es donde aparece la figura de Jesús de Nazaret que vino a liberar a los pobres y oprimidos (Lucas 4, 18…), y les llama bienaventurados. En la base está el realismo de la vida, es desde donde se aprende a vivir la solidaridad». Gandhi, por su cuenta, creyó ver en el Sermón de la Montaña lo más valioso de la aportación del cristianismo en la búsqueda de la verdad.
El tener conocimiento de la visión religiosa de estos hombres nos hace sentir a algunos una simpatía especial por ellos, y celebrarlo afirmando que el árbol de la humanidad se engrandece con el ejemplo de su existencia.
Límite de sesiones alcanzadas
El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a las vez.
Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Sesión cerrada
Al iniciar sesión desde un dispositivo distinto, por seguridad, se cerró la última sesión en este.
Para continuar disfrutando de su suscripción digital, inicie sesión en este dispositivo.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.