Las noticias más leídas del sábado 8 de febrero en El Norte de Castilla

Quizá sean las fechas estas que todo lo invaden. Quizá sea todo lo que era sólido y que ahora es memoria barroca de espumillón. Quizá sea que no me queda más que la esperanza, que diría el poeta o el pregonero. Pero pasa que es ... ahora, con la vacuna recorriendo células, lípidos, glóbulos y cañerías cuando hay que pasar factura. Por el sufrimiento sufrido (sic), por esos atardeceres que nos robaron y por esos amaneceres que tenenos en la inopia.

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Es verdad que cuando nos secuestraron sufrimos, y que quizá por eso haya que renacer. Renacernos a nosotros mismos. Yo siempre he odiado la trascendencia -mala novia- en la escritura. Pero es que hemos llegado a un punto de no retorno. Todo será mejor a partir de ahora. Y si no, cápsula moral de cianuro. Aunque no nos callarán, y los periódicos seguirán saliendo. Sólo faltaba. Y los bares cantarán su canción exacta de coruja y lechazo.

Lector, lectora, no se preocupe. Está usted/'usteda' hecho/a de la materia de la que se forjan los espíritus más resilientes. Hemos pasado por todo. Algo peor que una Guerra Civil porque, en puridad, ni siquiera queda el alivio perverso de la venganza retestinada.

Yo sé que en este nuevo año vamos a mejor. La Humanidad al completo merecía una prueba de estrés y la ha tenido. Que nadie nos robe el patrimonio del sufrimiento porque de ahí, como del páramo en enero, brotará lo que tenga que brotar.Me he puesto una careta de Batman y he sido feliz.

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Perdonen la esperanza. Tengo un principio de gota, a las horas clave, y le hablo en verso hasta al perro. Nos espera la gloria, castellanos.

Nos espera en nada, ahí, entre el pinar y la cencellada.

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