Se acaba de cumplir el 75 aniversario del final de la II Guerra Mundial que produjo 60 millones de muertos. Un nuevo Día de la Victoria frente al nazismo y al fascismo, que se celebró en la intimidad de los líderes políticos de cada país ... , empañado por el azote de virus que ha puesto en jaque al mundo entero. A unos más que a otros. Por ejemplo, Merkel protagonizó un solemne acto en Berlín donde planeó algunas intenciones perversas de cuestionar el papel de las víctimas y los verdugos.
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La actitud de populistas y nacionalistas radicales añorando el nazismo y atizando la xenofobia y el racismo contra los inmigrantes a través de las redes sociales, pretende encubrir el objetivo de recuperar los nefastos tiempos del III Reich. La gran mayoría de los alemanes considera aquella etapa como lo peor que haya podido hacer el hombre contra el hombre.
En el ambiente actual, los temores se concentran en los efectos de un virus que ha costado la vida de más de 275.000 personas en todo el mundo y que ha paralizado la economía mundial causando unos daños que no se conocían desde, precisamente, el final de la Segunda Gran Guerra. En Moscú, Vladimir Putin vio frustrado su intento de concentrar a su lado a numerosos líderes mundiales para conmemorar que la mitad de los muertos de la guerra fueron ciudadanos rusos y, de paso, recibir un espaldarazo internacional para su figura cuando su popularidad es la más baja en muchos años y ve peligrar su ambición de reforma constitucional para poder presentarse a dos legislaturas más y seguir en el Kremlin hasta 2036, más tiempo que el papá Stalin.
La covid-19 fue el argumento perfecto para que todos excusaran tan comprometida invitación. Macron lo celebró en París y el príncipe Carlos en Londres. Un denominador común de todos los actos: sin público. Los civiles cuyos familiares sufrieron los horrores de la contienda mundial no pudieron demostrar con su presencia en este 75 aniversario su decidido apoyo a la libertad y a la democracia. Al otro lado del Atlántico, Trump no tenía unas condiciones favorables para celebraciones porque en su afán por el 'América first' y por 'Make América great again' se despertó con el 14,7% de desempleo.
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Un mes de abril estrepitosamente negativo para los principales argumentos electorales de Trump que son garantizar los salarios y la permanencia de las empresas con un proteccionismo absoluto y rompiendo las reglas multilaterales del comercio. Quizá para evitar males mayores promovió que se mantuviera el acuerdo comercial con China que había amenazado con romper. Desde las terribles contiendas del siglo XX, el mundo no se había visto tan amenazado como hasta ahora. Un enemigo diminuto pero mortal.
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