Veto en el Campo Grande

Vaya por delante que no le doy al pitillo desde hace varias décadas, pero dudo que el consejo, además de no beneficiarme, se tome porque sea peligroso cruzarse con alguien que lo va haciendo. Durante más de quince años los ex-adictos nos hemos beneficiado del veto a fumar en bares, restaurantes, trenes, autobuses y otros sitios cerrados donde la humareda no dejaba ver el bosque, pero me parece una pasada aplicarlo a un espacio amplio y ventilado.

A servidor no le molesta que un tipo vaya dando caladas en ese sitio porque confieso que llevo mucho peor toparme con los que escupen en la calle, vocean en las terrazas a altas horas de la noche o han logrado que el ruido del escape de su vehículo recuerde a algunos bombardeos recientes. Ahora que el Ayuntamiento se ha puesto tan saludable, espero que se tome en serio esas otras actividades que incordian bastante más que un cigarrillo consumido en un sitio abierto de par en par.