

Secciones
Servicios
Destacamos
Es el mandamiento número uno de nuestra contemporaneidad: «Sé tú mismo». Se lo encontrarán en entrevistas, en testimonios de autoayuda, en tertulias serias y frívolas, ... en la mitad de las series de televisión y, por descontado, en las películas; en montones de ellas. Sin ir más lejos en la taquillera 'Barbie' que desemboca justo ahí, en la importancia de autoexpresarse.
Suena bien, por descontado. ¿Quién querría ser algo distinto de uno mismo? ¿Quién querría ser otro, no como juego o como oficio (actoral), sino como autoimpuesto flagelo? El problema es saber quiénes somos. Y no deja de sorprender, un poco, el énfasis que se pone en el ser, frente al muy menor de 'conocer'.
Los clásicos lo tenían muy claro. 'Conócete a ti mismo' es el verdadero reto. Y una vez que nos hayamos aproximado a tal meta, ¿quién despreciaría lo que ha descubierto? No haría falta alguien que le diera consejitos. Caería por su peso.
El problema del imperativo socrático es que presupone que hay una realidad dada a la que deberíamos someternos, una vez descubierta, y esta idea causa muchos problemas a nuestra contemporaneidad. Estamos instalados en la apoteosis ultra neoliberal y tendemos a interpretar cualquier condicionante, cualquier vínculo, cualquier realidad no elegida como un obstáculo a remover. Lo hacemos en nombre de esa 'verdadera identidad' que sólo aparecerá cuando hayamos derribado todos los códigos, todas las expectativas y todas las sugerencias de vida. Y, al mismo tiempo, cuando lo hayamos probado todo, pues sólo metiéndonos en todos los charcos podemos saber lo que nos gusta y lo que no, según el nuevo dogma de nuestro tiempo.
A esto se añade otro detalle: la nuestra es una cultura que, en muchas facetas y dimensiones, ha dado prioridad al hacer sobre el conocer. De ahí que la expresión que estamos comentando tenga una formulación 'en b': 'Hazte a ti mismo'. Un lema que, de nuevo, contiene una parte de razón: todos nos hacemos en el hacer, en el hecho mismo de caminar vamos encontrándonos y encontrando el modo de relacionarnos con los demás. Pero es esta una forma de estar en el mundo que sigue siendo de escucha: estamos a la expectativa, dispuestos a descubrir lo que la vida nos vaya desvelando, pero no pretendemos llevar las riendas de nuestro destino. A lo sumo, llevamos las riendas de nuestra búsqueda, de nuestra duda y de nuestros anhelos.
En cambio 'Hazte a ti mismo' sugiere que uno mismo es materia prima con la que puede construirse cualquier cosa. Usted elige lo que hace con ese barro humano que resulta ser su verdadera naturaleza. 'Hazte a ti mismo' suena demasiado parecido a 'Hágalo usted mismo', y sugiere que la gran meta de nuestra vida es el bricolaje de la propia existencia.
Pero, que el hombre decida fabricarse a sí mismo no es tan buen negocio como pueda parecer. Si bien en un primer momento nuestro gesto creador nos hace sentirnos Dios, enseguida descubrimos que lo que de verdad ha pasado es que nos hemos transformado en mercancía, como nos alerta el pensador Fabrice Hadjadj. La idea de crearse una 'marca personal', a costa de promocionarnos y vender nuestros talentos como si estuviéramos vendiendo la Coca Cola, expresa muy claramente esta paradoja de la autoafirmación convertida en servidumbre.
De modo que quizás sea mejor ser más humildes: intentar conocerse y no traicionarse en lo evidente, y luego dejar que la vida nos vaya desvelando las claves de nuestro ser y de nuestra relación con los demás. Mejor estar abiertos que estar obsesionados con el propio ego.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.