
Un año más hoy celebramos el Día Mundial de la Educación Ambiental, una conmemoración que, en estos momentos, quizás más que nunca, tenga una importancia ... capital. De unos años a esta parte y desde diferentes ámbitos de la sociedad, se ha venido trabajando, de una manera muy seria y concienzuda en la creación de una concienciación ambiental. Sinceramente, creo que se ha hecho bien; hoy se ahorra agua, se separa y se recicla, se consumen productos de cercanía, se consultan las ecoetiquetas…Algo impensable hace unas décadas.
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Pero ahora la sociedad demanda pasos más largos y amplios. Sí según los últimos sondeos la población europea manifiesta una gran preocupación por los efectos que está teniendo el cambio climático en nuestra sociedad, es que se ha dado cuenta, quizás por el efecto covid-19, que medio ambiente y salud van de la mano.
Ha costado, pero ya ha calado en la ciudadanía: cuanto más cuidemos nuestro planeta, más estaremos cuidándonos a nosotros. Porque hasta ahora el ser humano estaba poniendo en riesgo todos los recursos naturales, todos los pilares de nuestra salud, aquellos que nos hacen sobrevivir: el agua, el aire que respiramos, los alimentos que comemos…. Es una batalla absurda, como bien dijo la Doctora María Neira recientemente, luchar contra lo que nos permite vivir. Si nuestros ecosistemas están cuidados y mantienen ese equilibrio, que ellos mismos han generado, todos los seres vivos del planeta tierra se verán beneficiados.
La base del respeto y del cuidado del medio ambiente, ya está en nuestro ADN. Ahora los siguientes pasos deben dirigirse a un cambio de mentalidad y de hábitos de vida de cada uno de nosotros…y de las instituciones. Ya no se pone en duda que, con nuestro estilo de vida, consumista, acelerado y de fuerte impacto sobre el medio ambiente, vamos por el camino equivocado. La sociedad civil, como bien viene reclamando la Asociación Española de Educación Ambiental, tiene que ser quien tome protagonismo para que, desde la ciencia, la educación, las asociaciones, los medios de comunicación…, se afirme con claridad este necesario cambio de paradigma que conduzca a que cada uno de nosotros, tome decisiones individuales que harán aumentar nuestra sensibilidad ecológica.
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Cuanto más justa sea la sociedad, más transparente y participativa, mayor será la capacidad de cada individuo de aportar su necesario granito de arena en pro del beneficio común. En un mundo tan tecnológico, no nos hemos dado cuenta de que el mejor software, hardware o inteligencia artificial, es el que tenemos en nuestra biodiversidad. Ella sí que es capaz de frenar un virus.
Siendo evidentes como son los impactos de nuestro actual modelo económico, no cabe duda que la educación ambiental debe ir por la creación y generación de una nueva cultura que aleje los mensajes consumistas y materialistas, que ahora mismo invaden todos los ámbitos de la comunicación y en todos sus formas posibles.
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Estos valores, en la acepción de actitudes que aportan valor a las personas que lo asumen, traerán, en un corto espacio de tiempo, unos nuevos estilos de vida que se basarán en la responsabilidad y en la sostenibilidad. Cuanto más formada esté la ciudadanía en estos valores, mejor será nuestro medio ambiente y consecuentemente nuestra salud, física y mental.
La educación ambiental debe ser amplia, en el sentido de abarcar a todos los sectores sociales. Las iniciativas deben llegar a los adultos igual o más que a los niños, porque son ellos los responsables, por acción u omisión, de los daños ambientales, y además siempre son el espejo en el que los pequeños se miran, tanto en los comportamientos como en los mensajes que lanzan los mayores, sus referencias.
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Nuestro compromiso tiene que ser claro y estar encaminado a romper los desequilibrios entre nosotros y la naturaleza. Tenemos que asumir nuestra responsabilidad individual. Tenemos que abrir todos los canales posibles para que los mensajes ambientales lleguen a todas las partes. No podemos ser conformistas. Tenemos que ser intransigentes contra aquellos que no luchan por la casa común. Podemos hacerlo. Debemos hacerlo. No por nuestros hijos o las generaciones futuras, sino por la nuestra. Por nosotros y por los nuestros. Por nuestra sociedad.
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